Muere a los 47 años el rapero Malik B., cofundador de The Roots

Tras escucharlo por primera vez, uno confía en que este disco sea eso que los angloparlantes llaman grower, un álbum que crece con las sucesivas escuchas. Pero o no lo es o lo disimula muy bien. Si en ese primer contacto adolece de cierta flojera, en el segundo aparenta ser mejor de lo que es; la tercera vez se distingue claramente el grano -puntual- de la paja -demasiada-, y a partir de la cuarta se confirma que el disco de The Roots y Elvis Costello es ideal para acompañar las tareas domésticas.

Es un poco decepcionante, pero no una noticia sorprendente. La historia de la música está llena de casos en los que músicos que vienen de diferentes tradiciones buscan un terreno común y acaban en tierra de nadie. Algo así parece haberle pasado a esta coalición entre el cantautor inglés y el grupo de hip-hop estadounidense. Y eso que aseguran que este era un proyecto real, que partió de una conjunción musical, no una de esas ocurrencias teóricas que tropiezan con la realidad. Esas ideas sobre plano, como la fusión de Wilco y Billy Bragg, que cuando llega la hora de construirlas naufragan por incompatibilidad de caracteres.

Todo empezó en una visita de Costello al programa de Jimmy Fallon, en el que The Roots son la banda residente. Costello hace mucho que se ha americanizado y no oculta su pasión por los sonidos estadounidenses, ya sean de origen blanco, negro o mestizo. Tampoco es nuevo en esto de grabar con otros artistas. Ha trabajado a medias con decenas de artistas de McCartney a la soprano Anne Sofie Von Otter y en su haber cuenta con leyendas estadounidense como Allen Toussaint o Burt Bacharach. The Roots han hecho su carrera anunciándose como una banda de hip-hop orgánico, con aires jazzisticos. Son músicos, abiertos a todo tipo de proyectos.

El encuentro fue un flechazo. Él les dio completa libertad para arreglar uno de esos temas. El resultado les complació tanto que se plantearon regrabar viejos temas del británico (por eso muchas de las canciones incluidas en Wise up ghost están llenas de sampleados sacados de discos anteriores). A The Roots les pareció demasiada responsabilidad reconstruir temas ya grabados y compusieron melodías para un ep. Aquello fue creciendo y afirman que de repente tenían un disco entero entre manos. Todo resulta aquí conocido. Cuando se ponen dub, parecen Gorillaz; cuando The Roots son más guitarreros hay una lejana proximidad a Tom Waits, de la misma manera que cuando Costello se pone más negroide se acercan al Prince de los ochenta. No falta ni la balada estilo Motown ni el toque Nueva Orleans. Pero  son canciones muy largas, que da la impresión que The Roots podrían tocar mientras piensan en otra cosa. Para hacer la voz de Costello sonar mas moderna se arma de una panoplia de efectos: ecos, megáfono…

A estas alturas no da la impresión de que aporte demasiado a un catálogo lleno de obras relevantes. Sobre todo parece demasiado largo. Resulta difícil mantener la atención durante las doce canciones, porque algunas son redundantes. Aunque ocasionalmente logra destacar, especialmente en aquellos temas en los que Costello se deja llevar y hace lo que mejor sabe: sonar a sí mismo, o en aquellos momentos en los que The Roots se sueltan y se olvidan de que están tocando con una leyenda.

Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.