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Muere Elza Soares, reina del samba de Brasil



La cantante Elza Soares, en un concierto en España, en 2019.Marcial Guillén Marcial Guillén (EFE)

La brasileña Elza Soares, una de las grandes reinas del samba, ha fallecido este jueves a los 91 años en su casa de Río de Janeiro por causas naturales, según han informado sus representantes en Instagram. Cantante y compositora, deja tras de sí una carrera musical de casi siete décadas, 36 discos y un activismo contra la violencia machista, el racismo y a favor del feminismo negro que la convirtió en icono de las nuevas generaciones.

Hija de una lavandera y un obrero, nació en 1930 en una favela de Río de Janeiro. Su biografía incluye grandes triunfos profesionales y episodios durísimos en su vida personal. Todavía era una adolescente de 13 años cuando tuvo su primer hijo. A los 15 ya había perdido un bebé y para los 21 años estaba viuda. Decía que cantaba para no enloquecer, cuenta el diario O Globo.

Se estrenó en un programa de radio tras un intercambio inolvidable con el presentador: “¿De qué planeta vienes?”, le preguntó él a la joven de ropas humildes que aspiraba a ganarse la vida en la música. Ella le respondió sin rodeos: “¡Vengo de su planeta, señor Ary! ¡Del planeta hambre!”.

Tras aquel debut, fue labrándose una carrera. Primero como corista en clubes de Río de Janeiro a finales de los cincuenta, después cantó por primera vez en el extranjero, en Argentina, y en 1959 publicó su primer disco, Se acaso você chegasse (Si llegaras). Arrancaba una carrera que la llevaría a reinar en el samba carioca durante décadas, a cantar ante la reina Isabel II durante su visita a Brasil en 1968, a que la BBC la eligiera como la cantante del milenio en 1999 y a actuar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

Su redondeada cabellera de rizos, sus labios carnosos y sus pestañas postizas, la convirtieron en inconfundible. Siempre fue moderna. Su música conjugó el samba con ingredientes de jazz, hip hop, de música electrónica y de funk.

“Cantó hasta el final”, dice el comunicado sobre su fallecimiento. Y así fue, literalmente. Dejó un álbum y un DVD de memorias grabados dos días antes de fallecer, según un percusionista con el que colaboró en los últimos años.

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Su biógrafo Zeca Camargo escribe en Folha de S. Paulo que “cada pasaje de la vida de Elza tiene un componente mágico y surrealista”. Cuenta que bromeaba con ella diciendo que aquella vida no tenía que haber existido porque todo jugaba en contra. Pero, continúa, “nunca se dio por vencida. Menos mal. Porque fue así que a lo largo de una carrera inigualable aún la MPB (música popular brasileña) pudo inspirar a tanta gente”. Mujer frágil, era una artista indomable, según el periodista Ruy Castro.

Elza Soares y quien fuera su pareja, el futbolista Garrincha, en una foto de archivo.AP

Cumplidos los 90, se mantenía muy activa incluso en medio de una pandemia que vivió frente al mar de la playa de Copacabana, en Río. Hacía ejercicio, daba entrevistas, tuiteaba. Participaba del debate público. Y seguía creando arte. El pasado 8 de marzo, lanzó un videoclip con motivo del Día de la Mujer. Para la filósofa feminista Djamila Ribeiro, fue “una madre para las mujeres negras, cantó sus amores y sus dolores”.

Durante casi dos décadas vivió un tormentoso matrimonio con Garrincha, el mítico futbolista que ganó dos Mundiales junto a Pelé. Lo abandonó después de que la pegara aunque antes hubo muchos años de soportar su agresividad y su alcoholismo. El jugador murió de cirrosis también un 20 de enero, él de hace 39 años.

Durante años, ella fue odiada por buena parte de sus compatriotas como la villana que había destruido el matrimonio de Garrincha. La muerte del hijo común, en un accidente a los nueve años, la sumió en una depresión que incluyó drogas y algún intento de suicidio. Cayó en el olvido. Las empresas musicales prescindieron de ella.

Pero el compositor y cantante Caetano Veloso la sacó del ostracismo en 1984 cuando la llamó para interpretar juntos un samba rap titulado Língua. Fue la semilla de un renacer que la convirtió en la leyenda que Brasil despide con emoción este jueves.

El cantante y compositor Chico Buarque repasa la carrera de esta estrella del samba en un texto inédito publicado por O Globo tras su muerte: “Si llegaras a Londres en 1999 y vieras a Elza Soares entrar en silla de ruedas al Royal Albert Hall, no creerías que podría subirse al escenario. Subió y sambó ‘con un leotardo ceñido y semitransparente’, en palabras de un periodista portugués”, escribe jugando con el título del disco con el que la artista debutó.

Quizá su afición a las redes sociales a edad tan avanzada no debería sorprender porque siempre estuvo en la vanguardia. Con buena técnica y estilo rompedor, dominaba el escenario. El São Paulo gay le rinde homenaje hace años en un inmenso mural ya desgastado que ocupa toda una pared.

Elza Soares posa para una foto en Río de Janeiro en agosto de 2018.CARL DE SOUZA (AFP)

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