Miles de georgianos se congregaron este miércoles por segundo día consecutivo frente al Parlamento en repulsa de una represiva reforma legal que complica las pretensiones de su país para entrar en la Unión Europea. El martes, los diputados habían aprobado en primera instancia —con 76 votos a favor y 13 en contra— el llamado “proyecto de ley sobre agentes extranjeros”. La norma, inspirada en la legislación rusa, contempla la creación de una lista negra donde se incluirá a todos los medios, ONG y activistas que reciban de fuera del país al menos el 20% de sus fondos.
La primera protesta, la del martes por la noche, fue disuelta con cañones de agua y resultaron detenidas 66 personas. Entre los arrestados figuraba el líder del partido opositor Girchi, Zurab Japaridze. “La comunidad internacional condenará a las autoridades georgianas por dispersar una manifestación pacífica”, advirtió el jefe de otro partido opositor, Guiorgui Vashadze, líder de Estrategia Aghmashenebeli. Según la versión del Ministerio del Interior, más de 50 agentes de policía resultaron heridos y se empleó la fuerza contra los manifestantes “por cometer vandalismo y desobedecer a las fuerzas de seguridad”. Los partidos de la oposición han advertido este jueves de que los manifestantes impedirán a los diputados el acceso al Parlamento si no se suspende la tramitación de la ley, según el diario independiente ruso Jólod.
Una vez etiquetados como agentes extranjeros por el Ministerio de Justicia georgiano, los afectados deberán cumplir una serie de requisitos muy severos bajo la amenaza de recibir multas o, incluso, penas de hasta cinco años de cárcel. En Rusia, la libre interpretación de esta ley, que se aprobó en 2012, ha justificado la supresión de reputadas organizaciones que velaban por la memoria histórica y que defendían los derechos humanos, como Memorial, clausurada en diciembre de 2021.
A pesar de su primera aprobación, la tramitación del proyecto de ley aún puede ser frenada. El borrador ha sido remitido a la Comisión de Venecia tras su aprobación este miércoles, y las conclusiones del órgano consultivo del Consejo de Europa pueden ser demoledoras. “Obtendremos su conclusión en unos meses, y el Parlamento continuará con su debate después”, ha recalcado el diputado Irakli Kobajidze, miembro del partido gobernante, el prorruso Sueño Georgiano.
Manifestación frente al Parlamento de Georgia en Tiflis, este miércoles.VANO SHLAMOV (AFP)
La presidenta de Georgia, Salomé Zourabichvili, con escaso poder ejecutivo, ha apoyado a los opositores a la ley: “Estoy con vosotros porque representáis hoy a la Georgia libre que ve su futuro en Europa y no quiere que nadie le robe ese futuro”, manifestó la jefa de Estado a través de un vídeo grabado frente a la Estatua de la Libertad de Nueva York, donde se encuentra de viaje oficial. Sin embargo, para el primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili, esta nueva medida “cumple los estándares europeos”.
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La nueva ley ha recibido numerosas críticas tanto de organizaciones no gubernamentales como de la Unión Europea. “Es incompatible con las leyes internacionales de derechos humanos y con los estándares que protegen las libertades de expresión y de asociación”, manifestaba el director de Human Rights Watch para Europa y Asia Central, Hugh Williamson, a través de un comunicado. “La ley de agentes extranjeros marginará y desacreditará a las organizaciones y medios independientes que, teniendo financiación foránea, sirven para ampliar el interés público en Georgia (…) Tendrá un efecto paralizador entre los activistas que velan por la democracia, los derechos humanos y el imperio de la ley”, agregaba el activista.
“El manual autoritario de Rusia”
El Instituto de la Prensa Internacional también ha condenado la iniciativa. “Estamos alarmados porque los legisladores georgianos están considerando tomar el manual autoritario ruso con la denominada ley de agentes extranjeros. Este tipo de legislación no tiene lugar en un país que aspira a unirse a la Unión Europea y suscribe los principios democráticos de gobernanza”, recalcó el vicedirector del instituto de medios, Scott Griffen, a través de otro comunicado.
Para la prensa libre georgiana, “no hay otro motivo racional detrás de esta ley que suprimir la sociedad civil y la prensa independiente”, según afirmó por su parte Mariam Gogosashvili, directora de la asociación Carta de la ética periodística de Georgia.
El país, que solicitó formalmente su ingreso en la Unión Europea hace un año, el 3 de marzo de 2022, a raíz de la invasión rusa de Ucrania, ha recibido también un toque de atención desde Bruselas. Para el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, la ley de agentes extranjeros incumple los estándares democráticos que se exigen a sus miembros. “Es un desarrollo muy malo para Georgia y su gente”, ha advertido Borrell a Tbilisi.
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