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Moody’s y Fitch alertan a México del deterioro de su panorama económico


Las agencias calificadoras han lanzado una alerta a México sobre su futuro económico en el mismo día que ha comenzado la negociación con Estados Unidos para impedir la imposición de aranceles a los productos mexicanos que cruzan la frontera. Moody’s y Fitch han publicado este miércoles sendos análisis sobre la calificación y las perspectivas de la capacidad crediticia del país latinoamericano. Ambas coinciden en que la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la inestabilidad de las decisiones económicas del presidente Andrés Manuel López Obrador están desalentando la inversión y ponen en riesgo el perfil crediticio de México.

Fitch Ratings ha bajado la nota de México de BBB+ a BBB. La agencia apunta que la petrolera estatal y su deuda continúan siendo un riesgo para las cuentas públicas, a pesar de los incentivos fiscales y la refinanciación de la deuda que la Administración de López Obrador ha anunciado recientemente. Además, señalan que existe una debilidad significativa en el panorama macroeconómico del país y que los objetivos fiscales que el Gobierno mexicano se ha fijado para 2020 serán difíciles de alcanzar dadas las circunstancias actuales. La firma pone especial énfasis en la nueva política energética que está enfocada en fortalecer a Pemex y que ha dejado a un lado las subastas energéticas, generando incertidumbre entre los inversionistas del sector.

Por su parte, Moody’s ha cambiado la perspectiva para México de estable a negativa, aunque ha mantenido su calificación en A3. La agencia reconoce que el país latinoamericano tiene una economía muy diversa, fortaleza fiscal y aversión al riesgo. Sin embargo, también han señalado su preocupación por el débil crecimiento y el aumento de la deuda. “Las políticas impredecibles están socavando la confianza de los inversores y las perspectivas económicas a mediano plazo. El bajo crecimiento junto con los cambios en la política energética y el papel de Pemex suponen riesgos para la perspectiva fiscal de México a mediano plazo”, señala Moody’s en su reporte.

Ambas calificadoras explican que la incertidumbre que México ha mostrado ante los inversionistas en los últimos meses ha comenzado a mermar la confianza que el país había desarrollado en los últimos años. El primer síntoma ha sido la cancelación del aeropuerto de Ciudad de México que ya llevaba un 30% de su construcción avanzada. Desde entonces las agencias calificadoras han advertido de que la impredecible toma de decisiones del Gobierno mexicano podía afectar su capacidad de crédito. La nueva política energética, que desbanca los planes de la reforma energética de 2013 para abrir el sector a la iniciativa privada, también ha levantado ciertas dudas entre quienes desean invertir su dinero en México.

El presidente López Obrador ha criticado la mañana del jueves a las agencias calificadoras y ha minimizado sus informes. “La falla que tienen las calificadoras es que aplican la misma metodología de hace más de tres décadas, es la metodología que se usó en el periodo neoliberal que no tomaba en cuenta la variable corrupción”, dijo. El diputado de Morena Mario Delgado manifestó en la radio mexicana que las agencias fueron “irresponsables” al anunciar sus evaluaciones en el mismo momento en el que el canciller Marcelo Ebrard se encontraba en la Casa Blanca negociando una salida a la crisis de los aranceles.

Los estudios de Moody’s y Fitch todavía no contemplan los estragos que la imposición de los aranceles por parte de Estados Unidos pueden suponer para la calificación crediticia del país. Los expertos del BBVA Research han estimado que si la amenaza del presidente Donald Trump se cumple la economía mexicana podría dejar de crecer y el país podría entrar en una recesión. La moneda mexicana tuvo una pérdida de su valor inicial tras el anuncio de las calificadoras, aunque frenó su caída en 19,80 pesos por dólar al saberse que las negociaciones con EE UU continuarían este jueves. “El inicio de los recortes a la calificación crediticia de México tiene el potencial de elevar el riesgo país, lo que resta atractivo a los bonos emitidos por el gobierno y eleva la probabilidad de salidas de capitales”, advierte Gabriela Siller, de Banco BASE. 


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