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Milagro del Sevilla con su portero-delantero


Un gol del portero Bono en la última jugada del partido dio un punto al Sevilla y frustró al Valladolid, que anuló a su rival y que vio cómo en una acción postrera el portero marroquí acababa con su resistencia. Fue el punto final épico de un encuentro de varias partes, en las que el Sevilla fue mejor durante 30 minutos, luego fue superado por el Valladolid y mereció el empate por su empuje final. Quizás porque lo intentó de manera desaforada encontró el empate en esta acción que se ve tan poco en los campos de juego. Bono, como Palop, rescató a su equipo. Una muestra más de la magia que acompaña a veces a este Sevilla. Los de Lopetegui no están para pelear por el título, pero recuperaron un punto que les asienta en la cuarta plaza. El inesperado gol de Bono sí frustra al Valladolid, que tenía el partido ganado gracias a un esfuerzo descomunal, asentado en el gran trabajo de sus centrales y sus jugadores del centro del campo. El Sevilla apretó el tramo final y De Jong gozó de dos buenas ocasiones para empatar. Lo hizo Bono cuando nadie lo esperaba. Este Sevilla, sin duda, tiene magia y rescata partidos cuando nadie lo espera. Al Valladolid le sobró una jugada y, quizás, demasiados minutos metido atrás, aunque hizo un esfuerzo encomiable defendiendo el 1-0.

Lopetegui, sin embargo, desea muchas veces que no ocurran demasiadas cosas en el desarrollo de los partidos. Se supone que, en un momento determinado, un error del rival o un acierto propio en un latigazo de calidad allana el camino de la victoria. Ocurre, también, que eso puede pasar al revés. El Sevilla salió enchufado en Valladolid, tocando bien el balón, ejerciendo un dominio amparado en el toque de Óliver Torres y Suso, pero concedió un penalti y el Valladolid se puso por delante al filo del descanso. Orellana batió a Bono y el Sevilla solo había inquietado a Roberto en un disparo del Papu a los cinco minutos de partido. Al equipo de Lopetegui le tocaba meter una marcha más para alterar el rumbo del partido en la segunda mitad.

El técnico del Sevilla ordenó una defensa de tres centrales y Ocampos y Acuña ocuparon las bandas. Los andaluces tomaron el mando del partido de manera clara, aunque sin crear demasiadas ocasiones de gol ante un rival muy ordenado. Los locales fueron defendiendo bien su tesoro, con un enorme trabajo de sus centrales y una agresividad bien entendida en el centro del campo. El Sevilla, poco a poco, fue metiendo al Valladolid en su campo, gracias a la entrada de jugadores como Rakitic y De Jong. A medida que se acercaba el final, fueron llegando las ocasiones del Sevilla. De Jong envió al palo un centro de Ocampos con todo a favor y luego remató con la cabeza también otro balón de Suso que salió muy cerca de la meta de Roberto. El Sevilla encontró premio a su insistencia en la última jugada del partido. Fue una acción algo rocambolesca, con el balón pasando por encima de la línea de fondo hasta que En-Nesyri tocó atrás. Bono apareció con un gran remate con su pierna izquierda para lograr un punto muy importante. Eso no estaba escrito en la pizarra de Lopetegui, pero sienta tan bien…

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