Muere Joseba Arregi, el político que dejó el PNV por el ‘plan Ibarretxe’


“Cualquier reforma del Estatuto debe de basarse en la memoria de las víctimas” aseguró en 2014, Joseba Arregui (Andoain, 1946), el exconsejero vasco y exparlamentario del PNV que abandonó su partido en 2004 por la deriva soberanista que culminó con el Pacto de Lizarra. Arregi ha fallecido este martes a los 75 años tras una larga enfermedad, han informado fuentes del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) con quienes colaboraba de forma activa desde entonces. Arregi, quien fue titular de Cultura y portavoz del Gobierno vasco en el gabinete de José Antonio Ardanza, empezó a discrepar, primero en privado y después ya en público, desde que en 1996 se fraguaron los primeros contactos de aquel PNV con Herri Batasuna y varios partidos y asociaciones nacionalistas, que se materializaron en 1998 con la firma del Pacto de Lizarra.

En marzo de 2001, Arregui decidió abandonar la política y renunció a integrar la candidatura del PNV de Gipuzkoa al Parlamento Vasco, al que accedió por primera vez durante tres meses en 1987. Desde que abandonó la política activa, Arregi planteó a través de los medios sus tesis favorables al entendimiento entre nacionalistas y no nacionalistas y al reconocimiento efectivo de las víctimas del terrorismo, lo que le hizo merecedor de reconocimientos como el otorgado por la Fundación José Luis López de Lacalle o el Premio a la Tolerancia Maite Torrano.

El giro de Arregui, teólogo, sociólogo y ex profesor de la Universidad del País Vasco, EHU-UPV, como él mismo explicó a EL PAÍS, le devolvió la libertad, después de comprobar como el pacto de los nacionalistas con ETA, que excluía a los no nacionalistas, dejaba atrás a las víctimas de cuatro décadas de terrorismo. “Dejar el PNV es en definitiva un acto de libertad por mi parte”, aseguró a este periódico en julio de 2004. “No es que no haya sido libre hasta ahora, pero desde ahora lo seré un poco más. Porque como ciudadano voy a seguir comprometido con la sociedad vasca, con mis ideas y con mi conciencia”, dijo entonces. Solo había pasado una semana desde que comunicara su decisión de abandonar el PNV y desde que remitiera su decisión a la Junta Municipal del PNV de Zarautz, a la que pertenecía como afiliado.

Poco después presentó una plataforma “a favor de la alternancia” en Euskadi, una comunidad en la que hasta entonces, y varios años después, no había ganado otro partido que el PNV en las elecciones autonómicas. Una plataforma que presentó junto al secretario general de UGT, Carlos Trevilla y junto a quien entonces estaba al frente de Gesto por la Paz, Imanol Zubero. Apoyaron aquel escrito Natividad Rodríguez, la viuda de Fernando Buesa, asesinado por ETA y de otras víctimas como el socialista José Ramón Recalde y el periodista Gorka Landaburu.

A partir de ese momento su nivel de implicación con las víctimas del terrorismo, con Covite y otras asociaciones fue incrementándose y en 2005 participó en una jornada sobre El significado político de las víctimas del terrorismo: el valor del Estado de Derecho y la ciudadanía, con presencia del entonces presidente del Senado, Javier Rojo y el magistrado de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez. Fue en 2009, en las elecciones autonómicas vascas celebradas ese año, cuando sus anhelos de alternancia se produjeron por vez primera. El PNV ganó las elecciones, pero el PSE con el apoyo del PP desbancó a Ibarretxe tras varias legislaturas y por vez primera un no nacionalista, en este caso el socialista Patxi López, se convirtió en lehendakari.

En 2014, ya como representante de Covite en las reuniones del Centro Memorial de Víctimas que el Rey inauguró este año, apostó por una reforma constitucional en clave federal para encajar no solo el nuevo Estatuto de Gernika, sino el resto de las actualizaciones. Una reforma que “reconozca el carácter plurinacional de España”, dijo, en el contexto del debate de la Ponencia de Autogobierno sobre el nuevo estatuto vasco.




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