Médico y pianista colombiano hace con música una viral petición de quedarse en casa


Acompañado de un viejo piano instalado en un hospital del estado de Virginia, en Estados Unidos, el médico colombiano Álvaro Puig-Rodríguez ha hecho viral su mensaje de quedarse en casa durante la pandemia por el coronavirus.

Un pasillo de hospital donde trabaja, cuyo nombre prefiere no precisar, sirvió de escenario para que Puig-Rodríguez, vinculado a la música desde pequeño, interpretara “Soy colombiano”, considerado un segundo himno para los nacidos en ese país.

El tema fue parte del mensaje que este internista, hospitalista y endocrinólogo dirigió a sus compatriotas y a la comunidad en general el pasado 27 de marzo en un video de YouTube, y que ha sido muy compartido en Facebook y otras redes como Twitter, donde incluso la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, lo ha mencionado.

“Nosotros los profesionales de la salud nos quedamos en el hospital por ustedes. Ustedes por favor quédense en casa por nosotros”, anima este galeno en su video.

Entrevistado por Efe, Puig-Rodríguez, quien reside desde 15 años en Estados Unidos, aseguró que su idea era “dar una voz de aliento” a sus compatriotas, al público, así como a las enfermeras, sus colegas y otros profesionales de la salud.

“El mensaje yo creo que era claro, era fomentar que la gente se quedara en casa. O sea, el ‘quédate en casa o stay home’ es el mensaje que se le tiene que dar a la gente, porque en este momento se sabe que la manera de aplanar la curva es disminuyendo el contagio y eso se hace con el aislamiento”, sostuvo.

Todo ello en medio de una crisis sanitaria ante la que reconoce que los profesionales se sienten impotentes por “la carencia de conocimiento” que sufren frente al virus COVID-19, una enfermedad de la que no se sabía nada hace cuatro meses.

La idea es que la gente que no puede salir a las calles disfrute de un espectáculo musical desde las ventanas de los edificios próximos.

“Estamos viviendo una pandemia bastante seria y el asunto se nos está saliendo de las manos, a tal punto que nosotros mismos como médicos y como profesionales de la salud, pues somos pacientes, no solamente porque nos estamos contagiando sino porque estamos sufriendo de problemas mentales; o sea, la salud mental de nosotros está bastante agobiada”, admitió.

Ante esta presión, el refugio de Puig-Rodríguez es la música.

Este médico se cultivó con clásicos como Bach, Beethoven y Mozart, pero su pasión son los grandes compositores colombianos -que empezó a tocar junto a su mentora Ruth Marulanda, a quien considera pionera en la interpretación de esta música en el piano- y latinoamericanos, a los que espera no dejar en el olvido.

“Si yo no toco mi música colombiana, si yo no toco a los compositores colombianos como (Luis Antonio) Calvo, como a (Pedro) Morales Pino, como a José A. Morales, pues seguramente que nadie más los va a tocar”, agregó Puig-Rodríguez, quien igualmente interpreta a consagrados latinoamericanos como Moisés Moleiro, Manuel María Ponce, Ignacio Cervantes y Ernesto Lecuona.

La soprano y su marido barítono están cumpliendo cuarentena en su casa desde el 13 de marzo.

De ahí que a la par de su profesión se haya convertido en una especie de embajador musical de su país, primero en Miami, el primer lugar en el que vivió a su llegada a Estados Unidos, y ahora en Washington, así como voluntario en distintas actividades.

A veces ha llegado a unir la medicina y la música: “Tuve la oportunidad, por ejemplo, de atender a una señora de unos 95 años en alguna ocasión, que era la señora que tocaba el servicio en la iglesia los domingos. Entonces le dije: ‘Bueno, yo a usted le doy de alta, pero si me toca algo en el piano, si no, no le doy de alta’”, recordó.

“La señora mandó traer su música, sus partituras, tocó, tocamos los dos a cuatro manos”, rememoró el también creador de Colompiano, un proyecto que emprendió hace dos años y con el que espera preservar la música colombiana para este instrumento.

Y, aunque dice que no siempre logra tocar el piano que está a unos pasos de su oficina debido al ajetreo diario, ese viejo instrumento que pertenecía a una antigua capilla sirvió para enviar un mensaje de aliento cuando la carga de trabajo a causa de la pandemia es cada vez más fuerte.




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