México es uno de los países con más fatiga por estrés laboral, pues al menos 75 por ciento de sus trabajadores sufren esta condición, superando los niveles de China (73%) y de Estados Unidos (59%).
Encuestas de 2023 refieren la prevalencia del síndrome de burnout –también llamado del trabajador “quemado”, de estrés laboral o desgaste ocupacional– toda vez que una parte importante de empleados en el mundo están más agotados que nunca, de acuerdo con la consultora en desarrollo humano, Patricia Lozano Luviano.
La docente precisó que este síndrome se considera una enfermedad psicosocial, en la que influyen factores laborales u organizacionales, y personales o individuales.
Las investigaciones confirman que el personal de salud es uno de los sectores más afectados.
Al dictar la conferencia “Alcanza una vida en equilibrio reduciendo el estrés laboral”, organizada por el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de la UNAM, Lozano explicó que los trabajadores mexicanos padecen esta condición debido a numerosos factores como:
Falta de pago y prestaciones;
Necesidad de tener varios empleos;
Trabajar en algo que no gusta;
Recorrer grandes distancias entre el trabajo y el hogar;
Falta de equidad de género; y,
Acoso en el trabajo.
La también terapeuta detalló que el síndrome tiene tres componentes: cansancio o agotamiento emocional (sin ganas, desmotivado); despersonalización (construcción inconsciente de una defensa para protegerse de la impotencia, indefinición, frustración y conflictos, que se manifiesta en una desconexión o robotización en el trabajo); y el abandono de la realización personal, cuando se pierde el valor que el propio trabajo tenía para la persona, lo cual lleva a la ley del mínimo esfuerzo, es decir, “hacen como que me pagan, y yo hago como que trabajo”, por ejemplo, y esto afecta a las instituciones.
El burnout tiene diferentes niveles: leve, consistente en quejas vagas, cansancio moderado, pesimismo, aislamiento o desconfianza; grave, se trabaja más lento, hay automedicación, ausentismo, aversión o fobia al trabajo, abuso del alcohol o drogas porque no se soporta la situación; y extremo, cuando llega el colapso, cuadros psiquiátricos y hasta el suicidio.
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