MotoGP, el Mundial sin líder

Sala de prensa del circuito de Losail. No hay periodistas más allá del conductor del evento, miembro de la organización del Mundial de Motociclismo; pero sí hay cámaras.

Empieza el espectáculo en el mismo escenario en el que hace un año todo quedó en suspensión, congelado el campeonato y los sueños. Hasta que la competición se retomó en el mes de julio. El mundo había cambiado. Y también lo haría el Mundial, que perdería en la primera carrera al líder del pelotón, Marc Márquez. Y no encontró más referentes, por numerosos que fueran los candidatos. Y a pesar del empeño que puso el campeón, Joan Mir, por exhibir talento y carácter.

Un mes de marzo después, MotoGP se prepara para volver a ver apagarse el semáforo. Tras la rueda de preguntas, a los pilotos se les pide un pronóstico. Como tantas veces antes en el primer día de cole. “Yo he puesto a Mir, que el año pasado nadie se acordó de él y luego mira lo que pasó”, dice Fabio Quartararo, que ganó las dos primeras carreras del 2020 antes de que empezara a pesarle el cartel de sucesor. 14 grandes premios después de aquel día en que ninguno de los corredores escribió el nombre de Joan Mir en una pizarra con los favoritos a llevarse el título, el mallorquín ganó el Mundial a los 23 años y a lomos de una dulce Suzuki. En su casillero figuraba una sola victoria en una temporada en la que hubo hasta nueve ganadores distintos.

Por eso, porque la nómina de aspirantes al título es tan amplia o mayor que en 2020, y porque la ausencia de Marc Márquez este curso se estima momentánea –ya tiene el alta, el húmero derecho está recuperado y ya se ha entrenado en Montmeló y Portimao, donde se le espera para la tercera cita del Mundial–, nadie teme al campeón Mir, que saldrá décimo este domingo (Bagnaia tiene la pole position). La parrilla entera de MotoGP se montará en moto y peleará por el trofeo del gran premio de Qatar sin el convencimiento de qué le deparará el año. Nadie las tendrá todas consigo hasta que no regrese Márquez, ganador de seis de las últimas ocho temporadas, vencedor del Mundial hasta en dos ocasiones pese a contar con dos ceros en su casillero.

Fabio Quartararo, en la primera conferencia de prensa del Mundial de MotoGP
Fabio Quartararo, en la primera conferencia de prensa del Mundial de MotoGPAFP7 vía Europa Press / Europa Press

Mientras tanto, claro, esa decena de pilotos que aspira a coger el testigo de Mir corre que se las pela en el circuito catarí, de día y de noche, cuando se celebrará la carrera este domingo (a las 19.00, hora española, en Dazn). Entre los candidatos a la victoria resuena el nombre de Jack Miller, piloto oficial de Ducati, un equipo que ha renovado su plantilla al completo tras el adiós de Andrea Dovizioso, ahora probador de Aprilia. Aunque hay cosas que no han cambiado: la Desmosedici sigue volando en Qatar. Lo hizo especialmente Zarco, que batió el récord histórico de velocidad punta en el último entreno libre: 362,4 km/ en la recta de Losail. Tan rápido iba que no fue capaz de frenar la moto y se salió de la pista. Queda el registro estratosférico, por supuesto.

También vuela la moto de Pecco Bagnaia (Ducati, el más rápido este sábado), una de esas incorporaciones que rejuvenece y refresca la parrilla. Como ocurre con Morbidelli (Petronas Yamaha), subcampeón en 2020, Binder, el primer ganador con una KTM, u Oliveira (también KTM), que logró dos victorias y resumió a la perfección el año: “Cuando Marc se lesionó todos empezamos a creernos capaces de ganar carreras y pelear por el título”.

Fue una sensación que afectó de manera desigual a los distintos aspirantes a tomar el liderato que hasta entonces asumía Márquez. Lo admite Quartararo, ahora ya piloto oficial de Yamaha en un cambio de cromos que ha llevado a Rossi al equipo Petronas aunque con una M1 oficial. “Quise demostrar mucho a la gente en muy poco tiempo”, reconoció este jueves al explicar que ha necesitado de más sesiones con el psicólogo para aprender a gestionar esas nuevas emociones. Son las emociones con las que lleva lidiando desde hace tiempo su nuevo compañero de equipo, Maverick Viñales, cuya vida personal ha dado un vuelco este invierno: se ha casado y está esperando una niña para estrenar paternidad a los 26 años. Su irregularidad en las últimas temporadas no le ha hecho perder la confianza de la casa de los diapasones aunque se sigue esperando de él mucho más de lo visto hasta la fecha.

Otro de los favoritos al título es Alex Rins, que pilota con la mayor de las delicadezas una Suzuki que el curso pasado se convirtió en la moto más envidiada de la parrilla, por su regularidad y por la consistencia mostrada en los finales de carrera.

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A la todopoderosa Honda se está adaptando con voluntad y buenos cronos Pol Espargaró, que quiere derribar la leyenda de que la japonesa es la moto más difícil del campeonato. Él, por ahora, asume que tiene muchas más cosas que mejorar el piloto que no la máquina. En el sentido inverso trabaja su hermano mayor, Aleix Espargaró –hasta tres parejas de hermanos compiten este año en MotoGP, con los Márquez, Alex (ahora en el equipo LCR) y Marc; Rossi y su hermanastro Luca Marini–, que observa con orgullo la evolución de la Aprilia esta temporada, una moto que saca más provecho a la aerodinámica, más ligera y con más velocidad punta.

Hace años que ya no es favorito Rossi, pero como nunca se da por vencido, tampoco nadie le pierde de vista, capaz de aprovechar los domingos de carrera toda la experiencia acumulada en 26 años de competición.

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