Por Fernanda Pérez Rivera Moisés
El pasado 29 de marzo, Guatemala decretó el ‘estado de prevención’ ante una posible nueva caravana de migrantes, con el fin de impedir una crisis de seguridad ciudadana que agrave la emergencia sanitaria del Covid-19.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agrupación intergubernamental mundial dedicada a los asuntos migratorios, se han emitido un total de 45 mil 427 restricciones a la movilidad por los gobiernos y autoridades en 194 países desde que comenzó la pandemia.
Alberto Cabezas, oficial nacional de comunicación de la OIM, aseveró en una entrevista con Aristegui Noticias que “son medidas razonables, vamos a decir, porque las toman países que son soberanos y tienen todo el derecho a proteger sus fronteras de lo que ellos creen que puede ser un riesgo, como el que entraña la pandemia; lo que creemos desde la OIM es que una pandemia representa grandes retos, pero lo ideal es tomar las medidas que afecten lo mínimo posible a la movilidad de las personas.”
El sacerdote José Juan Cervantes de los Misioneros de San Carlos, responsable del Centro de Pastoral Migratoria de Guadalajara, comenta a este medio que los gobiernos están interviniendo de una manera restrictiva: “No necesariamente protegiendo a los migrantes. No necesariamente solucionando las condiciones de pobreza que hay en sus países, pero sí con medidas restrictivas que parecerían que los gobiernos se hacen presentes donde antes habían estado ausentes”.
Aseguró que las medidas “no solucionan nada” y “no frenan nada tampoco porque la mayor parte del flujo de migrantes no pasa a través de las caravanas, pasa a través del tráfico ilegal de personas.”
“Así en términos generales, es muy difícil decir si estamos actuando bien o no. Lo que es un hecho es que los migrantes son personas vulnerables siempre y que están tan expuestas a la enfermedad como la población residente, por tanto deben ser apoyadas allá donde estén”, reflexionó Alberto Cabezas.
Asimismo, aseguró que “las personas migrantes, no por su condición de extranjeros son más contagiosas que otros” y que estos discursos “se han en traducido en brotes de xenofobia, en una gran desconfianza, en discursos de odio”.
“El mensaje que hemos dado desde OIM claramente es que no hay que discriminar a estas personas, que una persona migrante, una persona de fuera, no es más contagiosa que cualquiera de nosotros”, concluyó.
Por su parte, Alberto Xicoténcatl Carrasco, director de la Casa del Migrante de Saltillo, comentó que aunque han habido brotes de Covid-19 en los albergues “la prevalencia del Covid en personas migrantes no es tan elevada como en personas mexicanas”, por lo que no representan un riesgo. Asimismo, mencionó que “la presencia de Covid en México es mucho más grande que la presencia de las personas de Centroamérica”.
Además, transitan por espacios “con poca presencia habitacional de mexicanas y mexicanos”, por lo que el riesgo de contagio es mucho más bajo. “Entonces tampoco existe el pretexto ni de qué nos vengan a contagiar, ni tampoco puede existir el pretexto de que los vamos a contagiar, por eso vamos a protegerlos”, concluyó.
No obstante, para el sacerdote José Juan Cervantes, los cierres de los cruces no esenciales resulta complicado, en tanto que plantea la dificultad de fijar lo que es esencial y aquello que no lo es: “Todo esto tiene que ver con las formas de construir la realidad y las formas de construir discursos políticos”, mencionó y aseguró que son formas “eufemísticas”: “Hablan de que están protegiendo la frontera, de que estamos asegurando a los migrantes. Ahora llaman “asegurar a los migrantes” a detenerlos y a las deportaciones les llaman repatriaciones”.
“Estas medidas de gobiernos que restringen la migración son de alguna manera también medidas mediáticas y que los posicionan políticamente frente a un nuevo actor que es el gobierno demócrata en Estados Unidos”, aseveró.
El sacerdote aseguró que “no es porque hay Covid que las personas no van a migrar, la necesidad sigue, las ganas de tener una vida digna continúan”.
Alberto Xicoténcatl señaló que muchos albergues en México tuvieron que cerrar sus puertas o reducir su capacidad, lo que vulnera a los migrantes, ya que permanecen en las calles. “Por ejemplo en el caso de la Casa del Migrante Saltillo, en un solo día llegábamos albergar hasta 320 personas”. Explicó que, debido a la pandemia, han reducido el espacio y ahora solo pueden albergar a 120 personas, a las que se suman las 40 o 50 personas que se quedan en el campamento exterior todos diariamente.
Asimismo, comentó que las capacidades de los albergues para subsistir también se están viendo afectadas, con una disminución de voluntarios y donaciones, así como infecciones del personal.
Cervantes afirmó que a pesar de que los albergues se tuvieron que adaptar a las condiciones de la pandemia, no detendrán sus actividades: “Al contrario, es cuando más activos tenemos que estar. Es cuando más la gente necesita. Tienes que buscar maneras creativas de continuar”.
Alberto Xicoténcatl recordó que en Saltillo se hizo un campamento afuera de la Casa del Migrante, que llegó a tener más de 100 personas y aseguró que no fueron los únicos. “Esto sucede también por ejemplo en municipios como Matamoros, Tamaulipas, donde de campamentos de 50 personas llegaron a campamentos de más de mil personas”.
Sin embargo, cuando no hay albergues, las personas viven debajo de los puentes o piden dinero en la calle. “Los vacíos que dejan los estados, los llenan en un primer momento la ciudadanía, pero llega un momento en que para la ciudadanía ya es muy pesado y al final todo esto va en detrimento de la protección de las personas migrantes”, comentó.
“Al final empieza a haber conductas discriminatorias, xenófobas y racistas en contra de esta gente, contra quienes defendemos sus derechos humanos; y van mermando lo que en algún momento construimos como sociedad”, concluyó.
Alberto Cabezas mencionó que hay que “dejar de ver a la migración como algo estrictamente vinculado a motivos personales” porque “cuando perdemos la perspectiva de que la migración puede ser una consecuencia de la falta de desarrollo de las sociedades, entonces perdemos el foco de cómo podemos atacar eso”.
Asimismo, aseguró que “no son soluciones fáciles, son soluciones de sistema. Son soluciones que tienen que ver con el desarrollo de los países y con las políticas públicas y eso no va a cambiar de la noche a la mañana, pero hay que empezar a buscar esos cambios que propicien que las personas gocen de cierto bienestar allá donde se encuentren y a lo mejor no sientan que sólo les queda una opción que es migrar, buscar un futuro fuera de su comunidad, fuera de su país”.
“La migración es el desafío de comprender que todos somos hermanos y que no importa dónde todos nacimos y que todos tenemos las mismas necesidades de ser felices y de ser tratados con dignidad. Yo creo que lo más importante es mantener nuestra humanidad más que nuestras nacionalidades”, reflexionó Cervantes.
Alberto Xicoténcatl comentó que será importante que se vacune a los migrantes: “Si no protegemos la salud de esta gente, aunque no sean mexicanos, nos vamos a ver afectados como mexicanos”.
“Nos gustaría que llegará el momento en que las personas migrantes también son incluidos en los esquemas de vacunación que están sucediendo. Eso puede llevar tiempo. A nosotros desde la OIM nos gustaría que fuera lo antes posible”, comentó Alberto Cabezas.
El pasado 23 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que “todos” los migrantes en territorio mexicano serán vacunados contra la Covid-19, pero que el calendario de vacunación dependerá “de la disponibilidad de las vacunas”.
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