Maestros inventores contra campeones del mundo


El Inglaterra-Italia es, posiblemente, el clásico menos clásico entre las grandes rivalidades europeas a nivel de selecciones. Se han enfrentado en 27 ocasiones con 10 triunfos italianos, nueve empates y ocho victorias inglesas, pero solo ocho de esos duelos fueron de competición oficial. Italia, por ejemplo, se ha cruzado con Francia en 39 partidos, con España en 38 y con Alemania en 35. Inglaterra llega a los 32 contra los germanos, 31 ante los galos y 27 ante los españoles.

Nunca hasta ahora se habían jugado frente a frente una de las grandes competiciones internacionales. Italia luce cuatro estrellas de campeón del mundo, ganó la Eurocopa de 1968 y perdió las finales de 2000 y 2012. Inglaterra ganó su Mundial (1966) y nunca había llegado a una final de la competición europea. Sin embargo, en sus 88 años de enfrentamientos hay partidos que alcanzaron la categoría de batallas.

El primer duelo data del 3 de mayo de 1933 en el Olímpico de Roma con Benito Mussolini como testigo (1-1). Los locales se preparaban para el Mundial de 1934 que terminaron ganando como organizadores. Era la lucha entre dos módulos de juego. El método (2-3-2-3) que practicaba Italia con Vittorio Pozzo en el banquillo, contra el sistema (3-2-2-3) inventado por Herbert Chapman, técnico del Arsenal, que también dirigía a la selección.

Ausentes en el Mundial porque, como inventores del juego, se pensaban los mejores del mundo y no tenían que demostrarlo, Inglaterra sí propuso un año y medio después un amistoso contra los campeones. Italia visitó Highbury, el desaparecido estadio del Arsenal, a 20 kilómetros escasos de Wembley, con nueve de los 11 jugadores que habían disputado la final en junio contra Checoslovaquia.

Italia se quedó rápido con un hombre menos. Al argentino nacionalizado Monti le partieron, literalmente, un pie. El partido se fue al descanso con un claro 3-0 pero los campeones del mundo no estaban dispuestos a sufrir una derrota humillante. Su reacción fue épica y un tanto violenta, al decir de las propias crónicas italianas. Giuseppe Meazza marcó dos goles y a punto estuvo de empatar, pero los métodos utilizados en esa segunda parte no fueron los más deportivos. Un jugador inglés acabó con la nariz rota, otro con una pierna destrozada y un tercero con un brazo fracturado. Algo parecido a lo que había sucedido durante el Mundial 34 contra España. De la batalla de Florencia a la batalla de Highbury.

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La rivalidad estaba servida. Italia no ganó ninguno de los ocho primeros enfrentamientos. La primera victoria llegó después de 40 años. En 1973, en Turín, con goles de Anastasi y Capello. Para el primer triunfo a domicilio, en Wembley, solo tuvieron que esperar cinco meses, y Capello volvió a ser protagonista marcando en un gran contraataque el gol del triunfo a pase de Chinaglia. En esos tiempos se ponderó que un centrocampista como Capello marcara esos dos tantos en dos partidos consecutivos. En toda su carrera en la selección marcó ocho en 32 partidos. Con los años, el jugador, ya hecho técnico, dirigió a la selección inglesa (2007-12)

Italia no conoce la derrota en los partidos de las fases finales de los Mundiales: 1990 (2-1) y 2014 (2-1); ni de las Eurocopas: 1980 (1-0) y 2012 (0-0). El más trascendente de todos ellos fue el partido para el tercer y cuarto puesto en Italia 90. Los locales llegaban de perder por penaltis las semifinales contra Argentina e Inglaterra de hacer lo propio ante Alemania. Schillaci, que había llegado como suplente al Mundial, decidió de penalti la final chica a cuatro minutos del final (2-1) y se proclamó máximo goleador del torneo con seis tantos.

En los últimos años, hay color azzurro. Los británicos solo han vencido en uno de los siete últimos partidos… e Italia juega con la historia. Es 11 de julio, el mismo día que en 1982, se proclamó campeón del mundo.

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