'Muévete rápido y rompe cosas' es una mala idea para las nuevas empresas de tecnología de la salud

‘Muévete rápido y rompe cosas’ es una mala idea para las nuevas empresas de tecnología de la salud

Rachel B. Goodman Colaboradora

Nathaniel M. Lacktman Colaborador

Nathaniel M. Lacktman es socio de Foley y Lardner y presidente del equipo nacional de la industria de telemedicina y salud digital del bufete de abogados.

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Puede parecer contradictorio, pero una de las razones por las que algunos empresarios se sienten atraídos por la atención médica son las regulaciones. Ninguna industria fuera de la defensa es objeto de un escrutinio tan riguroso, y por una buena razón: cuando se trata con personas, es esencial una precaución adicional.

Las reglas, los requisitos y la complejidad regulatoria pueden ser barreras de entrada en el mundo de las nuevas empresas de salud digital, pero también presentan oportunidades.

Los fundadores a menudo encuentran formas creativas de conciliar la supervisión adicional, como decir que su lanzamiento es simplemente una prueba de concepto o que no pueden justificar el costo de gastar cientos de miles de dólares al mes en publicidad para atraer nuevos usuarios.

Cuando la financiación de riesgo era escasa, había una necesidad apremiante de priorizar la velocidad y maximizar la pista proporcionada por rondas de semillas más pequeñas. Sin embargo, el entorno ha cambiado: el creciente interés de los inversores y el amplio capital disponible han significado que existe una necesidad aún mayor de asignar un presupuesto significativo al cumplimiento.

La velocidad y la eficiencia pueden ser esenciales para las empresas emergentes, pero el cumplimiento normativo no tiene por qué ser un cuello de botella o una sangría financiera.

Si el cumplimiento no es una consideración desde el principio, los fundadores tarde o temprano terminarán en una situación en la que tendrán que luchar para arreglar las cosas entre bastidores, gastando enormes cantidades de dinero en honorarios legales, y ese es el mejor de los casos. En el peor de los casos, un acuerdo puede explotar.

Es comprensible cómo estas preocupaciones pueden pasarse por alto al principio. Hay una cierta cantidad de creatividad e insatisfacción con el statu quo necesario para que los fundadores conciban la construcción de algo que aún no existe.

Pero cuando está construyendo una empresa de salud digital, el usuario final final es una persona que necesita atención médica. Hay más en juego que crear el próximo juego de rompecabezas o la próxima aplicación de entrega de alimentos.


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