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Minoría de bloqueo

El líder del PP, Pablo Casado, se dirige al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control en el Congreso.
El líder del PP, Pablo Casado, se dirige al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control en el Congreso.Javi Martínez / GTRES

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El Gobierno central ha reaccionado a su primavera negra —el fracaso de la moción en Murcia, la debacle en las elecciones de Madrid— con un acelerón de actividad que toca todos los temas sensibles de la legislatura. La cuestión catalana es la principal y más arriesgada políticamente. Tras los indultos comenzará el diálogo entre los dos Gobiernos que, en el corto plazo, parece un fin en sí mismo. Es poca cosa, pero veníamos de la incomunicación total y si hay alguna posibilidad de retejer la confianza será hablando mucho y acordando, de momento, las cosas del día a día, que no son pocas.

También hay acuerdo ya con los agentes sociales para la reforma parcial de las pensiones, confirmando que la falta de consenso no es un endemismo español, sino que está circunscrito a la Carrera de San Jerónimo; ha aprobado la ley trans, zanjando a efectos del Ejecutivo un asunto que tanto lo ha dividido internamente y que aún generará mucho debate en su tramitación parlamentaria; la próxima semana será la Ley de la Memoria Democrática y en el horizonte inmediato está la asignación y ejecución de los primeros proyectos que se financien con la remesa inicial de dinero europeo. Y aún tiene pendiente la reforma laboral, la ley de vivienda y la ley de libertad sexual.

Pero, tarde o temprano, el Gobierno va a enfrentarse a una decisión delicada. Es difícil pensar en cualquier solución de fondo para la conllevanza catalana o para la renovación de los órganos constitucionales o para las grandes decisiones de inversión del Next Generation, que no transciendan una legislatura o exijan una mayoría reforzada, un acuerdo de país a medio plazo. Y el PP, con sus 88 de 350 diputados, que es lo que tiene ahora mismo digan lo que digan las encuestas, está ejerciendo una minoría de bloqueo que aboca al Gobierno a la parálisis o a iniciar el camino en solitario. Es verdad que los indultos acaban de superar dos votaciones en el Congreso de los Diputados, y esa mayoría de españoles puede sacar adelante la agenda legislativa pendiente. Pero para los asuntos troncales, el Gobierno tendrá que decidir si emprende el camino, confiando en que, en algún momento del trayecto, se sume a la búsqueda de soluciones el partido que puede tomar el relevo del gobierno de España algún día. @PepaBueno




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