El fundador de Sendero Luminoso, el grupo terrorista de inspiración maoísta que sembró el pánico en las décadas de los ochenta y noventa en Perú, ha muerto este sábado a los 86 años de edad. Abimael Guzmán cumplía cadena perpetua en una cárcel militar de máxima seguridad en Lima, donde llevaba preso desde 1992.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación, el ente que se creó para esclarecer lo ocurrido en aquellos años de fuego, determinó que Guzmán, también conocido como camarada Gonzalo, era responsable de la muerte de 30.000 peruanos. Según las autoridades, ha fallecido a las 6.40 de la mañana “debido a las complicaciones de su estado de salud”. En las últimas semanas trascendió que se negaba a ingerir alimentos.
En su día, el Gobierno peruano de entonces, presidido por el autócrata Alberto Fujimori, centró todos sus esfuerzos en encontrar a Guzmán. El líder terrorista se había convertido en un fantasma. El 12 de septiembre de 1992 fue capturado en una casa del barrio de Surquillo, en Lima, por un grupo especial de inteligencia. Las autoridades lo mostraron a la prensa dos semanas después, enjaulado y vistiendo un traje de rayas blancas y negras. Aquella imagen se convirtió en un icono.
Desde ese día solo se le vio en contadas ocasiones, durante los procesos judiciales a los que fue sometido. Los responsables de la prisión nunca le dejaron conceder una entrevista. El jefe de la inteligencia con Fujimori, Vladimiro Montesinos, lo visitó a menudo en su celda durante sus primeros años de prisión. De aquellos encuentros nació un libro. Montesinos cayó en desgracia poco después por los múltiples corruptelas que le fueron descubiertas y acabó encarcelado en la misma cárcel que Guzmán, la de máxima seguridad de la Base Naval del Callao.
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