México y Estados Unidos han dado un paso más en el plan para desarrollar las economías del sureste mexicano y Centroamérica. Ambos países han reunido durante dos días en Mérida (Yucatán, sureste de México) a los empresarios de sus sectores más productivos para comenzar una hoja de ruta para invertir en la región y así contener la migración masiva hacia EE UU. La propuesta para que Washington acceda a invertir 10.000 millones de dólares para fomentar el empleo y contener los efectos de la migración ha estado sobre la mesa desde diciembre, cuando Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México.
La cumbre de empresarios tanto del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) como de la Cámara de Comercio de EE UU ––las patronales más importantes de ambos países –– ha abordado temas tanto económicos como de seguridad y energía. “El trabajo de este grupo es explorar el papel que el sector privado puede jugar en crear las condiciones económicas necesarias para mejorar la vida de la gente en el sureste de México y Centroamérica”, ha asegurado el secretario de Comercio de EE UU, Wilbur Ross. Los inversionistas mexicanos, por su parte, también se han sumado a la iniciativa que López Obrador desea impulsar para conseguir el crecimiento económico de una de las regiones menos favorecidas en México. “He escuchado aquí que a ellos [Estados Unidos] les sobra dinero y les falta gente, mientras que a nosotros nos falta dinero y nos sobra gente”, ha resumido Carlos Salazar, presidente del CCE.
El diálogo se ha desarrollado en el corazón de la península de Yucatán, una de las regiones más seguras y con los índices de crecimiento económico más altos del país. Allí también han llegado al menos cuatro secretarios mexicanos de Estado (Exteriores, Gobernación, Energía, Trabajo) para explicar a los empresarios estadounidenses sobre la viabilidad de sus inversiones en el sureste de México y para garantizar que existen las condiciones en México para llevar a cabo el plan, según señalan algunas fuentes mexicanas. La poderosa iniciativa privada de Estados Unidos busca, principalmente, confirmar que en México existe seguridad y conectividad energética. El grupo estadounidense, por ejemplo, tuvo interés en conocer los planes para la construcción del Tren Maya en esta región, así como la permanencia de los contratos y las subastas petroleras.
La reunión también ha abordado el futuro del acuerdo comercial entre ambos países y Canadá ––el T-MEC–– que se encuentra pendiente de aprobación en los Congresos de los tres países involucrados. El encuentro entre los empresarios y el Gobierno mexicano ha coincidido con la aprobación en la Cámara de Diputados de una reforma laboral más generosa con los trabajadores, una de las condiciones que los negociadores estadounidenses y canadienses habían señalado para seguir adelante con la reconfiguración del tratado de libre comercio. Ross ha explicado que el siguiente paso para la aprobación del T-MEC en EE UU será aproximarse a los representantes de su Congreso para detallar “el significado que tiene [el tratado] para las comunidades empresariales de los tres países”. El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, ha estimado que, tras la reforma, el proceso de aprobación del tratado podría acelerarse el próximo mes.
La crisis migratoria que se desarrolla tanto en la frontera norte como sur de México ha tocado la política en Estados Unidos. Pese a que el presidente Donald Trump ha amenazado con cerrar los puestos fronterizos que colindan con México, a lo largo de más de 3.000 kilómetros, los empresarios estadounidenses han señalado que esa situación sería devastadora para ambas economías. Sin embargo, en la práctica el Gobierno de Estados Unidos ha sido receptivo con su contraparte mexicana sobre las medidas que ha tomado para contener los flujos migratorios, como la emisión de visas humanitarias para Centroamericanos. “Felicito a la nueva administración en México por su énfasis en mejorar el desarrollo económico de esta región en particular. Y también por ayudarnos en la crisis en nuestra frontera sur”, ha apuntado el secretario estadounidense de Comercio en Yucatán.
López Obrador se ha sumado este viernes a la cumbre de los empresarios para atestiguar la firma de un acuerdo entre el sector privado de ambos países. “Agradezco al presidente Trump por estar abierto a tratar nuestros asuntos migratorios y de seguridad con respeto y de una forma que considero eficaz”, dijo el presidente mexicano. Además, ha pedido a los empresarios hacer negocios para favorecer a diversos sectores sociales. En la comitiva también se encontraba Larry D. Fink, director ejecutivo de BlackRock, una de las firmas de inversión más grandes del mundo. “Queremos contribuir para hacer un México más próspero, queremos traer más oportunidades para los mexicanos”, ha dicho Fink.
El presidente mexicano se reunió el mes pasado con Jared Kushner, asesor y yerno del mandatario estadounidense Donald Trump. En esa ocasión, López Obrador aseguró que entre las prioridades de la agenda bilateral estaban tanto la aprobación del T-MEC como la estrategia económica para cambiar el panorama migratorio en México y Centroamérica. Desde entonces, los acercamientos entre México y EE UU no han cesado.
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