La Armada chilena y los lugareños del sector fracasaron el martes en los intentos por salvar una ballena que se varó en la playa de Tongoy, en la región norteña de Coquimbo, al norte de Santiago.
Los marinos y la comunidad local trabajaron arduamente por más de seis horas para tratar de salvar al mamífero, de unos ocho metros de largo y al menos diez toneladas de peso.
La Armada certificó la muerte del mamífero alrededor de las 12.00 horas locales (16.00 GMT) y su recomendación es enterrar al animal, ya que si lo devuelven al mar podría convertirse en un peligro para las embarcaciones.
El sargento de la Marina de Guerra David Zamorano señaló que “si bien en este caso no fue posible salvar a la ballena, se rescata el trabajo realizado con la comunidad local, la cual en todo momento colaboró con la faena”.
Zamorano indicó que el municipio de Coquimbo tendrá que disponer qué se hace con el ejemplar de tipo Fin (Balaenoptera physalus), la que es posible observar en aguas nacionales durante periodos de alimentación, aunque la recomendación es enterrarla.
Los vecinos de la zona que conversaron con los periodistas se quejaron de los funcionarios de la Armada porque presuntamente no tenían un plan de acción de cómo salvar un mamífero de esas características con el fin de enviarlo de vuelta al océano vivo o, posteriormente, retirar el cadáver de la arena.
Según los científicos, la marea roja es una de las probables causas de la varadura de ballenas en Chile.
Otra posibilidad es el aumento de la temperatura del Océano Austral que ha dado origen a una gran proliferación de salpas, una especie similar a la medusa que reduce la cantidad de krill antártico, clave en la alimentación de estos gigantescos mamíferos.
En junio de 2015 se hallaron los cadáveres de más de 330 ballenas en el sur de Chile, descubrimiento que hasta ahora sigue siendo un misterio sin resolver para la comunidad científica.
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