El ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, concedió este domingo una entrevista a la emisora francesa Europe1 donde intentó desvincular a la Unión Europea de la “crisis bilateral” que su país atraviesa con España. “No tiene nada que ver con Europa”, afirmó al tiempo que advertía de que si España piensa que la crisis puede resolverse sacando del país “al señor” -en referencia a Brahim Gali, jefe del Frente Polisario- de forma similar a la que llegó de incógnito en abril, cuando ingresó con una identidad falsa en un hospital de La Rioja por covid a petición de las autoridades de Argelia, entonces España estaría buscando “el estancamiento, el empeoramiento de la crisis e incluso la ruptura”.
La entrevista se produjo dos días después de que Le Monde publicase un duro editorial donde señalaba que Marruecos “no ha dudado en utilizar el arma migratoria para presionar a Europa”. El diario sostiene que mientras los europeos mantienen una mirada más bien benigna sobre Marruecos, sus autoridades “se comportan como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan o como el ex guía libio, Muamar el Gadafi”.
La periodista que entrevistó a Burita este domingo, Wendy Bouchard, le preguntó en primer lugar por esas fotos “que han dado la vuelta al mundo”, la de un bebé salvado por un guardia civil y la de un inmigrante abrazado por una socorrista. “¿Qué significan esas imágenes para usted y en qué le indignan?”, inquirió.
Burita respondió diciendo que España ha intentado derivar el debate hacia la cuestión migratoria, mientras la crisis tiene su origen “en una decisión nacional tomada por España sin haber consultado sus socios europeos”. Añadió que su país no tiene la obligación de proteger las fronteras de la Unión Europea y que no es el “gendarme de Europa”.
Al cabo de tres minutos, la periodista insistió sobre las dos imágenes impactantes. El ministró prefirió contestar diciendo que Marruecos nunca ha actuado con el fin de prestar un servicio a Europa para conseguir una “contrapartida financiera”. Y ella volvió a insistir por tercera vez. Pero Burita prefirió abordar la cuestión de la seguridad: “Usted sabe que durante los cuatro últimos años Marruecos ha desmantelado 8.000 células de tráfico de seres humanos y 14.000 tentativas de migración clandestina, de las cuales 80 se hicieron sobre la ciudad de Ceuta”.
El jefe de la diplomacia no se refirió en ningún momento a la ciudad autónoma española como el “presidio ocupado de Ceuta”, tal como suele ser habitual en la mayoría de los medios marroquíes.
El jefe de la diplomacia marroquí también fue preguntado sobre las acusaciones de “chantaje” de que ha sido objeto Marruecos, respecto al uso de la emigración irregular como elemento de presión. “El problema está mal planteado” respondió Burita. “Marruecos no está obligado [a actuar contra la emigración clandestina], lo hace por su asociación. Y la asociación es recíproca, fundada sobre los intereses de los unos y los otros”.
“¿Eso quiere decir que si esos intereses no son satisfechos usted abrirá la válvula migratoria?”, planteó la conductora del programa. Y el ministro respondió: “No. Quiere decir que no se puede estar conspirando por la tarde contra un socio y pedirle al día siguiente que sea leal”.
De nuevo, el ministro intentó alejar la crisis diplomática de los intereses de la Unión Europea. “España no ha consultado a la Europa antes de hacer caso omiso de las normas de Schengen para aceptar la entrada de manera fraudulenta de alguien buscado por la Justicia española”, añadió.
Las autoridades españolas han indicado en varias ocasiones que el secretario general del Frente Polisario entró en el país con su pasaporte diplomático. Y que solo se registró en un hospital de Logroño con otra identidad por razones de seguridad.
El ministro también aclaró que, “contrariamente a lo que dice la ministra española”, en referencia a la titular de Exteriores, Arancha González Laya, no existe contacto entre los dos países desde el inicio de la crisis.
Finalmente, tras diez minutos de entrevista, Burita no respondió sobre las imágenes del guardia civil y la voluntaria de la Cruz Roja socorriendo a un bebé y a un emigrante subsahariano.
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