El paso entre Táchira y Norte de Santander, la frontera más dinámica de Venezuela con Colombia, fue reabierto este sábado después de casi cuatro meses cerrado por orden del presidente Nicolás Maduro, medida que supone un alivio para miles de personas que a diario buscan llegar a la ciudad de Cúcuta.
Desde la madrugada del sábado, miles de personas se amontonaron del lado venezolano del puente internacional Simón Bolívar, que conecta a San Antonio del Táchira con Cúcuta, con la esperanza de cruzar a pie la frontera sin mayores obstáculos por parte de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y aprovechando la reapertura anunciada el viernes por Maduro.
Esta medida está dirigida solo a los cruces fronterizos entre el Táchira y Norte de Santander, en concreto con Cúcuta, su capital, pero no al resto de regiones limítrofes, y tampoco supone la reapertura total de la frontera, clausurada para el paso de vehículos por orden de Maduro desde agosto de 2015.
Los dos países comparten una frontera de 1,378 millas que fue cerrada también para peatones el pasado 22 de febrero cuando el Gobierno venezolano puso contenedores en los puentes que llevan a Cúcuta para impedir la entrada de una caravana de ayuda humanitaria liderada por el presidente del Parlamento, Juan Guiadó, reconocido como mandatario interino por más de 50 países.
Pero este sábado, con los primeros rayos de sol cruzó el puente una multitud cargando maletas y grandes mochilas con la esperanza de conseguir en Cúcuta los productos básicos y medicinas que no se consiguen en Venezuela.
Según Migración Colombia, en las primeras seis horas de apertura entraron al país desde Venezuela cerca de 18,000 personas “por los pasos habilitados en Norte de Santander”.
“Venimos haciendo un seguimiento al comportamiento de los ocho pasos fronterizos que tenemos con Venezuela, sin que hasta el momento se presenten novedades”, afirmó el director general de Migración Colombia, Christian Krüger.
Merwin León, un hombre de 38 años, oriundo de Puerto Cabello, en el estado de Carabobo (norte), dijo a Efe que el cruce por el puente Simón Bolívar fue “rapidito, sin ningún problema”.
En los casi cuatro meses en que estuvo impedido el paso de peatones hacia Cúcuta la GNB solo permitía la circulación de personas enfermas, embarazadas, ancianos y estudiantes, como el caso de Indra Montilla.
“Puedo pasar por el puente porque como traigo a mis hijos he podido, y anteriormente embarazada, también pude pasar”, dijo a Efe.
Quienes no hacían parte de estas categorías especiales tenían que recurrir a las numerosas trochas que atraviesan el río Táchira, frontera natural entre los dos países, y que son controladas por bandas criminales que en las últimas semanas protagonizaron tiroteos en sus disputas por el contrabando y por el cobro de 5,000 pesos ($1.50 dólares) a los viandantes.
“No fue para nada buena la experiencia de cruzar por la trocha”, explicó León al comparar su paso a Cúcuta este sábado con uno que hizo semanas atrás por uno de esos caminos ilegales.
Sin embargo, centenares de personas, como Kimberly Guarín, de 26 años, seguían transitando este sábado por las trochas porque, a pesar del peligro que suponen, hay quienes prefieren esos caminos por ser más rápidos.
“El puente está colapsado, hay demasiadas personas y los que necesitan viajar quieren salir rápido, por eso se vienen por las trochas”, dijo.
Adicionalmente, las trochas se tornan resbaladizas en la época de lluvias, lo que implica un peligro adicional.
“Al principio, cuando cerraron y pusieron los contenedores, me tocó pasar por la trocha; en una oportunidad, como en el cuarto viaje, me caí, fue horrible porque a raíz de eso perdí hasta un diente”, relató a Efe la venezolana Beatriz Graterol, de 59 años.
Por todo ello, Krüger expresó su alegría por la reapertura parcial porque, según dijo, “el pueblo venezolano ya no tendrá que lanzarse a las trochas para poder llegar a Colombia”, al tiempo que instó a Maduro a “retirar los obstáculos que hay sobre los puentes internacionales” para que haya “una migración ordenada y segura”.
Cúcuta está comunicada con San Antonio por el puente Simón Bolívar, mientras que el Francisco de Paula Santander la une a la localidad de Ureña, también en el estado Táchira.
Un tercer puente, el de Tienditas, terminado en 2016, nunca fue puesto en servicio, mientras que el de La Unión es una estructura más pequeña y está situado entre las localidades de Puerto Santander (Colombia), cercana a Cúcuta y la venezolana de Boca del Grita.
Según un informe divulgado esta semana por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR), el número de venezolanos que han abandonado su país a raíz de la crisis superó ya la barrera de los cuatro millones, de los cuales más de $1.3 millones se han establecido en Colombia.