La canciller alemana, Angela Merkel, ve el futuro de los Balcanes dentro de la Unión Europea. Lo ha dicho en varias ocasiones, y lo subrayó este lunes tras la cumbre virtual celebrada dentro del llamado Proceso de Berlín sobre los Balcanes occidentales. Aunque reconoció que “todavía queda mucho por hacer” para que los seis países de la región que aún no pertenecen a la UE puedan incorporarse, subrayó que conseguirlo es de una importancia “estratégica” para Europa. “Redunda en el propio interés de la Unión impulsar el proceso”, señaló.
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Merkel fue la anfitriona de una cumbre en la que participaron los líderes de Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia, además de representantes de otros Estados miembros y de la presidenta de la Comisión Europea. Ursula von der Leyen coincidió con Merkel al asegurar que su “principal prioridad es acelerar la agenda de la ampliación y apoyar a los países de los Balcanes occidentales en su trabajo para conseguir las reformas necesarias para avanzar en su camino europeo”.
La cumbre, que volvía a Berlín tras siete años de celebrarse en otras capitales, forma parte del Proceso de Berlín, una iniciativa de varios miembros de la UE, bajo el liderazgo alemán, para fomentar la cooperación regional de los seis países de la antigua Yugoslavia y su camino hacia la integración europea, que lleva años estancada. Desde 2014 se celebra una cumbre anual y varias reuniones ministeriales preparatorias. Croacia fue el primero de los siete países de la región en ingresar en la Unión Europea, en 2013. Serbia, Albania, Montenegro y Macedonia del Norte son candidatos oficiales mientras que a Bosnia-Herzegovina y a Kosovo se les considera candidatos potenciales.
En los últimos meses la Unión Europea trata de recuperar presencia e influencia en la región para contrarrestar los esfuerzos que están haciendo tanto China como Rusia para situarse en estos países mediante grandes inversiones y créditos millonarios. Durante la pandemia, además, ambas potencias han aprovechado para aumentar su dependencia mediante las vacunas. Varios países han comprado la china Sinopharm o la rusa Sputnik V para avanzar sus planes de inmunización. La influencia de terceras potencias en la zona también preocupa a Estados Unidos. La semana pasada Philip Reeker, subsecretario de Estado de EE UU, alertó de que la menor presencia allí de la UE abre huecos que otros “competidores geoestratégicos” aprovechan para llenar. “No dejemos esos huecos”, instó a Bruselas, según Bloomberg.
Ni Merkel ni Von der Leyen mencionaron a Rusia o a China, pero la canciller subrayó que la incorporación de los Balcanes occidentales le interesa a la Unión por “razones geoestratégicas”. “Es parte de Europa y queremos que sea parte de la Unión Europea”, añadió. Eso sí, el proceso sigue presentando muchas dificultades, reconoció, y mencionó algunos puntos de fricción, como la disputa que mantienen Bulgaria y Macedonia del Norte o los problemas que todavía arrastran Serbia y Kosovo. También destacó el avance en las negociaciones, como la apertura de varios capítulos, y medidas concretas como la desaparición del roaming (tarifa de itinerancia en las comunicaciones móviles) entre los países de la región –entró en vigor el 1 de julio- y los programas de intercambio escolar.
Merkel anunció también que Alemania va a donar “lo antes posible” tres millones de vacunas a los Balcanes occidentales, que corresponde al 10% de los 30 millones de dosis que Berlín cederá a COVAX, el mecanismo global para un acceso equitativo a las vacunas. Von der Leyen, por su parte, aseguró que la Comisión va a proponer un nuevo paquete de inversiones de 500 millones de euros para apoyar la implementación del Plan Económico y de Inversiones para los Balcanes occidentales que Bruselas aprobó en octubre de 2020 para ayudar a la región a recuperar sus economías tras la pandemia.
El proceso de ampliación en los Balcanes occidentales
Con Serbia, el más grande de los países de los Balcanes occidentales que todavía no pertenece a la UE, ya se han abierto negociaciones y capítulos de adhesión. Tiene siete millones de habitantes. Belgrado presentó su solicitud de acceso en diciembre de 2009 y tiene el estatuto de país candidato desde marzo de 2012. Entre los primeros capítulos de las negociaciones de adhesión está el relativo a la normalización de las relaciones con Kosovo. En 2018 la Comisión Europea afirmó en su estrategia para los Balcanes occidentales que Serbia podría ingresar en la Unión entre esa fecha y 2025, aunque reconocía que tal perspectiva era “extremadamente ambiciosa”. Lo mismo dijo Bruselas sobre Montenegro, un país de 600.000 habitantes que obtuvo su independencia en 2006 y pidió el ingreso en 2008. Es país candidato desde diciembre de 2010.
Albania, con 2,9 millones de habitantes, solicitó ingresar en la UE en 2009 y es país candidato desde 2014. La Comisión Europea ha recomendado varias veces la apertura de negociaciones de adhesión, en 2016, 2018 y 2019, pero estas no empezaron hasta 2020. Bruselas presentó a los Estados miembros el proyecto de marco de negociación en julio del año pasado, condición previa para convocar la primera conferencia intergubernamental con Albania.
La Antigua República Yugoslava de Macedona, ahora Macedonia del Norte, de 2,1 millones de habitantes, solicitó entrar en la UE en 2004 y tiene el estatus de país candidato desde 2005. Tardó años en empezar las negociaciones de adhesión por el litigio con Grecia sobre la utilización del nombre Macedonia, que se resolvió en 2019. El Consejo Europeo abrió negociaciones de adhesión en marzo del año pasado. Bulgaria bloquea la entrada de Macedonia del Norte en la Unión a causa de una disputa identitaria que mantienen hace años. Bulgaria quiere que este país reconozca que tiene una historia y una lengua común con su vecino.
Bosnia-Herzegovina (3,5 millones de habitantes) presentó su solicitud en 2016, que aún no se ha resuelto, por lo que se la considera candidato potencial. Kosovo (1,8 millones de habitantes) declaró su independencia de Serbia de forma unilateral en 2008 y todavía hay cinco Estados miembros de la Unión (España entre ellos) que no la reconocen. Es el único país de la región que permanece excluido de la liberalización de visados. El futuro ingreso de Kosovo en la UE está supeditado al diálogo entre este país y Serbia, que se retomó en 2020 tras dos años de parón, y que debería desembocar en un acuerdo jurídicamente vinculante sobre la normalización de sus relaciones.
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