Marina López Franco podría haber llegado a ser bailarina, tenista o nadadora, estuvo cerca de todas esas metas, pero distintos azares hicieron que esta asturiana de adopción que se licenció en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte terminara convirtiéndose en una gran experta en terapias a través del agua. Es su medio, en el agua diseña programas para la recuperación física tras una lesión, entrenamientos de bajo impacto y hasta tratamientos para adelgazar o dejar de fumar. “Por las distintas cualidades que aporta adentrarse en agua salada o mineromedicinal, por los beneficios para la musculatura del ejercicio acuático o de someterse a contrastes frío-calor, y porque sumergirte te provoca la sensación tranquilizante de una regresión al vientre materno, el agua es la forma ideal hoy para alcanzar el bienestar”, explica López Franco.
López Franco dirige desde hace casi una década el área de salud del balneario Las Caldas Villa Termal, enclavado en un entorno natural de excepción a tan solo ocho kilómetros de Oviedo, ciudad de acogida de la gallega, donde ya se siente en casa. Ella, de hecho, diseñó buena parte de sus programas. “Nuestro cuerpo nos manda mensajes, a veces los escuchamos y otras tendemos a prestarle atención solo cuando es demasiado tarde”. Dice López Franco que en periodos donde la incertidumbre es más severa hemos de aumentar la dosis de esos cuidados que dedicamos al cuerpo, una cuestión fundamental para, de esa manera, mantener “las pilas cargadas” y estar en las mejores condiciones para afrontar rigores cotidianos y aquellos excepcionales que están haciendo mella en estos tiempos y que han provocado confinamientos, aumentos del sedentarismo, de la ansiedad… toda una serie de consecuencias de las que López Franco estima importante recobrarse. Lo psicológico suele dejar algún reflejo físico e, incluso cuando se trata de desconectar, hay unas formas mejores que otras.
“Una de las mejores opciones para cuidarnos es retomar un contacto directo con la naturaleza y, si hablamos de naturaleza, siempre hablaremos de agua”. El aire libre, el mero hecho de contemplar un paisaje, está demostrado que aumenta la capacidad de concentrarse en el momento presente, de olvidarse de remordimientos pasados o ansiedades por el mañana. Es por tanto el marco idóneo para llevar a cabo la clase de descanso activo que Marina López Franco propondría en la tesitura actual.
“Para aquellos que se mantuvieron inactivos durante la cuarentena, la mejor forma de regresar a la práctica deportiva, por sus casi nulas posibilidades de lesión, es hacerlo en el agua”. López Franco hace hincapié en que no se trata tan solo de nadar, que basta caminar dentro del agua o realizar en ella una rutina de ejercicios. Los efectos positivos son tantos o más que afuera, limitando los riesgos.
También recalca el poder relajante de sumergir cabeza y cuerpo bajo el agua, el efecto que provoca en los sentidos. “Dicen que sumergirse en el agua es como volver a entrar en el vientre materno. Es una sensación única”, asegura. “El agua nos ayuda a mantener esa calma, ese saber estar, ese ser conscientes de lo que hacemos en cada momento”.
Descubrir un nuevo mundo de deporte y naturaleza
En una tierra moldeada por ríos, rías, cascadas, estanques y lagos, el agua no es solo un vehículo para encontrar esa calma que muchas personas buscan en vacaciones. También es una puerta hacia un mundo de naturaleza y deporte. “Asturias está llena de posibilidades para las actividades acuáticas. En el mar tienes el kayak, el surf y el paddle surf. Y en ríos como el Navia, el Nalón, el Sella o el Deva, cortos y caudalosos, se puede practicar descenso en canoa, rafting o barranquismo. Eso sin contar los baños en piscinas naturales o embalses como el de Arbón, con una longitud de costa de más de 30 kilómetros”, cuenta Julio Bobes, presidente de la Asociación Asturiana de Empresas de Turismo Activo (ATAYA), que agrupa a 190 empresas de la región.
Bobes, que acaba de cumplir los cuarenta, empezó en el sector hace 18 años. Su padre, al ver que mucha gente en verano le pedía la canoa en la playa, decidió montarle a él y sus tres hermanos un negocio de alquiler. Ahora ya lleva una década al frente de Planeta Palombina, su propio proyecto fundado con un grupo de amigos en el que además de actividades acuáticas ofrece partidas de paintball y rutas en bicicleta y caballo en plena naturaleza en la zona de Llanes.”En los últimos años ha habido un boom. Esta temporada, en julio, por ejemplo, nos ha ido mejor que el año pasado. Ha venido gente de Cataluña y la zona de Levante que antes no lo hacían y hemos notado un aumento de la demanda de clases particulares”, asegura.
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