‘Mata Mua’ deberá estar de vuelta en cuatro días desde la firma del contrato con Carmen Cervera

El cuadro 'Mata Mua' durante la exposición de 2012 'Gauguin, viaje a lo exótico' en el museo Thyssen de Madrid.
El cuadro ‘Mata Mua’ durante la exposición de 2012 ‘Gauguin, viaje a lo exótico’ en el museo Thyssen de Madrid.Bernardo Pérez

El Mata Mua de Paul Gauguin, la pintura más representativa de la colección de Carmen Cervera, que sacó en junio del año pasado del museo para llevársela a Andorra, deberá regresar a la Fundación Thyssen-Bornemisza antes de que transcurran cuatro días desde la firma del contrato de arrendamiento entre el Ministerio de Cultura, la baronesa, su hijo Borja y las sociedades que los representan. Así se contempla en el pacto, según fuentes del entorno de la baronesa. La operación ha recibido este martes el espaldarazo del Consejo de Ministros, al aprobar el marco legal que permitirá la firma entre las partes, que podría producirse esta misma semana, según cálculos de los implicados. Este miércoles, el Boletín Oficial del Estado ha publicado el real decreto ley por el que entra el vigor este acuerdo. El contrato deberá ser firmado ante notario y aprobado por el Patronato del Museo. La cuenta atrás ha comenzado.

Están en juego 429 obras por cuyo alquiler durante 15 años el Estado pagará 6,5 millones de euros anuales. Al final de ese periodo, la familia de la coleccionista se habrá embolsado 97,5 millones de euros, cantidad que será descontada del precio final de la venta si, como cabe suponer, esta se culmina. En el contrato no se fija el precio por el que se sellará esa eventual compra. Se decidirá cuando hayan transcurrido esos 15 años. En la actualidad, la baronesa esgrime una valoración, que atribuye “a Christie’s y a Sotheby’s”, de 1.300 millones de euros por el conjunto. Teniendo en cuenta la tendencia del mercado del arte, esa cantidad será previsiblemente mucho mayor en 2036. Entre tanto, el Estado correrá con el mantenimiento del conjunto y los seguros, como se especifica en la publicación del BOE. La colección de la baronesa estará protegida por el Estado en caso de sufrir daños por destrucción, pérdida o sustracción siempre que estos riesgos sucedan en el Museo.

La protección de la colección, en principio de 425 obras según el BOE, aunque esta cantidad de piezas protegidas se podrá ampliar siempre que las nuevas incorporaciones se depositen en la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, se aplicará desde el momento en que se formalice el contrato. Parte de esa colección, unas 180 obras, estará expuesta en ocho salas de la Fundación Thyssen, en la primera planta, donde antes los visitantes podían encontrar la parte correspondiente al siglo XX.

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A partir del acuerdo entre Carmen Cervera y el Ministerio de Cultura se añaden modificaciones a dos leyes: la de Patrimonio de 1985 y la de Contratos del Sector Público, según se lee en el BOE. Ángel Acebes y José María Michavila, abogados de Cervera y exministros del PP, se han asegurado de que se elimine el plazo de cinco años de duración de los contratos. En este caso, Cervera y Cultura ya habían pactado de antemano que fueran 15. Además, se añade que “es necesario exceptuar también el régimen ordinario de revisión de precios, así como las condiciones de pago y de ejecución”. El valor económico de las obras protegidas se actualizará anualmente por Cultura. Una comisión mixta se encargará de resolver posibles “controversias sobre los efectos y extinción del contrato, procurando que las eventuales discrepancias se ventilen sin necesidad de acudir a la vía judicial”. Es decir, se crea un organismo para evitar ir a los tribunales.

El BOE también detalla que este decreto, que a partir de este miércoles se convierte en el marco normativo para futuros arrendamientos de colecciones de arte, supone que se dejan de usar cláusulas administrativas y los detalles del acuerdo están sujetos a la letra del contrato. Esto es, que se aplican las normas de derecho privado. Si los bienes que se arriendan pertenecen a varias personas, como es el caso ya que la colección es de Cervera y su hijo Borja Thyssen, todas las partes pueden firmar la licitación.

En ese decreto no se especifica si la baronesa puede disponer de alguna de las obras de su colección. En su entorno opinan que ese sería un punto a negociar en el contrato, pero que no se ha contemplado la posibilidad de que ella preste o venda.

El valor de la colección

Las citadas fuentes del entorno de la baronesa recuerdan que en este año en el que ella ha tenido el cuadro en Andorra “ha recibido ofertas de hasta 250 millones por el Mata Mua, así que no resultan descabelladas las cantidades que estamos manejando”. Además de la obra maestra de Paul Gauguin, Carmen Cervera se ha llevado también en los últimos tiempos El puente de Charing Cross, de Claude Monet; Caballos de carreras en un paisaje, de Edgar Degas, y El ‘Martha McKeen’ de Wellfleet, de Edward Hopper. En mayo pasado, una marina de Monet idéntica a la de Cervera, tanto en composición como hasta en el marco, apareció en una exposición en el Louvre de Abu Dabi, atribuida a una colección privada emiratí. La baronesa aseguró, en declaraciones a este diario, que no se había deshecho del lienzo.

El transporte y las medidas de seguridad están preparadas, según estas mismas fuentes, para que Mata Mua abandone el búnquer de Andorra al que llegó después de salir del museo en junio del año pasado y se traslade a Madrid. En el museo ya le tienen reservado un lugar especial, como corresponde a la joya de la corona de esas ocho salas en las que se expondrá la colección de la baronesa Thyssen. Con su vuelta, se pondrá fin a un año desde que al cuadro abandonó el palacio de Villahermosa, donde estaba expuesto desde 2004. Lo hizo en plena pandemia y sin hacer ruido, hasta que este diario destapó su salida. Regresará convertido en un icono de mucha mayor envergadura que antes, debido a la exposición mediática de un cuadro pintado por Gauguin en 1892 y que ya era una de las piezas más importantes del museo, también en comparación con las joyas de su marido, el barón Thyssen, 775 obras que el Estado adquirió en 1993 por 350 millones de dólares (288 millones de euros).

El real decreto justifica el carácter urgente de esta medida que entra inmediatamente en vigor y que solo necesita la convalidación del Congreso por “la importancia de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza”. En una serie de párrafos se recuerda el acuerdo de cesión que el Estado firmó con el barón Thyssen-Bornemisza en 1988 por nueve años cuya renovación terminaba el 15 de julio de 2021, “corriéndose el riesgo de que los titulares de la Colección retiren las obras, en caso de no alcanzarse un acuerdo para su exhibición estable, mediante el correspondiente contrato de arrendamiento”. Además, el Gobierno considera que la presencia de esta colección tendrá “una capacidad de arrastre de visitantes y, en definitiva, la figura del turismo cultural en sí, posibilitando que la aportación del sector al PIB, y el propio PIB, se sitúen a la mayor brevedad en niveles anteriores a la pandemia”.


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