Las protestas son parte de un movimiento que llevó a miles de iraquíes a manifestarse desde el 1 de octubre contra la corrupción, el desempleo y la falta de servicios públicos.
Al menos 120 personas resultaron heridas este sábado, luego que las fuerzas de seguridad iraquíes lanzaron gases lacrimógenos, balas de goma y munición real contra manifestantes en el puerto Um Qasr en la provincia de Basora, en el sur de Irak, denunció la Comisión Iraquí de Derechos Humanos.
Los heridos fueron trasladados a hospitales de la zona, mientras miles de manifestantes siguen bloqueando todas las carreteras que conducen al puerto de Um Qasr, el principal puerto de Irak en el Golfo, como vienen haciendo desde hace cuatro días.
La Comisión de Derechos Humanos pidió respetar el derecho a la manifestación pacífica, al mismo tiempo exigió que las protestas se mantengan alejadas de las instalaciones y la infraestructura públicas, sobre todo aquellas por las que pasan las principales mercancías y el crudo que se exportan e importan por ese puerto.
La Comandancia de las Fuerzas Navales del Ejército iraquí cortó la carretera que une Basora y Um Qasr, por temor a que más manifestantes lleguen desde otras zonas al puerto, según fuentes de seguridad.
Las operaciones en el puerto están paralizadas por completo desde el miércoles anterior, luego que los manifestantes bloquearon su entrada un día antes, según la cadena árabe Al Arabiya.
Um Qasr recibe la mayoría de las importaciones iraquíes de granos, aceites vegetales y azúcar, necesarios para alimentar a un país que depende en gran medida de los alimentos importados.
Hasta ahora se ha impedido que los camiones que transportan mercancías entren o salgan del puerto, por lo que algunas líneas navieras internacionales han suspendido las operaciones debido al cierre del puerto, según fuentes portuarias.
Este sábado, los camiones permanecen a la espera de transportar grano, vegetales, aceite de cocina y azúcar, frente a toneladas de bloques de cemento y neumáticos quemados.
Las protestas son parte de un movimiento que ha llevado a miles de iraquíes a las calles desde el 1 de octubre para manifestarse contra la corrupción, el desempleo y la falta de los servicios públicos. Desde entonces más de 250 personas han muerto y miles resultado heridos.
Las manifestaciones de ayer viernes en Bagdad, Basora y otras provincias iraquíes fueron las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de Saddam Hussein en 2003.
El presidente del Parlamento iraquí, Mohamed al Halbusi, anunció que la Cámara estará reunida en “sesión permanente”, con el fin de implementar las demandas de los manifestantes y de la máxima autoridad religiosa chiita, el ayatolá Ali al Sistani.
El clérigo pidió el viernes a las autoridades escuchar las demandas del pueblo, que las milicias de los partidos políticos se mantengan al margen de las protestas y que quienes emplearon la violencia contra los manifestantes rindan cuentas.
Irak ha sido escenario en los últimos meses de otras protestas por los mismos motivos, a pesar de las promesas del gobierno del primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi, formado en octubre de hace un año, de hacer frente a los acuciantes problemas económicos que vive el país.
Con información de agencias