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Manuela Carmena: “Es importante que los chavales de hoy sepan de mujeres que cambiaron el mundo”

Manuela Carmena (Madrid, 1944) se mueve solícita por su casa. Familiar, cercana. No hay atisbo de impostura. “¿Un café? ¿Un té? ¿Agua?”, ofrece mientras desplaza una silla hasta el lugar en el que se sentará para la entrevista. A su derecha, un retrato suyo a carboncillo de gran tamaño ejerciendo como juez. A su izquierda, una mesa plagada de libros (varios ejemplares de sus títulos infantiles) y papeles que, como todo en el espacio de la casa en el que nos movemos, guarda un extraño equilibrio, una especie de meticuloso desorden que, inexplicablemente, transmite una calma y una serenidad propias del orden. “Tengo que llevar uno de estos libros a Ada Colau”, dice al editor señalando un ejemplar del título que acaba de publicar, Clara Campoamor, una biografía en formato álbum ilustrado de la política que consiguió cambiar las leyes españolas para que las mujeres pudieran ejercer el derecho a voto. Este viernes 12 de febrero se celebran 133 años de su nacimiento. El álbum se incluye dentro de la colección Mis pequeños héroes de la editorial Shackleton Books, que indaga en la vida de hombres y mujeres que consiguieron hacer del mundo un lugar mejor. De hecho, a la par que el título de la exalcaldesa de Madrid, publican también Luchadoras, un repaso breve a la vida de aventureras, reinas, políticas, científicas y artistas que hicieron historia. No falta en él la figura de Campoamor. “La editorial me propuso escribirlo porque pensaron que al haber sido yo también abogada, juez y política podría entender la vida de Campoamor. Y a mí me gustó mucho la idea”.

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Pregunta. No habrá sido fácil contar la vida de un personaje con tantos matices con las limitaciones de espacio que impone un álbum ilustrado infantil.

Respuesta. El texto inicial que entregué era mucho más largo. Tenía tantas ganas de contar sobre ella que busqué y busqué. Al final hubo que acortarlo bastante porque el libro tiene una dimensión concreta y muchas cosas se quedaron fuera.

P. ¿Cómo definiría a Clara Campoamor?

R. La verdad es que no sabemos demasiado de ella. Es una de esas vidas en las que todavía hay muchas cosas por investigar. Pero con lo que se sabe de ella, a mí me ha parecido una mujer apasionante marcada por dos dramas. Por un lado, la muerte de su padre. Debido a esto ella no pudo seguir estudiando. Fue un drama para ella, pero demostró una enorme fuerza de voluntad para salir de la situación en la que estaba, hizo un esfuerzo enorme para ser abogada y a partir de ahí consolidó su vida. El otro drama fue la Guerra Civil.

P. El exilio.

R. Fue un antes y un después en su vida. Hay una Clara Campoamor antes del exilio y otra después del exilio. La Clara Campoamor del exilio es una flor a la que le falta la vida, a la que le falta su ciudad, su gente. Fue de esas personas que nunca consiguieron recuperarse de lo que supuso marcharse de su país. Había triunfado en política, había conseguido el gran éxito de lograr el voto para las mujeres, pero de pronto, cuando empiezas a indagar en su vida en el exilio, te das cuenta de que la suya fue una vida diluida.

En vídeo, entrevista a Manuela Carmena.VÍDEO: EPV

P. Su biografía de Campoamor está dirigida al público infantil.

R. Me parece que es muy importante que los chavales de hoy sepan de mujeres que cambiaron el mundo. Que les recordemos a los niños que antes las mujeres no podíamos votar. Hoy se lo cuentas y se quedan sorprendidos, pero hay que recordarles que ahora se puede gracias a esta señora que está aquí en el cuento.

P. Cada vez, afortunadamente, se va conociendo más de esas mujeres.

R. Probablemente una de las tareas que tengamos pendiente en este siglo XXI sea investigar sobre la vida de las mujeres que tuvieron una importancia fundamental en la historia de la ciencia, de lo social, de la literatura, del arte en su conjunto y de las que no se sabe nada. Es importantísimo, porque es dar la capacidad a los niños y niñas para que desde muy pequeños se den cuenta de que la igualdad entre hombres y mujeres tiene una deuda con esas mujeres que han sido ocultadas, olvidadas y menospreciadas.

P. ¿Sigue ayudando el sistema educativo poco en ese sentido? ¿Siguen faltando referentes de mujeres en los libros de texto?

R. No solamente siguen faltando, sino que hay grandes mujeres de las que apenas se sabe nada. Ayer (por el martes) hablaba en una conferencia sobre Beatrice Potter Webb. Esta mujer inglesa fue la ideóloga del Estado del Bienestar en el periodo de entreguerras y, sin embargo, apenas sabemos nada de ella. A veces tengo la sensación de que es como si fueses con un candil por un camino oscuro, iluminando y descubriendo a mujeres. Hay que hacer una arqueología de la historia de la mujer.

P. Arqueología para encontrar referentes. ¿Fue Campoamor un referente para usted?

R. Siempre cuento que, cuando llegamos a la Universidad, las mujeres de mi generación no habíamos tenido el referente de madres activas en política. Estábamos viviendo el franquismo. Pero al llegar allí nos dimos cuenta de que había unas abuelas que no conocíamos, las mujeres de la República. A mí nadie me había hablado de esas mujeres. De Victoria Kent, de Clara Campoamor. Para mí conocer eso fue extraordinario. Sentí un entusiasmo enorme.

P. Hoy es usted la que despierta ese entusiasmo.

R. Me parece bonito que nos vayamos pasando la antorcha. Para mí fueron importantísimas las mujeres españolas de la República, pero también otras mujeres como Betty Friedan o Simone de Beauvoir. Creo que somos un poco como una gran cadena de manos a través de la cual las mujeres nos vamos pasando el testigo para hacer esa tarea tan importante y necesaria de descubrir la historia de las mujeres.

En una entrevista reciente, Marty Baron, director de The Washington Post, afirmaba que el mayor desafío al que nos enfrentamos como sociedad es al de ponernos de acuerdo en una serie común de verdades. “La gente ha de estar en desacuerdo sobre los retos a los que nos enfrentamos, sobre cuáles deben ser las respuestas, en eso consiste una democracia. Debemos tener un debate vigoroso y vibrante. Pero necesitamos operar desde una serie común de hechos. Y hoy en día ni siquiera podemos ponernos de acuerdo en lo que pasó ayer”. Manuela Carmena coincide en el diagnóstico: “Estamos viviendo un momento en el que la política ya no solo no discute de ideas o proyectos, sino que discute de versiones diferentes de la realidad”. Ante ese sectarismo y esa manipulación de la realidad alimentada por las fake news, Carmena invoca la figura de Clara Campoamor, que en su opinión tuvo una actitud frente a la política “muy novedosa, valiente y transversal”. Cambió varias veces de partido. Incluso llegó a prescindir de los mismos. Tenía un objetivo que estaba más allá de ideologías: “Es un ejemplo muy interesante de una persona que le interesa hacer lo que tiene que hacer independientemente de cuál sea el rédito político que vaya a conseguir”. La ex alcaldesa de Madrid recuerda que la oposición a conceder el derecho a voto a la mujer partía de una suposición: que con las mujeres votando, la izquierda perdería las elecciones. En las primeras elecciones en las que las mujeres pudieron votar, las del año 1935, ganó la derecha. “Era un poco como decirle a Campoamor: “¿Lo ves?”. Pero ella era de la idea de que lo que hay que hacer, hay que hacerlo, sin prejuicio de que en un momento determinado se pierdan votos”.

P. ¿Se imagina a una política libre como Campoamor en el escenario político de hoy?

R. Hoy generaría un escándalo en los partidos, pero me parece muy importante porque ves que hay personas como ella que cuestionan que los partidos puedan de verdad conseguir esos logros sociales esenciales. Muchas veces sucede que el partido en sí mismo acaba siendo el objetivo y se olvida de cuál era el objetivo del partido. En ese sentido, me parece muy interesante ver la liberad de las mujeres en el marco de los partidos. Es una tesis que me gustaría que la gente joven estudiase. Normalmente las mujeres han sido bastante más libres en los partidos y eso mismo las ha situado en posiciones marginales o directamente fuera. Es interesante ver esas posturas a lo largo de la historia y cómo quizás detrás de todo eso está una manera distinta de hacer política.

P. Una manera de hacer política que choca con la hegemónica. Campoamor siempre se mostró crítica en sus escritos respecto a sus compañeros parlamentarios por obstaculizar las medidas para lograr una mayor igualdad de género.

R. Hoy sigue existiendo una tensión importante. En el fondo lo que ocurre es que hay una manera de hacer política que puede estar más relacionada con la cultura de las mujeres que está siendo cuestionada por los hombres. Muchas veces creen que una mujer que quiere llevar a cabo una política no agresiva, de búsqueda de acuerdos, se ve débil y no encarna la representación de la política masculina, que es agresiva. Yo creo que ahí, aunque sea de una manera muy sutil, se ve un poco lo que sigue significando el machismo y el patriarcado, que todavía tienen muchos elementos que están muy vivos y presentes.

P. Campoamor abandonó la política decepcionada. A usted, ¿le decepcionó también el mundo político?

R. La palabra no es decepción, pero sí que me sorprendió muchísimo al conocerla en directo. Me pareció que no estaba a la altura de lo que la gente necesitaba. Al final lo que hice fue constatar algo que ya sabía, pero que iba mucho más lejos de lo que yo pensaba. Cuando estuve en el Ayuntamiento sentí que hay una forma de hacer política absolutamente infantil, poco madura, enormemente agresiva y que no vale para lo que la sociedad necesita hoy en día.

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