Entre las sombras de la llamada crisis humanitaria en la frontera suroeste de Estados Unidos, existe otro fenómeno llamado “reciclaje de niños”, un tema que tocó el Comisionado Interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) durante su visita al Valle del Río Grande junto con el vicepresidente Mike Pence.
Autoridades se refieren a “reciclaje de niños” cuando un adulto migrante cruza de manera ilegal al país acompañado de un menor y una vez que está en suelo americano, el niño es enviado a su país para que vuelva a cruzar con otro migrante.
Según las autoridades federales, este fenómeno se está dando para tomar ventaja de las fallas del sistema migratorio de Estados Unidos.
Kevin McAleenan, secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, comentó que se ha visto “tres diferentes organizaciones en diferentes partes del país que están implementando esta técnica. Están utilizando a niños para cruzar la frontera con diferentes adultos múltiples veces, los vuelan de nuevo a Centroamérica y utilizan ese mismo niño para que entre al país con otro adulto”.
McAleenan agregó que “de lo que va del año, hemos visto 5,000 casos de fraude donde los adultos presentan a los menores diciendo que son familiares cuando no lo son”.
Por su parte, el comisionado interino de CBP, Mark Morgan, comentó durante su visita al Valle del Río Grande que un equipo de su agencia ha investigado cerca de 400 casos de “familias fraudulentas” en esta región de la frontera en un período de 90 días.
De esas 400, unas 352 fueron detectadas específicamente en el Valle del Río Grande, 115 de ellas estaban siendo investigadas y ya 251 de los casos habían llegado a corte.
En cuanto al “reciclaje de niños,” Morgan dijo que se han detectado 69 menores que han sido “reciclados” de Centroamérica a Estados Unidos, y que no se descarta la posibilidad de que quienes realicen esta práctica sean miembros de organizaciones criminales transnacionales.
La Patrulla Fronteriza ya ha dado a conocer que estarán iniciando un programa piloto para tomar huellas digitales y muestras de ADN a menores de 13 años para evitar que continúe el “reciclaje de niños”.
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