La economía mexicana “no desilusionó” en 2022 al presentar un mejor desempeño al esperado, aunque muestra señales de fatiga que desacelerará su ritmo de crecimiento en 2023, consideró este martes la agencia Moody’s.
La calificadora se refirió al dato preliminar que divulgó horas antes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que informó de que el producto interno bruto (PIB) mexicano creció 3 % anual al cierre de 2022, impulsado por todos los sectores y dentro de las expectativas del Gobierno.
“La economía no desilusionó el año pasado, ya que presentó un desempeño mejor al esperado. Sin embargo, indicadores recientes muestran señales de fatiga que llevarán a la economía a una desaceleración significativa en el presente año”, expresó Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics.
De acuerdo con el analista de la calificadora internacional, aunque los resultados del año anterior son positivos, el último crecimiento trimestral de 0.4% muestra un avance más lento de la economía mexicana como resultado de contracciones en la actividad en los dos últimos meses de 2022.
Los datos oficiales del Inegi reportan un avance del 3.6% en el cuarto trimestre a tasa anual ajustada por estacionalidad, aunque representa una tasa menor al 4.3% registrado en el trimestre previo.
En este tenor, Coutiño advierte que desde noviembre la economía mexicana “continuó perdiendo fuerza, después de un nulo avance en octubre”.
“Esto indica que desde el inicio del cuarto trimestre algunas actividades empezaron a sentir los efectos del freno monetario mientras el consumo enfrentaba un encarecimiento del crédito y el mayor costo impuesto por la inflación”, advirtió en su reporte “Economía no desilusiona en 2022”.
En tanto, con miras a 2023, Moody’s adelantó que la economía mexicana enfrentará algunos eventos desfavorables, mientras que la capacidad productiva del país continúa restringida por la insuficiente inversión productiva.
El análisis señala que entre los factores negativos para México se debe considerar que la economía estadounidense está en una ruta de desaceleración, lo que reducirá la demanda de exportaciones mexicanas, mientras su mercado interno estará funcionando bajo condiciones monetarias restrictivas.
“Así, la economía mexicana estará sujeta a la menor demanda externa y a debilidad del mercado interno”, expresó
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