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Mohamed Mbougar Sarr, joven senegalés devoto de Roberto Bolaño, gana el Goncourt

El nuevo fenómeno de las letras francófonas, Mohamed Mbougar Sarr (Dakar, 31 años), es un escritor con un estilo acelerado y torrencial, un novelista que escribe sobre novelistas africanos perdidos en Europa y enfermos de literatura, un narrador que atrapa al lector en la primera línea y no lo suelta a lo largo de más de 600 páginas. Su modelo literario, su ídolo, según ha proclamado en novelas y según se adivina en cada párrafo de La plus secrète mémoire des hommes (La más secreta memoria de los hombres), premiada este miércoles con el Goncourt, es Roberto Bolaño (1953-2003), el último clásico de la literatura latinoamericana, el último con una auténtica irradiación global.

”Un maestro de la escritura, un maestro de la lectura”. Así define el vencedor del premio más prestigioso de la literatura en Francia al autor de Los detectives salvajes. Bolaño, explicó en una entrevista con el diario Libération, le cambió la vida como lector y como escritor. Una larga cita sobre la perennidad y el ocaso de las grandes obras, extraída de Los detectives salvajes, encabeza la novela galardonada. El título sale de esta cita. Tanto la estructura –una mezcla de diarios, testimonios, relatos– como el tono y los temas –exiliados o expatriados que sueñan con ser escritores, jóvenes románticos y descarados tras el rastro de un autor legendario y olvidado– son deudores del novelista y poeta chileno.

Mohamed Mbougar Sarr creció en Senegal, antigua colonia francesa. Es el mayor de siete hermanos; su padre es médico. Se educó en una prestigiosa escuela militar de su país y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Vive en Francia y su lengua literaria es el francés. Escribió tres novelas anteriores que obtuvieron el aplauso de la crítica, y premios, pero un eco público escaso. El Goncourt, otorgado a una novela publicada en el año en curso por un jurado de diez escritores en el marco de un almuerzo en el restaurante parisino Drouant, lo cambia todo. El ganador recibe un cheque de 10 euros, pero el premio verdadero son las ventas: el goncourt de 2020, Hervé Le Tellier por La anomalía (Seix Barral en castellano) ha vendido más de un millón de ejemplares.

La plus secrète mémoire des hommes se impuso en la primera votación. Competía con otros tres finalistas: Christine Angot por Le voyage dans l’Est; Sorj Chalandon por Enfant de salaud, y el haitiano Louis-Philippe Dalembert por Milwaukee blues. En el mismo restaurante, se concedía otro de los grandes premios de otoño, el Renaudot, que recayó en Amélie Nothomb por Premier sang. En las últimas semanas, se han entregado otros dos de los grandes premios: el Médicis, para Angot, y el Fémina para S’adapter, de Clara Dupont-Monod.

El premio para Mohamed Mbougar Sarr coincide con el centenario del Goncourt al martiniqués René Maran por la novela Batouala, el primer negro en obtenerlo. Llega después de que el escritor tanzano en lengua inglesa Abdulrazak Gurnah obtuviese el Nobel de literatura. En declaraciones a la prensa en el restaurante Drouant, el nuevo goncourt, que inició una tesis doctoral sobre el pope de la literatura negra en francés, Léopold Sédar Senghor, dijo: “Yo no querría que se pensase que esta recompensa es algo excepcional, un favor que se hace a un escritor africano que lo ha obtenido porque es africano”.

En La plus secrète mémoire des hommes, el narrador se burla de los escritores africanos “que se dejaban encerrar en la mirada de los demás (…), una mirada-trampa que exigía de ellos, a la vez, que fuese auténticos –es decir, diferentes– y sin embargo similares –es decir, comprensibles”. En el mismo párrafo carga contra “sus lectores occidentales (atrevámonos a decirlo: blancos), entre los cuales muchos los leían como un acto de caridad, encantados de que les divirtiesen o les hablasen del vasto mundo con esta famosa truculencia natural de los africanos que llevan el ritmo en la pluma, los africanos que poseen el arte de narrar como a la luz de la luna, los africanos que no complican las cosas, los africanos que saben tocar el corazón con historias emocionantes…”.

El libro, narrado por un escritor senegalés que vive en París y se llama Diégane Latyr Faye, cuenta la historia del descubrimiento de una novela inencontrable, El laberinto de lo inhumano, “el libro sagrado de un dios eunuco”, y la búsqueda por varios continentes de su autor, T.C. Elimane, “un Rimbaud negro”. La publicación de El laberinto de lo inhumano en 1938 causó un escándalo; el autor desapareció. El ficticio Elimane está basado en un autor real: el maliense Yambo Ouloguem, que en 1968 ganó el premio Renaudot con Le devoir de violence (El deber de violencia) y, tras acusaciones de plagio, desapareció del mapa. Tanto él como su obra, pasaron a lo que Mohamed Mbougar Sarr llama “la otra historia de la literatura (que quizá es la verdadera historia de la literatura), la de los libros perdidos en el pasillo del tiempo, ni siquiera malditos, sino simplemente olvidados”.

Mohamed Mbougar Sarr tras recibir el Goncourt.LEWIS JOLY (AP)

Mohamed Mbougar Sarr es el galardonado más joven desde Patrick Grainville, vencedor en 1976 con 29 años. El Goncourt, concedido por primera vez en 1903, retoma así su espíritu original: según el testamento de Edmond de Goncourt debía concederse a un joven talento, aunque a lo largo de la historia este deseo se haya interpretado con manga ancha y muchos de los laureados han sido autores con una nutrida carrera a sus espaldas y a veces cercanos a la tercera edad.

Que La plus secrète mémoire des hommes, publicada por la editorial en francés Philippe Rey y la senegalesa Jimsaan (y que en España editará Anagrama), consagraría a Mohamed Mbougar Sarr se vio desde que en agosto aterrizó en las librerías. El boca a oreja funcionó rápido: nadie conocía al autor; pero quienes entraban en las primeras páginas caían rendidos. “¿Ya lo has leído?”, se decía en los conciliábulos literarios al inicio de la rentrée, el inicio del curso literario en el que se publican de golpe más de 500 novelas. La escritora Camille Laurens, que además es miembro del jurado del Goncourt, le dedicó elogios encendidos en el artículo semanal que publica en el suplemento de libros de Le Monde. “Impresiona su dominio, tanto como su negativa a hacer concesiones”, dictaminó Laurens.

La plus secrète mémoire des hommes fue nominada para los premios Médicis, Fémina y Renaudot, además del Goncourt, lo que puso a Mohamed Mbougar Sarr en un aprieto, pues había prometido a Philippe Rey, su editor, que si figuraba en las listas de tres premios, correría una maratón, según explico en septiembre en una entrevista con la agencia France Presse. El escritor, que soñó con ser futbolista, ha alegado que carece de condición física necesaria: la gira para presentar el libro no le dejó tiempo para entrenarse; ahora, tras el Goncourt, todavía tendrá menos.


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