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Mario Casas, un hombre ‘yo-yo’ por exigencias de guion

¡Mario Casas está de enhorabuena! Desde que se diera a conocer tras su participación en la serie policial Los Hombres De Paco, en 2005, el actor ha conseguido escalar posiciones hasta convertirse en uno de los nombres más destacados de nuestra industria cinematográfica. El gallego, que se zambulle en los 34 años, continúa disfrutando de su momento de oro, encadenando un rodaje tras otro. Poco queda de Hache, el joven motero de actitud rebelde al que dio vida en Tres metros sobre el cielo, una etiqueta de ‘malote’ de la que conseguido desprenderse por completo. En los últimos años, la inmensa mayoría de los papeles que ha interpretado le han exigido, además de un brillante nivel frente a la cámara, transformaciones físicas de lo más espectaculares.

Hemos visto al gallego rapado, ojeroso y escuálido para meterse en la piel del preso Francesc Boix en El fotógrafo de Mauthausen, un papel para el que tuvo que perder 22 kilos.

Todo lo contrario le ocurrió en Bajo la piel del lobo, donde mostró su aspecto más salvaje. En este largometraje dirigido por Samu Fuentes, Mario da vida a un hombre fuerte y rudo, único habitante de Auzal, un remoto pueblo en las montañas. El gallego tuvo que ganar 10 kilos.

También le hemos visto como un auténtico hípster barbudo con gafas de pasta en El Bar, la película de Álex de la Iglesia en la que comparte protagonismo con Blanca Suárez, y presumiendo de sex appeal en Instinto, como lobo solitario que no está dispuesto a enamorarse.

No cabe duda de que, además de ser uno de los hombres más atractivos de la industria cinematográfica española, el actor es uno de los más polifacéticos. ¡No te pierdas el efecto yo-yo del protagonista de Contratiempo a lo largo de los últimos años! | [LEER: Georgina Rodríguez se ha atrevido con uno de los cambios de look más radicales de la temporada]




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