La líder afgana Mursal Nabizada, miembro del Parlamento durante la legislatura anterior a la llegada al poder de los talibanes en 2021, ha muerto tiroteada junto a su guardaespaldas este domingo en un ataque cometido por individuos no identificados. “Nabizada y uno de sus guardaespaldas fueron asesinados a tiros por personas desconocidas en su casa en el área de Ahmad Shah Baba, en Kabul. Su hermano resultó herido”, declaró a la agencia Efe el portavoz de policía Khalid Zadran.
Las fuerzas de seguridad han iniciado “serios esfuerzos para encontrar a los criminales y entregarlos a la justicia”, agregó Zadran sin precisar más sobre el crimen. Los asesinatos selectivos son frecuentes en el país ―lo eran incluso antes de la llegada al poder de los talibanes―, generalmente atribuidos a los grupos armados que operan en Afganistán. Hasta ahora nadie se ha atribuido el ataque contra la exparlamentaria.
El Gobierno barrido por los talibanes les acusó en varias ocasiones de estos ataques, dirigidos principalmente a líderes políticos, religiosos, periodistas y otros destacados miembros de la sociedad civil. Sin embargo, la autoría de los últimos ataques contra personas relevantes de la sociedad afgana ha sido reclamada por el grupo yihadista Estado Islámico.
Nabizada fue una de las líderes políticas que decidió quedarse en Afganistán tras la caída de la antigua Administración y la llegada al poder de los talibanes, pese a que cientos de funcionaros vinculados al Gobierno decidieron dejar el país en la evacuación de las fuerzas internacionales.
Nabizada era “una mujer fuerte y franca que defendió lo que creía, incluso frente al peligro. A pesar de que le ofrecieron la oportunidad de irse de Afganistán, decidió quedarse y luchar por su pueblo. Hemos perdido un diamante, pero su legado vivirá. Que descanse en paz”, publicó en Twitter la también exparlamentaria afgana Mariam Solaimankhil.
A true trailblazer – a strong, outspoken woman who stood for what she believed in, even in the face of danger. Despite being offered the chance to leave Afghanistan, she chose to stay and fight for her people. We have lost a diamond, but her legacy will live on. Rest in peace. https://t.co/g0HjMPicl5
— Mariam Solaimankhil (@Mariamistan) January 15, 2023
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Desde la caída de Kabul en agosto de 2021, las mujeres afrontan un continuo retroceso en sus derechos, con el veto a estudiar en las universidades y escuelas secundarias, la segregación por sexos en lugares públicos, restricciones para trabajar, la imposición del velo o la obligación de ir acompañadas por un familiar masculino en trayectos largos.
Los fundamentalistas, además, excluyeron a todas las mujeres de posiciones de poder dentro del Gobierno, poniendo fin a uno de los mayores logros de la anterior etapa, en la que llegaron a altos puestos dentro del Gabinete y a representar al país en organismos internacionales.
Su situación actual se asemeja cada vez más a la época del primer régimen fundamentalista entre 1996 y 2001, cuando, según una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali, se prohibió su acceso a las escuelas y fueron recluidas en el hogar.
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