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Miedo y vacío en Tokio antes de los Juegos Olímpicos


A las puertas de que la llama olímpica se encienda este viernes en el pebetero de un Estadio Nacional de Tokio casi vacío, la situación alrededor de los Juegos Olímpicos es todo menos halagüeña. Persiste la oposición popular a su celebración. Ya son al menos cuatro los deportistas que han dado positivo dentro de la Villa Olímpica, pese a todas las precauciones adoptadas y las medidas de seguridad impuestas. Y Toyota, uno de los grandes patrocinadores, ha anunciado que retira sus anuncios relacionados con la competición, dado el ínfimo apoyo del público.

La capital japonesa, sumida en el cuarto estado de emergencia impuesto por sus autoridades desde el inicio de la pandemia, lidia con un nuevo brote de covid-19 que ha incrementado el escepticismo entre quienes cuestionan la pertinencia de la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en medio de la crisis sanitaria mundial (agravada desde el mes pasado por la variante delta, la más contagiosa). La cifra diaria de infectados en la urbe tokiota ha superado durante cinco días consecutivos el millar y el sábado se registraron 1.410 nuevos contagios, un récord en esta cuarta ola de infecciones.

A pesar de que tanto el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, como el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, han reiterado que la de Tokio será una edición “segura y con garantías”, el 68% de los participantes en una encuesta realizada durante el fin de semana por el rotativo japonés Asahi Shimbun tiene dudas sobre la capacidad de los organizadores de controlar el coronavirus. El 55% de los 1.444 encuestados por teléfono se opone a que se celebre, mientras que el 76% opina que la decisión de prohibir la presencia de público es la correcta.

La XXXII edición del mayor certamen multideportivo a nivel mundial se verá deslucida por la ausencia de varias estrellas que han declinado su participación y por el vacío en las gradas. El único público con acceso a los recintos de competición serán los miembros VIP de la familia olímpica y de las delegaciones. En las instalaciones deportivas, en vez del ruido de aplausos y gritos de ánimo a los atletas, primará un extraño silencio sepulcral.

Las noticias desde la Villa Olímpica Harumi Futo, ubicada en una isla artificial de la bahía capitalina (se han habilitado otras dos villas satélites, en las afueras, para el ciclismo y la vela), tampoco invitan al optimismo. Ya son cuatro los atletas alojados en ella que han dado positivo: a los dos futbolistas de Sudáfrica y un jugador de voleiplaya de República Checa —Ondrej Perusic, asintomático— ya confirmados y aislados se ha sumado una gimnasta estadounidense, parte de las competidoras suplentes. La adolescente tenía un contacto cercano, también parte del equipo suplente, y ambas han quedado en aislamiento, según ha informado su delegación.

El primer contagio dentro de la burbuja olímpica, notificado el sábado, fue el analista de vídeo del equipo masculino sudafricano de fútbol: 21 personas han estado en contacto directo con los contagiados, todas ellas parte de esta selección y actualmente sometidas a estricto aislamiento. El once de Sudáfrica se enfrenta este jueves al de Japón en el arranque del torneo olímpico de fútbol.

A este problema se suman los casos de deportistas obligados a aislarse por haber tenido contacto con personas contagiadas en su trayecto a Japón o después de haber aterrizado (los últimos, seis atletas británicos), y de delegaciones que han retrasado su viaje porque un miembro dio positivo antes de partir. Desde el 2 de julio, los organizadores han informado de 58 positivos entre atletas, periodistas y personal vinculado directamente a los Juegos, lo que ha disparado las alarmas ante la posibilidad de un catastrófico brote en la Villa, que acogerá a unos 11.000 deportistas.

La posibilidad de que surja un brote aterra a los organizadores. Los atletas que dieran positivo, y sus contactos cercanos, tendrían que aislarse y se verían imposibilitados a participar en las competiciones.

Al pesimismo que reina entre muchos se suma, además, la retirada de importantes patrocinadores. El fabricante de coches japonés Toyota, comprometido en un inicio con apadrinar la cita cuatrienal, ha anunciado este lunes que no emitirá anuncios en televisión publicitando los Juegos debido a que estos “se han convertido en un evento que no cuenta con la aprobación del público”. La corporación Toyota Motor ha adelantado, además, que ni su director ejecutivo, Akio Toyoda, ni otros altos cargos asistirán a la ceremonia inaugural de este viernes para desligarse del certamen.

Alrededor de 60 empresas niponas que han desembolsado unos 3.000 millones de dólares en derechos de patrocinio se encuentran ante el dilema de romper su vínculo con los Juegos o que se continúe asociando su marca con estos, a pesar de no haber conseguido ganarse el favor de la sociedad japonesa, según informa Reuters.

En el plano político, los Juegos han servido de nuevo escenario para los roces entre Japón y su vecina Corea del Sur. Este fin de semana, el diario nipón Yomiuri daba cuenta de que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, viajaría a Japón para una cumbre con el primer ministro. Este lunes, Seúl indicaba que “obstáculos de última hora” obligaban a Moon a permanecer en su país. La decisión llega después de que Corea del Sur protestara por los comentarios de un diplomático japonés con los que ridiculizaba los intentos de Moon para mejorar las relaciones bilaterales, particularmente tensas en los últimos años por disputas territoriales, comerciales y desacuerdos de cooperación militar.

El fin de semana se desató otra polémica que involucraba a estas dos naciones. Después de que grupos de extrema derecha japoneses protestaran por la presencia en la Villa Olímpica de unas banderas colocadas por la delegación surcoreana, el COI, calificándolas de “provocativas”, obligó a retirarlas. Se trataba de un conjunto de enseñas que formaba la oración “cuento con el apoyo de 50 millones de coreanos”, una cita que hace alusión a las palabras de un héroe coreano durante las invasiones japonesas entre 1592 y 1598.

En consecuencia, el COI también ha prohibido a la delegación nipona exhibir la bandera del sol naciente (en la que se representa un sol rojo del que emanan 16 rayos) en los estadios y en otras instalaciones deportivas por resultar ofensiva en algunos países de Asia al tratarse de un símbolo imperial. El comité olímpico surcoreano pidió formalmente en 2019 al comité organizador de los Juegos la prohibición de la misma durante el evento, llegando a compararla con la esvástica nazi. Entonces, sus reclamos fueron rechazados y ahora ha sido el COI el que se ha pronunciado en contra de que ondee dicha enseña “con el fin de que no surjan problemas políticos”, según ha informado en un comunicado.

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