En 1889, la familia de viticultores gallegos Rodríguez Ovalle se propuso crear un licor de hierbas utilizando exclusivamente los ingredientes naturales que tenían a su alcance en sus tierras de cultivo. El resultado no solo fue un sabor original, el de Ruavieja, que más de 130 años y cuatro generaciones de los Rodríguez Ovalle después sigue conservando exactamente la misma receta, sino también una bebida pensada para unir a familiares y amigos en torno a la mesa.
Desde entonces, el licor de hierbas Ruavieja se ha convertido en un clásico de las sobremesas de todo el país, propiciando conversaciones, risas y confidencias que van mucho más allá de la hora de la comida. Ese espíritu de unión que nos hace disfrutar de los momentos en los que nos reunimos sin mirar el reloj es ahora más necesario que nunca, en una época en la que el contacto es sustituido por las pantallas y el día a día hace cada vez más complicado reunirse en torno a una mesa y dejar de lado las obligaciones.
Por eso Ruavieja nos invita a hacer un viaje hacia lo original, lo tradicional, a una época en la que, como cuando le dieron forma a finales del siglo pasado, la importancia estaba en los detalles, en el proceso artesanal y en valorar el tiempo como algo demasiado valioso como para dejar de pasarlo en la compañía de las personas queridas. Un regreso a los orígenes para recuperar aquellas cosas que nos hacen estar más unidos.
Sabor natural
Elaborado con hierbas naturales, seleccionadas y maceradas en aguardiente, el licor de hierbas Ruavieja recibe su color amarillo vibrante de esa combinación de ingredientes que pasa de una generación a otra sin cambiar desde 1889.
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