En un concierto no pueden faltar los músicos, pero a partir de ahora faltará alguien que era también parte del hecho musical: el fotógrafo barcelonés Xavier Mercadé, fallecido este lunes a causa de un cáncer a los 54 años. No era conocido por el gran público, pero su sempiterna figura oronda, su equipo a la espalda, esa mirada de querer ver más de lo que se muestra y esa presencia insoslayable allí donde hubiese música en vivo, han formado parte de nuestra historia cultural desde mediados de los años ochenta.
Cuando Barcelona había perdido el epicentro cultural, muerto el sonido Laietanio, el progresismo y la fiesta contracultural y justo cuando Madrid marcaba la pauta con su Movida, ya institucional, es cuando Xavier Mercadé comenzó a editar su fanzine Vollker y a disparar su cámara a grupos como Ultratruita, Odi Social y demás artistas que mantenían vivo el pulso del pop y del rock en una ciudad que se asomaba a décadas de pujolismo.
Xavi, fotógrafo musical sin prejuicios, fotógrafo hecho a sí mismo, fotógrafo tanto de artistas minúsculos como mayúsculos, fotógrafo que amaba formar parte de lo que retrataba, nunca mirada ajena de turista, siempre ojo de conocedor, alma lenta de papel para ver, dedo digital para disparar, iniciaba una carrera que ahora tiene como epitafio su exposición Rockviu, abierta hasta este domingo en el Palau Robert de Barcelona, con sus imágenes de alguno de los 14.000 conciertos en los que estuvo en 40 años de actividad.
Vinculado desde sus inicios con las escenas alternativas, organizador puntual de conciertos, siempre cercano a la visceralidad del punk, a partir de la eclosión del rock en catalán encontró otro de sus grandes ámbitos de acción, convirtiéndose en uno de sus fotógrafos más prolíficos.
Así, con el objetivo fijado en aquella escena local que encumbraría a Sopa de Cabra, Sau o Els Pets, Mercadé fue uno de los fundadores de Enderrock, vademécum de la música en catalán y altar en el que el movimiento se canonizó. Esta cabecera se sumaba así a las de Ruta 66, Rockdelux, Boogie y tantas y tantas otras donde sus instantáneas han mostrado la plasticidad de la música en directo y la complicidad que puede establecer un fotógrafo entre los músicos y su público, también mostrada en libros como Pasión por el Rock, Freaks, Odio obedecer, Balas Perdidas y Jump Rock. No en vano, Sidonie llegaron a improvisar una canción dedicada a Xavi. Nació con las cámaras analógicas, se ha marchado con la imagen digital y el mundo de la música puesto patas arriba precisamente a causa de la digitalización, pero sus imágenes han quedado para siempre. Imágenes con corazón de papel.