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Más allá del voto: Participación ciudadana como herramienta para moldear el país

Por Fernanda Pérez Rivera Moisés

Las elecciones del pasado 6 de junio son consideradas las más grandes realizadas hasta el momento. Se eligieron cerca de 21 mil puestos a elegirse y fueron llamados a las urnas un total de 93 millones 528 mil 473 ciudadanas y ciudadanos que integran la Lista Nominal de Electores.

De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), el reciente proceso electoral registró una participación de entre 51.7 y 52.5% del total de la lista nominal.

Sin embargo, varios ciudadanos participaron con algo más que su voto. Josefina Oliver Moisés, de la colonia Jardines del Pedregal, en la alcaldía Álvaro Obregón, prestó su casa como casilla.

“Nunca lo había pensado, hasta que un día me tocaron el timbre y me preguntaron si quería que la casa fuera casilla para votar. La verdad no lo pensé dos veces, tenía ganas de cooperar con algo”, comentó.

Así, los ciudadanos mexicanos tuvieron un papel importante en este proceso. La jornada electoral contó con la participación de 1 millón 464 mil funcionarios de casilla, según datos del INE. Estas personas se encargan de instalar la casilla, recibir la votación y llevar la constancia de lo que sucede durante la jornada electoral, así como de asentar en el acta los resultados de la votación de la casilla.

La fundadora y presidenta de la asociación Ollin A.C., Greta Ríos, dedicada impulsar la participación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas, comentó que “si bien el INE es quien pone las reglas y está a la cabeza del proceso, todo el mecanismo que hace que la elección funcione y que la elección sea confiable está conformado por puros ciudadanos”. Detalló que las personas que ejercen estos puestos no deben militar en ningún partido y deben ser imparciales.

Foto: Cuartoscuro

En la elección, también participaron 19 mil 410 observadores electorales, que solicitaron y obtuvieron su acreditación por parte del INE para observar el desarrollo del proceso electoral. La función de un observador es ver la instalación de casillas, el desarrollo de la votación, el escrutinio y cómputo de la votación en la casilla, la recepción de escritos de incidencias y protesta, la lectura en voz alta de los resultados en los consejos distritales, la fijación de resultados de la votación en la casilla y clausura de la misma.

“La idea es que a partir de las observaciones que hacen estas personas, el sistema se vaya fortaleciendo y entonces se puedan tomar cartas en el asunto. Los observadores electorales no están denunciando delitos electorales, sino más bien están encontrando dónde hay pequeños hoyitos en el sistema electoral que se pueden mejorar para que el siguiente proceso sea mejor”, detalló Ríos.

Afirmó que los ciudadanos también tienen la capacidad de denunciar los delitos electorales. Además, pueden dar seguimiento al trabajo de los Consejos Distritales, que revisan que el conteo de votos esté bien integrado.

Por último, se puede dar seguimiento a las impugnaciones que presentan los candidatos que no estén de acuerdo con el proceso, ya sea porque consideren que se debería de cancelar cierta elección o porque hubo violencia en alguna casilla, por mencionar algunas causas.

“Está muy bien articulado en la ley que somos los propios ciudadanos quienes cuidamos de la elección y quienes nos aseguramos que los resultados de nuestra elección sean el reflejo de cómo votamos”, mencionó.

Greta Ríos recordó que anteriormente las elecciones se organizaban desde la Secretaría de Gobernación. “Eso les quitaba completamente un montón de credibilidad” mencionó, al tiempo que señaló que ahora “los resultados no están dados.”

Foto: Cuartoscuro

No obstante, hizo hincapié en que la participación ciudadana no concluye una vez que termina la jornada electoral. Por ejemplo, una vez que entran en el cargo los ganadores en las elecciones, los ciudadanos pueden entrar en contacto con el o la gobernadora entrante para ayudarle a articular ciertas políticas o a generar el plan de desarrollo. Asimismo, pueden expresarle cuáles son las situaciones en las que “debería de poner énfasis” y “ofrecerle alianzas en temas” para “orientar la política pública que se va a poner en marcha en el siguiente periodo”.

“Una iniciativa que nosotros hicimos como organización hace unos años fue que con varios diputados jóvenes que habían ganado en legislaturas locales, antes de que asumieran el cargo, nosotros les dimos un curso de entrenamiento sobre un montón de temas, por ejemplo transparencia legislativa, cómo conectar con tu electorado o con tu distrito electoral a través de redes sociales, cómo incorporar ciertas perspectivas de género y de juventud dentro de tu trabajo, etcétera”, relató.

Eso mismo se puede hacer con los diputados entrantes a nivel federal y a nivel local y es algo que todos los ciudadanos tenemos derecho de hacer.

Por ejemplo, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) introduce distintos instrumentos de Participación Ciudadana, como las Comisiones de Participación Comunitaria, las Consultas Ciudadanas, los Órganos de representación ciudadana, entre otros.

No obstante, Ríos aseguró que hace falta participación por parte de los ciudadanos: “Hay algunas colonias en la Ciudad de México, por ejemplo, donde es súper difícil conformar las mesas de las casillas”.

“Lo que no se dan cuenta es que cuando ellos dicen que no, lo que están haciendo es poner en peligro los derechos electorales, tanto los suyos como los de los demás”, destacó Ríos.

Foto: Cuartoscuro

Aseguró que una barrera importante es el desconocimiento, así como la percepción de que los gobernantes son “inalcanzables” para los ciudadanos”. Asimismo, “el nivel de apertura” de los funcionarios puede limitar la participación, ya que algunos no tienen tanto acercamiento con los ciudadanos o tienen propuestas muy definidas y “no están abiertos a trabajar tan de la mano con sociedad civil.”

Además, aseguró que un reto para la ciudadanía es encontrar espacios en su agenda para ejercer su participación, sin que intervenga con sus trabajos o responsabilidades personales. Así, aunque los mecanismos de participación ciudadana estén garantizados en la legislación, pueden entrar en conflicto con los compromisos de las personas, afirmó.

Esto se podría solventar si los espacios fueran más accesibles, a través de distintas herramientas como la tecnología. Igualmente, se puede fomentar el conocimiento sobre los espacios que existen. Aseguró que estos mecanismos pueden llegar a ser excluyentes con ciertos sectores como las personas con discapacidad o los menores de edad.

Un ejemplo es el presupuesto participativo, el cual -de acuerdo con el IECM- es un instrumento mediante el cual la ciudadanía ejerce el derecho a decidir sobre la aplicación del recurso que otorga el Gobierno de la Ciudad. “No importa si tiene 5 años o 45 o 50 o 90, todo mundo puede hacer un proyecto, sin embargo sólo los mayores de edad con credencial de elector vigente pueden votar”, detalló Greta Ríos.

Otro ejemplo son las iniciativas ciudadanas que sirven para que la ciudadanía promueva ante el Congreso local proyectos de creación, modificación, reforma, derogación o abrogación de leyes y/o decretos locales.

Sin embargo, deben tener un mínimo del 0.13% de las personas inscritas en la Lista Nominal de Electores de la Ciudad: “Si no tienes una estructura gigante es casi imposible que lo logres”.

Foto: Cuartoscuro

“Además tener las firmas no te garantiza que tu proyecto de ley se vaya a aprobar. Tener las firmas solamente te garantiza que suba a discusión en comisiones, como si un diputado lo hubiera presentado. Pero entonces te sale mucho más fácil convencer a un diputado”, mencionó.

La directora de Ollin considera que la participación ciudadana puede moldear al país: “Por ejemplo, cuando desde la sociedad civil se litigaron casos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cambió varios de los estándares con los que se trabajaba el tema en la Secretaría de Gobernación”.

“Creo que una batalla interesante que viene va a ser la que vamos a dar desde la sociedad civil para defender la institucionalidad de nuestros mecanismos democráticos, tanto el INE, como la CNDH, como el INAI”, concluyó.

Por su parte, la ciudadana Josefina Oliver Moisés aseguró que “la democracia la construimos entre todos” y que “todos tenemos que hacer algo: participar”.


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