Vladímir Makei, en febrero en Minsk.Alexander Zemlianichenko Jr (AP)
El ministro de Exteriores de Bielorrusia, Vladímir Makei, ha fallecido de forma repentina a los 64 años, ha anunciado este sábado la agencia estatal Belta. Minsk no ha informado de las causas de la muerte del alto cargo, que en verano cumplió una década al frente de la diplomacia bielorrusa, y su fallecimiento ha causado consternación tanto en el régimen de Aleksandr Lukashenko como en Moscú. “Estamos conmocionados por la noticia de su muerte”, escribió en las redes sociales la portavoz de Exteriores de Rusia, María Zajárova, nada más conocerse la noticia.
Makei sucedió a su predecesor, Serguéi Martínov, en 2012, y antes ejerció como asistente del presidente bielorruso entre 2000 y 2008, y como jefe de la administración presidencial los cuatro años siguientes.
Además, Makei sirvió en las Fuerzas Armadas de la Unión Soviética y de Bielorrusia entre 1980 y 1993, donde alcanzó el rango de coronel en la reserva. Ya bajo el régimen de Lukashenko, en el poder desde 1994, comenzó su carrera política dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores y llegó a representar a su país ante el Consejo de Europa antes de pasar al departamento de presidencia.
Un excompañero suyo, el exministro y exembajador bielorruso Pável Latushka, actualmente uno de los líderes opositores en el exilio, comentó su fallecimiento en Twitter: “Como embajador en París y en Madrid en 2018, me preguntaron de forma confidencial: ‘¿Puede Vladímir Makei convertirse en un rival real para Lukashenko en las elecciones?’. Mi respuesta fue: ‘Sí, sí puede’. En 2020, Makei se traicionó a sí mismo y parece que no pudo sobrevivir a ello. Vladímir Makei ha muerto hoy”.
Hasta las protestas ciudadanas de 2020, Makei logró mantener cierto equilibrio en las relaciones con Rusia y con la Unión Europea pese a la represión de derechos humanos en el país. En mayo de aquel año, Bruselas y Minsk incluso llegaron a firmar un acuerdo para facilitar la expedición de visados a los bielorrusos. Sin embargo, el fraude de las elecciones presidenciales de agosto de aquel mismo año y la persecución de la oposición provocaron una serie de manifestaciones masivas que acabaron siendo reprimidas violentamente.
Las relaciones con Europa empeoraron y Bielorrusia acabó dependiendo totalmente de Rusia. A cambio de su ayuda financiera y militar contra los manifestantes, Moscú logró el apoyo del régimen de Lukashenko para avanzar en la asimilación de su país bajo el paraguas del Estado de la Unión, una entidad supranacional ratificada en 1999 para compartir moneda, defensa y otras cuestiones políticas, y consiguió que Bielorrusia actuase como plataforma para sus tropas en la ofensiva lanzada sobre Ucrania en febrero.
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En Moscú, muchos diplomáticos se han mostrado consternados este sábado tras el anuncio de la muerte de Makei. “Profesional, patriota y un verdadero amigo de Rusia. Vladímir Vladímirovich [Makei] hizo muchos esfuerzos para desarrollar las relaciones amistosas entre nuestros países y siempre estuvo del lado de la verdad y de la justicia”, dijo sobre el fallecido a través de Telegram el jefe del comité de asuntos internacionales de la Duma Estatal rusa, Leonid Slutski.
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