Muchos lobos y poco fútbol


Desde que la selección española dejó de gobernar en las grandes citas, cada partido se ha convertido en una reválida, siempre con la alargada sombra de aquellos jugadores y aquellos tiempos gloriosos. Con esta sensación convivieron Julen Lopetegui, Robert Moreno y también Luis Enrique en sus dos etapas. Desde el regreso de este último, la selección se ha medido a dos primeras potencias a domicilio, Alemania y Portugal, y arrancó dos empates.

Entre medias goleó a un rival de la clase media como Ucrania (4-0), en un buen partido que propició la explosión del fenómeno Ansu Fati y el liderato del grupo. Esta noche en Madrid (20.45, La1) se presenta Suiza, otro rival inferior, con tres puntos esenciales para aspirar a disputar la final a cuatro de la Liga de Naciones. Por el carácter oficial del encuentro y por la necesidad de ganar, sobre la hierba de Valdebebas se espera un once con menos novatos que el dispuesto de inicio ante los campeones de Europa en el estadio José Alvalade. Entre esas sensaciones que destila La Roja también se palpa que solo la victoria se daría por normal. La medida definitiva parece destinada a ser calibrada en los grandes torneos y contra las mejores potencias.

Por ocasiones creadas y concedidas, en Stuttgart y en Lisboa, España pudo perder y ganar. En los dos partidos mostró virtudes y defectos. A grandes rasgos, el seleccionador ha sacado dos consecuencias positivas de esos dos choques de altura. “España no especula, sale a jugar igual independientemente del rival”, ha reiterado con orgullo el seleccionador. El otro argumento que le ha llenado el ojo al técnico español es la actitud de los internacionales para tratar de plasmar esa idea de presionar en campo contrario y de ejecutar los retornos defensivos cuando la presión tras pérdida es superada. En la primera etapa de Luis Enrique y durante la de Robert Moreno también los futbolistas se implicaron en ese plan tan exigente desde lo físico y lo táctico, pero tras el retorno del preparador asturiano se percibe un punto más de intensidad y constancia.

Uno de los defectos que se le han vislumbrado ante alemanes y portugueses tienen que ver con los riesgos de jugar con una defensa tan adelantada. Alemania hizo transiciones que pudieron rematar el partido a su favor cuando replegó tras adelantarse y contra Portugal el mismo Luis Enrique dijo que su selección perdió el control en algunos momentos que provocaron los disparos al travesaño de Cristiano Ronaldo y Renato y una ocasión de João Félix.

En la carpintería del ataque, la falta de un goleador puro ha obligado a Luis Enrique a repensar las formas de llegar y concretar el gol. Ha optado por un ataque de tres delanteros móviles que tengan capacidad para jugar por dentro y por fuera ante la ausencia de un “gran goleador como Van Basten o Luis Suárez”. Ayer, defendió esa idea de nuevo dando un giro nuevo para reforzarla. “Prefiero tener este equipo a un jugador que me pueda condicionar ciertas cosas como el trabajo defensivo. Es solo mi opinión. Estoy encantado con lo que tenemos y lo defiendo de corazón”, dijo. No pronunció los nombres ni de Messi ni de Cristiano Ronaldo, pero ambos responden a ese perfil.

El encaje de Adama

Ese contexto que pretende crear para los delanteros, potencia como ninguno a Ansu Fati, es válido para Gerard Moreno, Rodrigo, Ferran, Olmo u Oyarzabal. Por sus condiciones de extremo más puro, Adama Traoré puede tener más problemas para interpretar el juego combinativo que se necesita en las zonas interiores. Sin embargo, Luis Enrique, está convencido de que puede ser compatible con la presencia de Ansu Fati, “claro que los dos pueden jugar juntos”, y ser algo más que un especialista para salir desde el banquillo con partidos cerrados o que necesiten un cambio de paso para remontar. “No os equivoquéis, él no es solo velocidad y físico”, advierte a la prensa el técnico, “es capacidad de proteger el balón, es muy hábil, ya lo veréis. No hay una táctica para él ni para ningún jugador. La táctica trata de potenciar las individualidades, pero desde lo colectivo. Eso sí, hay matices, pero dependen de la estrategia de partido. Aquí hay una idea colectiva. Un perfil como el de Adama no es habitual, es difícil encontrarlo e intentaremos integrarlo en nuestro equipo”. Otra prueba a la que el pasado triunfal hará que solo se le otorgue validez con los títulos y las grandes selecciones de por medio.


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