El Gobierno de Kiev había puesto grandes esperanzas en el encuentro, pero la última visita oficial de la canciller alemana Angela Merkel a Ucrania se saldó con la vaga promesa de que Berlín no abandonará al país frente a Rusia. “El tema prioritario de nuestra conversación ha sido el proceso de paz de Donbás”, remarcó el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, al término del encuentro. Merkel viajó a Kiev dos días después de reunirse en Moscú con el presidente ruso, donde la guerra que desangra a Ucrania desde hace siete años fue un tema secundario y Vladímir Putin acusó a Kiev de boicotear los acuerdos de Minsk que buscan pacificar la zona.
Ayer, sin embargo, Merkel mostró su respaldo total a la posición del Gobierno de Zelenski. “Rusia es parte del conflicto, por lo tanto es correcto que Ucrania se niegue a entablar conversaciones con los separatistas”, subrayó Merkel, quien recalcó además que el Formato de Normandía, que incluye a Ucrania, Rusia, Francia y Alemania, debe continuar. “Es necesario seguir trabajando en ello, incluso en el periodo de cambio a otros actores políticos”, añadió en referencia a que la canciller encara la recta final de sus 16 años al frente de la locomotora europea.
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“Para ser honestos, no hemos avanzado lo que queríamos”, dijo la mandataria sobre el Formato de Normandía. “Me gustaría realizar otro encuentro a nivel presidencial, al más alto nivel político”, propuso.
Sin embargo, Zelenski pidió a Berlín un apoyo más tangible: “Solicitamos al Gobierno alemán el suministro de armas, que nos rechaza de una forma u otra”. El presidente de Ucrania recordó que a pesar de no formar parte de la Alianza Atlántica, su país y la OTAN han realizado maniobras militares conjuntas en los últimos tiempos, las últimas en el disputado mar Negro el pasado 10 de julio. “Europa y Alemania nos apoyan, pero necesitamos algo concreto y sabemos cómo podrían ayudarnos. Todavía contamos con ello”, añadió Zelenski junto a Merkel.
La otra gran preocupación de Ucrania es el Nord Stream 2, el gasoducto al que apenas quedan 15 kilómetros para ser completado, aunque su puesta en funcionamiento aún se hará rogar por los procesos de certificación. El mandatario ucranio reiteró que se trata “de una cuestión de política y de seguridad, no económica”, aunque en juego también están los 3.000 millones de dólares que aproximadamente obtiene el país al año por permitir el tránsito del gas ruso a Europa.
Riesgos por el gasoducto
“Nos tomamos muy en serio las preocupaciones de Ucrania, por eso hablé de este problema en el encuentro de Moscú”, respondió Merkel. “He dejado muy claro [a Putin] que apoyaremos nuevas sanciones en el marco europeo si Rusia utiliza el gasoducto como arma”, advirtió la canciller sobre la obra en la que participan Rusia, Alemania y otros países europeos y que, en palabras de Zelenski, “traerá riesgos significativos”.
El gasoducto que unirá Rusia con Alemania a través del Mar Báltico recibió su empujón definitivo el pasado mes de julio, cuando Washington y Berlín alcanzaron un acuerdo para su puesta en marcha tras años de amenazas de sanciones por parte de EE. UU. Entre las condiciones pactadas figuran el apoyo alemán a la modernización del sistema energético ucraniano, y que Rusia prorrogue una década más el tránsito de gas a través del país. Precisamente Putin prometió en su encuentro con Merkel que cumplirá este compromiso, aunque supeditó a la demanda europea el volumen de gas enviado por esa ruta.
Sin embargo, tanto Ucrania como otros países del este desconfían y basan su esperanza de paralizar el proyecto en el llamado Tercer Paquete de Energía, que contempla que el suministrador de gas y el transportista deben ser compañías diferentes para evitar prácticas monopolísticas, algo que podría suceder con Gazprom.
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