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Marta Ortega rompe su silencio en ‘The Wall Street Journal’, donde la presentan como “el arma secreta de Zara”


La historia del milagro Inditex es bien conocida para la mayor parte de los españoles: Amancio Ortega, un modesto dependiente de una tienda coruñesa, monta una fábrica de batas y gracias a su determinación y su infalible olfato para detectar las necesidades de sus clientes y el gusto de su tiempo acaba creando la empresa de distribución de prêt-à-porter más potente del mundo. Es también muy sabido que el modelo de producción sobre el que se sustenta este éxito, el famoso just-in-time o producción ajustada a demanda, sigue siendo a día de hoy una de las claves que hace imbatible a este gigante al que siguen sin conseguir batirle competidores del tamaño de H&M y Topshop. Todo esto lo cuenta de nuevo y se lo descubre por primera vez a los lectores estadounidenses el The Wall Street Journal en un reportaje protagonizado por Marta Ortega, la heredera del fundador. Es nuevo, sin embargo, tanto para los lectores foráneos como para los nacionales, el protagonismo de Ortega hija, quien a los 37 años parece por fin dispuesta a tomar el relevo de su padre y mostrarlo públicamente, así como a romper por primera vez una de las reglas sagradas de su progenitor: no conceder entrevistas a la prensa. Aunque el reportaje es un perfil empresarial en el que la reportera del periódico recorre los cuarteles generales del gigante coruñés, la pieza está claramente centrada en la figura de Ortega, a quien presenta como “el arma secreta de Zara”.

La portada digital en el suplemento de uno de los diarios económicos más reputados del periodismo global con una foto tomada por uno de los fotógrafos más prestigiosos de la moda, el norteamericano Steven Meisel, en un número especial íntegramente dedicado a la industria del lujo y la moda supone un salto cualitativo sin precedentes en la presentación de la personalidad corporativa de Marta Ortega, quien de momento no tiene cargos ejecutivos en la compañía fundada por su padre (sí los tiene en las divisiones inmobiliarias del imperio Ortega), aunque sí tiene una importante presencia en el área creativa, que reivindica con esta entrevista.

El reportaje, de hecho, describe el día a día de Ortega en la fábrica de Arteixo, donde, según se cuenta, supervisa a menudo el trabajo del equipo de diseño mano a mano con el jefe de operaciones, Miguel Díaz, con quien revisa las clasificaciones globales de los productos más vendidos. Todo ello “después de haber llevado personalmente a su hijo al colegio”. Su mantra es, en sus propias palabras, “tender puentes entre las pasarelas y la calle, el pasado y el presente, la tecnología y la moda, el arte y la funcionalidad”, además de conseguir que “no solo una poca gente tenga acceso a la alta calidad, sino que esa oportunidad llegue a todo el mundo”. La circunstancia de que la heredera emplee sus propias palabras y hable en primera persona es completamente novedosa, como también lo es el hecho de que hable del papel de Amancio Ortega en el desarrollo del producto en pasado. A pesar de que en el reportaje se menciona que “Amancio, que ya tiene 85 años, va todos los días a la empresa y se mezcla con el resto de los empleados”, su propia hija dice: “Uno nunca sabe qué le depara el futuro, pero creo que mi lugar aquí dentro es estar cerca del producto, como mi padre siempre hizo”.

En cualquier caso, la heredera es presentada como una de las personas que va a perfilar de forma activa el futuro de la compañía y por primera vez en la historia de la empresa hablan a la prensa para confirmarlo tanto ella misma como el que sigue siendo el consejero delegado, Pablo Isla. “Marta es muy humilde, pero al mismo tiempo tiene opiniones muy claras y marcadas sobre diferentes aspectos”, dice Isla a The Wall Street Journal, quien además matiza que el rol de la heredera se irá haciendo cada vez más fuerte en los próximos años “conforme nos vayamos enfocando más y más en nuestros objetivos de sostenibilidad”.

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Aunque la discreción caracteriza la vida de la heredera de Inditex, su perfil nunca ha sido tan privado como el de su padre. Desde su primer matrimonio con el jinete Sergio Álvarez Moya, que ocupó la portada de la revista ¡Hola!, Marta Ortega ha sido una habitual de las páginas del corazón, bien por su presencia en eventos sociales o bien por sus elecciones para la moda, algo que también se destaca en la entrevista: su gusto por marcas como Hermès, Celine o Valentino, firma que se encargó de los tres vestidos que lució en su segunda boda hace tres años con Carlos Torretta. La cita en Coruña fue un acontecimiento muy sonado, pues permitió a la prensa internacional asomarse a un mundo, el de los Ortega, hasta ese momento totalmente opaco. La pareja de novios incluso distribuyó una foto oficial del enlace realizada por Peter Lindbergh en su casa de A Coruña.

Ortega no es clara en el reportaje sobre qué posiciones quiere ocupar en el Inditex del futuro, pero sí deja claro que la estrategia de Zara es funcionar como una marca con su propia identidad y no solamente como una amplificadora de las tendencias del mercado. De hecho, cuando la reportera trae a colación el caso del litigio de Christian Louboutin contra Inditex por la propiedad intelectual de las suelas rojas de los zapatos, replica: “Respetamos el trabajo de la gente y llevamos ya muchos años haciendo nuestros propios diseños desde cero”. Este respeto por los nombres más importantes del mundo de la moda se apoya además en un anecdotario de lujo en el que aparecen desde el director creativo de Valentino y diseñador de su vestido de novia, Pierpaolo Piccioli, hasta el difunto Alber Elbaz, quien, según cuenta el reportaje, dio a Marta uno de sus mejores consejos de vida: “Sé grande en el trabajo y pequeña en la vida”.


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