Medio ‘milennial’


Por un error de chisme involuntario, escuché en un café que alguien declaraba que Leonardo da Vinci era medio milennial. La declaración me llevó a buscar la definición en el infalible Diccionario de María Moliner y luego, en Diccionario de la Real Academia Española, para confirmar que entre milésimo y milenario no anda Leonardo y pasé entonces a la rápida encuesta verbal con alguien con tres décadas menos que yo en edad y la respuesta fue: “No es nada. Es una etiqueta”.

Recaí en el recurso de Wikipedia –esa engañosa fuente de saberes abonados por todos a una—y descubrí que milennial es un término acuñado por William Strauss y Neil Howe para etiquetar a la generación llamada Y, sucesora de la generación X y predecesora del Z, compuesta por los nacidos entre 1980 y primeros años 90 que supuestamente se están volviendo adultos al amanecer del siglo XXI… y me quedé en las mismas. ¿Qué tiene que ver Leonardo con las tres últimas letras del alfabeto o la generación que no sabe quién fue Pelé o Neil Armstrong? En la mentada Wikipedia aprendí que los milennials son hijos de los llamados Baby Boomers, que tienden al narcisismo acendrado, propensos al cultivo de los músculos de su cuerpo y salud integral que equilibra mente y cuerpo; que son, además, trabajadores en equipo, cooperativos, solidarios y alivianados: le van a Bernie Sanders, al agua pura, al reino vegano o por lo menos naturista sin conservadores, con actitudes liberales e incluyentes o inclusivas, y aunque no son duchos en términos de memoria histórica, se afirma que son jóvenes, chavos no tan chavos que representan una suerte de sombra inquieta de Peter Pan, pues el milennial de corazón “retrasa los procesos que lo vuelven adulto”.

Pensé en Leonardo y el Hombre de Vitruvio como autorretrato milennial que confirma que el genio era demás un Adonis, de escultural cuerpo milimétricamente proporcionado. Seguí la nómina confirmando que Leonardo era un inventor, escritor, ingeniero, arquitecto, pintor, escultor, conversador, inventor, filósofo, no solo de invaluable nivel en cada uno de los mundos que habitó, sino además una luminosa presencia que honra a la humanidad entera y ya puestos en el enigma, pues sí más o menos, cumpliendo todos los rasgos de ser medio milennial… hasta que descubrí que lo que comentaban en el café fue escuchado por mí como un error de chisme involuntario, pues en realidad hablaban de que este jueves mismo Leonardo da Vinci cumplió medio milenio de su muerte, 500 años desde que falleció ese deslumbrante genio sin generación que seguirá brillando con sus textos leídos en espejo, sus óleos de delicada sonrisa, el puñado de pinturas que le sobreviven, los miles de dibujos y apuntes, la biografía de un procrastinador consumado que, sin embargo, trabajaba incluso cuando estaba dormido… y sí, viéndolo bien, no dudo que haya más de un milennial que intente ser medio Leonardo.


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