QUITO, Ecuador – La Secretaría de Derechos Humanos de Ecuador informó de la identificación, hasta la tarde del domingo, de 41 de los 68 reos asesinados el sábado en una matanza en la penitenciaría de la ciudad costera de Guayaquil.
“Seguimos trabajando desde la Unidad de Criminalística, hasta el momento se han reconocido a 41 personas privadas de libertad fallecidas y se han entregado 15 cuerpos a sus familiares”, indicó en Twitter.
Asimismo, informó de que han atendido a 76 familiares de algunos de los reos asesinados, en la segunda masacre más grave en la penitenciaría después de la ocurrida en septiembre pasado, cuando fallecieron 118 reclusos por disputas que las autoridades atribuyen a bandas vinculadas al narcotráfico.
DÍAS ANTES DE LA TRAGEDIA YA HABÍA SEÑALES DE QUE ALGO PODÍA OCURRIR EN LA PRISIÓN
Según el coronel Marco Ortiz, director nacional de investigación técnico científica de la Policía, de la cárcel solo se pudieron levantar 61 cuerpos.
El estado de los cuerpos es variado, aseguró, pues algunos fueron quemados y mutilados en medio de los enfrentamientos, por lo que solo han podido tomar huellas dactilares de 45 de los 61 cuerpos.
Al resto de cadáveres se debe realizar “la identificación antropológica y de ser necesaria una identificación genética. Eso, obviamente, lleva más tiempo”, agregó Ortiz.
El canal de televisión Ecuavisa presentó este domingo imágenes del estado en el que quedó el pabellón 2, que fue atacado por otros reos.
En las imágenes se apreciaban grandes agujeros en varias paredes por donde pretendían ingresar los reos para atacar a los del pabellón 2, que se había quedado sin su cabecilla, que había sido liberado recientemente tras haber cumplido el 60 % de su condena, según las autoridades.
Las señales de que un ataque dentro de la mayor cárcel de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil era inminente no podían ser más claras.
La masacre ocurrió en una cárcel de Guayaquil después de un enfrentamiento entre reos.
Entre los internos de la Penitenciaría del Litoral ya se hablaba desde hacía días que venía un ataque de un grupo contra otro, pero el principal indicio llegó la madrugada del viernes: la policía detuvo a tres hombres que intentaban introducir a la prisión dos fusiles, cinco pistolas, tres granadas, cientos de cartuchos y hasta barras de dinamita.
La policía reportó las capturas y el decomiso, y horas después reveló algo que dentro de la cárcel ya sabían los presos: los tres detenidos eran internos que pertenecen a alguna de las bandas que operan dentro y quienes salieron para abastecerse de armas.
Lo que pasó horas después sólo confirmó que ya había más armas dentro: la noche del viernes, se desató un ataque y enfrentamientos entre facciones rivales que se extendieron hasta la madrugada del sábado y que dejó al menos 68 reos fallecidos y 25 más heridos, en la más reciente masacre dentro del sistema penitenciario ecuatoriano.
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