Marruecos ha llamado esta tarde a consultas a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, poco después de que esta acudiese a una convocatoria oficial con la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, que le ha expresado el “disgusto” y el “rechazo” del Gobierno por la masiva entrada de migrantes por la frontera acuática de Ceuta. Benyaich ha asegurado este martes que en las relaciones entre países hay actos que tienen consecuencias “y se tienen que asumir”, en velada referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, antes de reunirse con la ministra de Asuntos Exteriores, que la ha convocado. En declaraciones a Europa Press, la embajadora de Marruecos ha insistido en que hay “actitudes que no se pueden aceptar”. Ha añadido que las relaciones entre países vecinos y amigos se tiene que basar en “la confianza mutua, que se tiene que trabajar y nutrir”. Por último, ha calificado de “inusual” la rapidez con que entiende ha sido convocada por la ministra española de Exteriores y ha señalado que no descarta que su Gobierno la llame a consultas en las próximas horas.
Fuentes diplomáticas marroquíes dijeron desconocer por el momento más detalles sobre esta llamada a consultas, que eleva la tensión entre Rabat y Madrid a niveles desconocidos en la última década, informa Efe. La medida, que ha sido ordenada por el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí, supone el regreso urgente a Rabat de la embajadora, cuya ausencia de España se puede prolongar por tiempo indefinido, para explicar la situación de las relaciones con España tras la crisis de Ceuta y recibir instrucciones de su Gobierno. Marruecos ha llamado a consultas en varias ocasiones anteriores a sus representantes diplomáticos en España debido a diferentes crisis migratorias entre ambos países.
En vídeo, la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, ha expresado este martes el disgusto del Gobierno por la masiva entrada de migrantes por la frontera acuática de Ceuta.
La entrada masiva de marroquíes, ante la inacción de las fuerzas de seguridad de la gendarmería marroquí, se produce en un contexto de tensión diplomática con Marruecos. Rabat está molesto con España por el ingreso en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, de 73 años y aquejado de covid-19. El Ministerio de Asuntos Exteriores justificó la acogida del dirigente saharaui, solicitada por Argelia, “por razones estrictamente humanitarias”, pero Marruecos consideró el gesto como una decisión “premeditada” y tomada “a espaldas de un socio y vecino”. Rabat advirtió que tomaba nota.
Las palabras de la embajadora, apuntando claramente al caso de Gali como el detonante de la crisis actual, contrastan con las del Gobierno, que en sus pronunciamientos oficiales ha evitado hasta ahora establecer una relación directa, sosteniendo que la “crisis migratoria” en Ceuta obedece a circunstancias diversas que se están analizando.
Tras su reunión con la embajadora, González Laya ha señalado que ha informado a los ministros de Exteriores de la Unión Europea, que este martes se reunían de forma extraordinaria para abordar el tema de Palestina e Israel, sobre la situación de la frontera “de la UE en Ceuta con Marruecos” y que le han transmitido “una gran preocupación” ya que la migración es un tema “muy sensible” en Europa, según ha destacado.
Antes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha evitado responsabilizar a Marruecos, al que ha tildado de “país socio y amigo”, optando por apelar a su cooperación para resolver la crisis actual, partiendo siempre del respeto, incluidas las fronteras. “Es la base sobre la que se construye la vecindad entre países amigos”, ha reivindicado.
Pero lo cierto es que la crisis migratoria se produce en plena tensión diplomática entre el Gobierno y el reino alauí por la acogida de Gali, quien está hospitalizado en Logroño para recibir tratamiento contra la covid-19 desde el 20 de abril.
El Ejecutivo ha alegado razones estrictamente humanitarias, pero las explicaciones no han satisfecho a Rabat, que ya el pasado 8 de mayo avisó de que tendría “consecuencias”, afeando en particular el que no se le notificara de antemano.
Benyaich ya fue convocada al Ministerio de Asuntos Exteriores el pasado mes de diciembre para pedirle aclaraciones sobre las declaraciones del primer ministro marroquí, Saadeddine El Othmani, en las que ha defendido que Ceuta y Melilla “son marroquíes como el Sáhara”.
Entonces, la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, trasladó a la embajadora que el Ejecutivo español “espera de todos sus socios respeto a la soberanía e integridad territorial” de España. Por su parte, Benyaich aseguró al Gobierno español que la postura del reino alauí respecto a las dos ciudades autónomas no había cambiado.
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