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Más de 37.000 funcionarios chilenos piden la ayuda al desempleo y el Gobierno les exige devolverla

Un manifestante ondea una bandera chilena, este viernes en una protesta en vísperas del plebiscito constitucional.ELVIS GONZÁLEZ / EFE

Unas 1.500 personas se reunieron la noche del viernes en Santiago de Chile, en el epicentro de las protestas de la ciudad, en la Plaza Baquedano, pese a que por la pandemia existe la prohibición de reunión en grupos de más de 50 en espacios públicos. De acuerdo a Carabineros, que detuvo al menos a seis personas, fue la manifestación “más masiva y violenta” desde la explosión de la pandemia de la covid-19 a mediados de marzo. Un grupo de unos 400 violentos prendieron barricadas, intentaron saquear locales comerciales, quemaron un autobús y dañaron otro, cortaron el tránsito y destruyeron infraestructura privada y pública, como semáforos, paraderos, bancos de las plazas, luminarias y aceras, que ocupan para lanzarle a la policía.

Los incidentes se produjeron una semana después de la caída de un adolescente de 16 años al río Mapocho, por lo que un carabinero fue acusado por homicidio frustrado por la Fiscalía. También a pocos días del primer aniversario de las revueltas del 18 de octubre de 2019 y a dos semanas del plebiscito constitucional del 25 de octubre, el referéndum más importante de la historia de Chile en los últimos 30 años, que decidirá el futuro de la Constitución redactada 1980, en la dictadura de Pinochet.

No son evidentes las razones de la violencia, menos todavía en la víspera de un plebiscito que abre las puertas a una redefinición de las bases del país. Salvo, por cierto, mantener arriba la presión de la calle. “No caben las imágenes que vimos anoche. Este es el momento para llamar a la unidad y al diálogo y a la necesaria conversación, ad portas del 25 de octubre”, indicó esta mañana el portavoz del Gobierno, el ministro Jaime Bellolio, luego de una reunión que encabezó el presidente Sebastián Piñera en La Moneda para tratar con el oficialismo asuntos relativos al orden y la seguridad.

El alcalde de Santiago, el oficialista Felipe Alessandri, calificó a los violentos como “terroristas de la ciudad”. “La situación que estamos viendo es revivir la pesadilla de octubre y noviembre del año pasado en que los vecinos vieron cómo su barrio, su entorno, los pequeños restaurantes y hostales que hay en el sector, fueron destruidos”, señaló Alessandri la noche del viernes al canal de televisión 24 horas. La calificó como “delincuencia pura y dura”. “Como alcaldía no podemos más. Invertimos 3,8 millones de dólares que no teníamos en recuperar la ciudad. Es realmente decepcionante”, indicó el edil de Santiago.

Alessandri también se refirió a la actuación de carabineros. De acuerdo al alcalde, los uniformados han sido “muy timoratos, producto del momento político actual”. “Los propios vecinos van a salir a defender sus territorios y no queremos una guerra civil. Así de dramática es la situación”, indicó.

Aunque incluso antes del estallido social de hace un año habían quedado en evidencia los graves problemas de Carabineros –con casos de corrupción y de montajes–, con las protestas de 2019 se hicieron evidentes sus falencias por el incumplimiento reiterado de los protocolos de uso de fuerza para controlar el orden público. Con el paso de los meses, sin embargo, Chile no ha realizado una reforma profunda a la institución, un consenso entre todos los sectores políticos. El viernes, luego del incidente del río Mapocho, el presidente Piñera encabezó en La Moneda una reunión con las principales autoridades del país para darle un nuevo impulso a la modernización a las fuerzas de orden y seguridad.

El Gobierno se ha resistido a remover al general director de la institución, Mario Rozas, en fechas tan sensibles, cuando resulta indispensable mantener la paz en las calles. Piñera, por otra parte, apenas comenzó su seguro Gobierno en 2018, realizó una limpia y descabezó a todo el alto mando. En su Administración, por lo tanto, ha tenido ya a tres directores generales de Carabineros.

Líderes de parte de la oposición criticaron los incidentes: “La violencia registrada esta noche contra pequeños comerciantes, infraestructura pública y transporte público es absolutamente repudiable, y sólo ayuda a quienes no quieren un plebiscito seguro y participativo. Vamos a ganar con el Apruebo y la convención constitucional, sin odio y sin violencia”, escribió el presidente del partido PPD, Heraldo Muñoz.

Los incidentes se replicaron en otras tres zonas de Santiago y en dos ciudades del norte del país, en las regiones de Atacama y Antofagasta. Los viernes son los días de la semana donde ya es casi una costumbre que se reactive la movilización, sobre todo en la plaza Baquedano de Santiago de Chile.


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