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Miles de polacos salen a la calle para defender que Polonia es europea


El desafío del Gobierno ultraconservador polaco a la Unión Europea con la sentencia del Tribunal Constitucional que este jueves declaró la prevalencia del derecho polaco frente al europeo se ha encontrado con la resistencia de miles de polacos. Llamados a manifestarse en Varsovia por la Plataforma Cívica de Donald Tusk, el expresidente del Consejo Europeo, las protestas se han extendido también a las calles de ciudades de todo el país y de algunas capitales europeas este domingo. Entre los lemas que se han coreado en las calles de la capital polaca, con el himno de la alegría adoptado por la UE de fondo, “Igualdad, democracia y libertad”, “Polonia está en la UE y estamos orgullosos” o “Esto es la Polonia real”.

La protesta, que en la capital se convocó a las seis de la tarde en la plaza del Castillo, en el reconstruido centro histórico, quiere defender que Polonia es europea y que el mensaje llegue a Bruselas, pero sobre todo, que le quede claro al Gobierno ultranacionalista y conservador del partido Ley y Justicia (PiS), de Jaroslaw Kaczynski. “Estoy aquí porque me importa Polonia. Soy polaca y europea, y quiero seguir siéndolo”, dice una de las asistentes a la marcha, Karolina Skora, de 25 años, que trabaja en relaciones internacionales.

Wotel Sova, economista de 55 años, cree que el fallo del Constitucional forma parte de “unas políticas que están cambiando el sistema polaco hacia una autocracia”. “Es una locura [la sentencia]; no sabemos cómo van a reaccionar otros países. No queremos que nos excluyan en Europa”.

Pero la manifestación es también un vehículo de resistencia civil, un alarido frente al autoritarismo y la deriva reaccionaria del Gobierno, que ataca el Estado de derecho, a base de minar la independencia de los jueces, pero también, los derechos de las mujeres, del colectivo LGTBI, y de los migrantes, entre otros.

“El principal mensaje, después de que el supuesto Tribunal Constitucional decidiese el jueves que la ley polaca está por encima de la europea, es que nosotros nos quedamos; ellos [el Gobierno] se pueden ir”, explica el activista prodemocracia Lukasz Szopa.

El Comité de Defensa de la Democracia (KOD, en sus siglas en polaco), una organización nacida en 2015 para defender la democracia frente a los embates del Gobierno, tomó el guante de Tusk y extendió la organización de las manifestaciones a más de 100 ciudades, como explica Szopa, vicepresidente de KOD. “Queremos demostrar que lo que el Gobierno dice y hace no es lo que la gente quiere. Queremos seguir en la Unión Europea y tenemos miedo de que el Polexit esté sucediendo realmente”, continúa, y añade que la imagen de Polonia en la UE no para de deteriorarse y su influencia es cada vez menor.

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Ese declive y alejamiento de Bruselas arrancó en 2015, cuando el PiS llegó al poder, según Bogdan Klich, senador por Plataforma Cívica y presidente de la comisión de Asuntos Extranjeros y Unión Europea del Senado polaco. “El Gobierno lleva mucho tiempo aislando a Polonia en la UE, y el proceso comenzó cuando socavó el papel del Tribunal Constitucional”, apunta. El desafío de la sentencia del jueves “supone un Polexit legal” que para la oposición, “abre la puerta a un Polexit real”.

El antiguo Defensor del Pueblo polaco, Adam Bodnar, que ejerció entre septiembre de 2015 y julio de 2021, ha sufrido en persona las dificultades de enfrentarse al Ejecutivo de Mateusz Morawiecki. Para Bodnar, la sentencia del Constitucional del jueves es “una decisión dramática desde el punto de vista de los derechos de los ciudadanos polacos”, porque garantiza que “el Gobierno continuará ejerciendo su poder autoritario”. El exdefensor, que se ha dirigido a los manifestantes en la protesta, aseguró antes a EL PAÍS que el PiS “seguirá haciendo todo lo posible para subyugar al poder judicial, la última rama de las instituciones de todo el sistema polaco que intenta ser independiente”.

Frente a la deriva autoritaria del Ejecutivo, queda la resistencia de la sociedad polaca, que en más de un 80% se declara europeísta. El PiS intenta sin embargo socavarla a través del control de los medios de comunicación. “Desde finales de 2015, el Gobierno utiliza en la radio y la televisión pública los mismos métodos que el régimen comunista. Ha convertido los medios de comunicación públicos en una gran maquinaria de propaganda”, explica Klich. Los privados están también amenazados y vigilados. “El drama es que por razones geográficas, en pueblos y ciudades pequeñas donde vive un tercio de la ciudadanía, la única fuente de información son los medios públicos”. Y en ellos, se amplifica el mensaje del Gobierno estos días: que la sentencia del jueves defiende la soberanía nacional frente a la interferencia europea en decisiones que afectan a Polonia.

Marta Lempart, activista de los derechos de la mujer y fundadora del movimiento Strajk Kobiet (Huelga de mujeres), es optimista. Según explicó a este periódico horas antes de subir al escenario y dirigirse a los manifestantes, la sociedad civil polaca nunca ha estado tan organizada como desde 2015, al año que marcó el antes y el después en el país. El fin a la deriva del Gobierno pasa porque los ciudadanos “protesten y se organicen”, asegura. Para presionar a Varsovia, pero también a las instituciones europeas “para que luchen por los polacos”.

“En algún momento, lo sé, este Gobierno populista de extrema derecha caerá y conseguiremos tener un estado secular con los derechos humanos como parte fundamental de la democracia”, manifiesta Lempart.

“Ganaremos, sin ninguna duda, la cuestión es cuándo”, dice también el senador de Plataforma Cívica. Klich evoca sus primeros años de vida política, cuando apenas tenía 19 años y fue detenido en 1979. “Nadie se imaginaba entonces que un año después habría una huelga masiva en Polonia que llevó al establecimiento del sindicato Solidaridad, que reunió a 10 millones de personas”, recuerda. Volverá a ocurrir, vaticina, que los polacos terminarán “con el proceso de decadencia de la democracia”.

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