La vida de Melanie Serrano cambió el pasado 17 de febrero con la llegada de sus dos hijas, Itzel y Natura, fruto de su relación con Lara Salmerón, una excompañera de equipo de la infancia con la que se reencontró hace cuatro años con la excusa de un café improvisado y el fútbol de trasfondo. Tiempo después decidieron convertirse en madres y fueron sorprendidas durante una visita al Hospital de Sant Pau con la noticia de que pronto recibirían dos nuevos miembros en su familia, un episodio que la blaugrana se emociona al recordar. “La ginecóloga vio otra mancha y nosotras nos miramos enseguida. Era la ilusión de mi vida”, explica con los ojos vidriosos.
Melanie Serrano y Lara Salmerón junto a Itzel y Natura.
Desde que nacieran sus pequeñas, la culé compagina el fútbol de élite con la maternidad, convirtiéndose así en referente, al igual que otras deportistas como Serena Williams, Alex Morgan o su también compañera de equipo Irene Paredes. “Es complicado llegar a todo pero se puede y merece la pena”, nos cuenta.
Melanie Serrano paseando por Blanes junto a sus hijas.
Melanie, que con tan solo 14 años y recién llegada de Sevilla a Blanes fichó por el Barça, tuvo unos inicios en el fútbol profesional “muy diferentes” a los de ahora. “Tuve que hacer muchos sacrificios y perdí parte de mi infancia. Cogía dos buses y un tren para llegar hasta el Miniestadi, que era donde entrenábamos”, apunta.
Eso sí, siempre contó con el apoyo de su madre y su abuela, lo que le empujó a luchar por sus sueños y a llegar a dónde se encuentra hoy, siendo la jugadora del Barça más laureada y con más partidos disputados de la historia. Ahora la andaluza espera que sus hijas crezcan con los valores que “el deporte me ha enseñado” y que sueñen tan grande como ella porque los sueños, si se persiguen con determinación, se hacen realidad e incluso te pueden convertir en leyenda.
Melanie con Itzel y Natura en brazos.