Para gozo y disfrute de la patronal (presuponemos), está la cosa un poco floja de puentes en los meses venideros. Pero alguna esperanza cabe en el de diciembre, y no debemos olvidarnos de que la Semana Santa, que en 2023 cae medianamente bien, a Dios gracias. En cualquier caso, con el otoño ya
asomando la patita y sufriendo, ya mismo, la cortedad de los días y lo prolongado de las lluvias, necesitamos soñar con escapadas, viajes cortos de esos que le reconcilian a uno con la rutina de la España que madruga, y que trasnocha, pero que tiene que salir de la cama para ganarse los garbanzos.
Un lugar perfecto para esa desconexión es Málaga, la ciudad más dinámica que Andalucía, que en los últimos años se ha puesto, además, preciosa y con un montón de sitios muy interesantes.
La playa es una opción que se alarga en esta tierra bendita; no en vano, estamos a mediados de octubre y la capital de la Costa del Sol va a tener unas máximas de 28 graditos, ideales para calzarse el bañador y recuperar el tonito perdido. Si ustedes son costeros, no dejen de hacer una visita disfrutona a La Plage Casanis, un beach club fabuloso y célebre en la zona por sus espectaculares puestas de sol, gracias a que se encuentra entre las dunas de la playa Real de Zaragoza. El local del grupo Casanis, que lo está
petando en la zona con otros espacios, tiene un cómodo beach club con camas de tipo balinés para tostarse ricamente al sol mientras uno da buena cuenta de alguno de sus combinados. Si usted es más de comer, también hay un restaurante en el que conviene reservar, porque los fines de semana se pone hasta la bandera.
Catedral de Málaga
Los que sean animales de ciudad y quieran contemplar el panorama desde bien alto, entonces dense una vueltecita por La Terraza de San Juan, uno de los roof tops más singulares de la localidad gracias a sus vistas al skyline. Está pegadita a la Iglesia de San Juan, muy reconocible por su torreón y por estar en la mítica calle malagueña de las Cinco Bolas, y es un imprescindible del tardeo y de la noche de la capital, así que los vespertinos y los noctámbulos estarán de enhorabuena. Este local se ubica dentro de un hotel que cuenta, a su vez, con dos restaurantes, cuyo chef ejecutivo es Mario Rosado, un buen conocedor del recetario local. Bendito es un espacio consagrado a la cocina autóctona con buen producto de proximidad. El otro es Yubá Experience, un espacio íntimo y evocador con una cocina basada en lo más profundo de las raíces de Málaga, de sus historias y de sus pueblos, inspirada en el producto de la zona y enriquecida con aportaciones de otras culturas, que pretende reflejar el crisol que es la ciudad desde sus orígenes. Donde ahora campan rusos, británicos y alemanes, lo hicieron antaño fenicios, romanos, árabes y flamencos.
Terraza de Málaga
Otra buena idea para ir en grupo y echarse unas copichuelas y picar algo rico son los locales del Grupo Premier. Premier Centro, en Molina Larios (no la calle Larios principal, pero al ladito) es el que pilla más a mano de la zona más comercial. Está decorado con mil y una alusiones al mundo del cine, y es ideal para disfrutar de un juego de mesa o de un buen partidito en sus grandes pantallas. Y claro está, sirven unos cócteles bien pintones. ¿Qué buscan algo rápido, rico y chulo? Yo les aconsejo que hagan paradita
técnica en Le Grand Café Centro. Está en Pasillo Guimbarda, en el cogollito de la ciudad. Tiene unas hamburguesas estupendas, una terraza enorme, hacen conciertos y siempre hay jaleíto del bueno. Y sobre todo, desconecten, olvídense del móvil y hagan mindfulness del de verdad, del de siempre:
manden a la porra lo malo, al menos temporalmente, y disfruten del momento.
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