Miles se congregan para ver al "Jesús de Gran Poder"

QUITO, ECUADOR – Miles de personas se concentraron este viernes en las calles del casco antiguo de la capital ecuatoriana, Quito, para participar en la procesión de “Jesús de Gran Poder”, considerada como Patrimonio Intangible de la ciudad desde 2015.

Nacida en 1961 de la mano del sacerdote franciscano, Francisco Fernández, se mantiene la tradición de cargar por algunas calles del centro histórico de Quito la imagen de balsa de Cristo con el peso de la cruz sobre uno de sus hombros.

El Ministerio de Cultura y Patrimonio recuerda que la procesión debe su nombre al pasaje bíblico -Mateo 28:18- en el que Jesús dice, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”.

Desde primeras horas, voluntarios del colectivo Jesús del Gran Poder y religiosos franciscanos daban los últimos retoques a las andas donde reposarían luego las imágenes de San Juan, la Virgen de los Dolores y la tradicional figura de “Jesús del Gran Poder”.

Jorge Molina, voluntario de la orden franciscana, contó a Efe que, “al menos unas 200,000 personas acuden cada año a esta procesión entre quienes se inscriben como penitentes y la gente que viene a presenciar la marcha”.

Entre rezos, música entonada por la banda de pueblo, y alabanzas de fieles católicos, el recorrido de la imagen de Jesús inició en la iglesia de San Francisco, una de las joyas arquitectónicas del caso colonial de Quito, catalogado en 1978 como Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la Unesco.

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Pero horas antes, los penitentes ataviados con sus túnicas moradas, con rosarios e imágenes religiosas en las manos, iniciaron la procesión con solemnidad en un recorrido en el que se podía contemplar a la Virgen de Legarda o también conocida como “Virgen alada” en lo alto de un cerro conocido como el Panecillo.

La peregrinación que inicia y termina en la conocida plaza franciscana, en el centro del Quito viejo, movilizó a creyentes que interpretaban a cristos, romanos, cucuruchos (capirones), verónicas y almas santas a lo largo de unos cuatro kilómetros.

Un recorrido en el que se aproximaron también a otros templos como la icónica iglesia de la Compañía y la Basílica del Voto Nacional, una infraestructura de tinte neogótico, que corona una de las tantas empinadas vías del Quito colonial.

Las calles estrechas de la ciudad antigua fueron el escenario de la caminata de más de 2,000 cucuruchos (capirones), que representan la penitencia.

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Además, de medio millar de verónicas, que visten igualmente de morado y llevan el rostro cubierto con un velo negro, y que simbolizan a la mujer valerosa que se abrió paso entre la gente para limpiar con un paño el sudor y la sangre del rostro de Jesús.

Entre quienes participaban en la procesión, había creyentes que caminaban descalzos y arrastraban cadenas atadas a sus manos y tobillos, otros portaban coronas de espinas y alambres enrollados alrededor del pecho, como muestra de arrepentimiento por sus pecados.

Incluso hubo quienes recrearon la fatídica escena en la que Cristo lleva la cruz en sus hombros, seguido por soldados romanos que flagelan su cuerpo.

En medio de participantes de todas las edades, estaba Milton Calahorrano, representante de la Unión de Toreros de Ecuador, quien coloca en uno de los andes chaquetas de torero por “el afecto y apego que tenemos, como toreros, al Santo Patrono desee hace 52 años”.

“Yo no acostumbro a pedir, yo agradezco por todo lo bueno que me ha dado. Mi penitencia y mi participación en la procesión es el agradecimiento por la familia, salud y trabajo”, indicó a Efe.

Otro de los participantes, que se identificó como Mauricio, aseguró a Efe que lleva 22 de sus 42 años en la procesión: “Es un esquema de expiación, no solo de culpas y pecados, vestirme de cucurucho me sirve para renovar energías”.

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“Este es un día especial, yo estoy caminado este año por mi país, porque necesitamos un cambio verdadero. Estamos en una ciudad muy mezquina y dañada que ha caído en una crisis de valores”, consideró.

Una vez terminada la procesión, en San Francisco se ofreció la misa campal de Viernes Santo donde se de rindió un tributo al sacrificio de Jesús muerto en la Cruz.

La procesión de “Jesús del Gran Poder” es una de las más importantes del país andino, junto con la del “Cristo del Consuelo” en Guayaquil, ciudad costera ubicada al suroeste de Ecuador y que hoy, como todos los años congregó a miles de personas.


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