Michael Jordan sigue siendo a día de hoy la figura más influyente de la historia del baloncesto. Diecinueve años después de su retirada, la estrella de la NBA vuelve a escena tras anunciarse que llevará a cabo una subasta que podría romper todos los récords.
Se trata nada más y nada menos de la camiseta con el dorsal 23 a la espalda que lució con los Chicago Bulls en las finales de la NBA en temporada 1997-1998, la de su mítico ‘Last Dance’.
En aquel año, se medirían a los Utah Jazz en un auténtico duelo de titanes. Los Bulls, dirigidos por Phil Jackson, estaban comandados por Michael Jordan, Dennis Rodman y Scottie Pippen. En frente, los Jazz de Jerry Sloan, contaban en sus filas con John Stocktone, Karl Malone y Jeff Hornacek.
La batalla fue épica y necesitó hasta seis encuentros para decidirse. Los Jazz se impusieron en el primer asalto (85-88) pero los Bulls consiguieron darle la vuelta con tres victorias consecutivas (93-88, 54-96 y 82-86). Cuando todo parecía decidido, los de la Conferencia Oeste consiguieron el triunfo (83-81) y forzaron el sexto partido.
En un desenlace para la historia, los Bulls, liderados por un gran Air Jordan, derrotaron por la mínima a los Jazz (87-86) y se llevaron su sexto anillo. Como no podía ser de otro modo, Mike sería elegido MVP de las finales y se proclamaría campeón de la NBA por tercera vez consecutiva, haciéndose además con su segundo ‘three-peat’ (1991, 1992, 1993, 1996, 1997, 1998).
La subasta de la camiseta tendrá lugar el próximo 6 de septiembre. A pesar de que está valorada en torno a los 4 o 5 millones de euros, se espera que el precio en el que se abra la puja sea mucho más elevado, por lo que la cifra podría ser aún más astronómica.
Actualmente el récord de subasta en artículos de coleccionismo deportivo lo tiene la camiseta de Diego Armando Maradona en la final de la Copa del Mundo de 1986. El pasado mes de mayo, la casa de subastas Sotheby’s cerró la venta por 8,4 millones de euros.
El Pelusa, en una exhibición memorable, anotó un doblete ante Inglaterra (2-0) para guiar a Argentina a la consecución de su primer y único Mundial. El primero de ellos, el inolvidable gol de la ‘Mano de Dios’, y el segundo, tras regatearse a todo el equipo rival.