Aplaudía Conchita Martínez desde un costado de la Margaret Court, porque lo que había visto le había gustado. Es decir, un estreno a pedir de boca. Por más que Margarita Gasparyan no representase una gran amenaza —es la 127º de la WTA y el segundo de sus dos títulos, menores, data de 2018—, un debut es un debut en todo grande y esconde trampas por todos los rincones. Ahí están los cosquilleos y esos nervios rebeldes que suelen acompañar a la puesta de largo, cuando el cuerpo se entumece y tiende a encogerse el brazo más de lo normal. Lo sabe perfectamente Garbiñe Muguruza, así que se aplicó y no dio cabida alguna a la inquietud: 6-4 y 6-0, en 1h 14m. Buenas sensaciones.
La española, de 27 años y 14ª en el listado actual, completó un estreno serio y controlado, como lo pedía la ocasión. Venía con una buena dinámica del preparatorio de la semana pasada —cedió en la final del Yarra Classic Valley, ante Ashleigh Barty— y la arrastró hasta el duelo contra Gasparyan, rival de bonito revés a una mano, pero más bien inerme en cada uno de sus golpes. La rusa resistió lo que le duró el cosquilleo a Muguruza. Media hora, poquito más. En cuanto la favorita pudo imponer algo de ritmo al juego y desbloqueó el marcador con una reacción inmediata al único break que encajó, todo fue rodado.
Masticó la española el primer parcial (46′) y, a la que lo tuvo, pisó el acelerador. Muy fina de piernas y movimientos, aspecto en el que puso especial énfasis durante la pretemporada que llevó a cabo en Marbella, cometió pocos errores (14 en total, únicamente dos en la segunda manga) y fue arañando roturas conforme su adversaria se diluía bola a bola. Como si hubiera diseñado la victoria de antemano, Muguruza arrancó firme en Melbourne, donde el curso pasado alcanzó la final —la tuvo en su mano, pero se le escapó en favor de Sofia Kenin— y desea dar el golpe que confirme su retorno al primer plano.
“Mantengo la inercia de la semana pasada, que es lo que quería. Estoy contenta de haber podido mantener ese nivel”, valoró desde la sala de conferencias, sin saber todavía que se enfrentará la próxima madrugada a otra rusa, Liudmila Samsonova (22 años y 130ª en el ranking), superior a la desfondada Paula Badosa (6-7(4), 7-6(4) y 7-5). “Se nota el cambio de temperatura, hace menos calor que otros años”, se refirió a las condiciones de esta edición, con temperaturas menos altas que las tradicionales puesto que el evento se retrasó tres semanas y el sol es más indulgente a estas alturas en Melbourne. “Otras veces son extremas y lo de ahora favorece a todo el mundo”, concluyó.
TROMPAZO DE BAUTISTA
La jornada de este martes deparó, contra todo pronóstico, la eliminación de Roberto Bautista, que perdió contra el moldavo Radu Albot por 6-7(1), 6-0, 6-4 y 7-6(5), después de 3h 15m. El castellonense era el duodécimo cabeza de serie del torneo y se vio sorprendido a las primeras de cambio, como ya le sucediera hace tres años en Melbourne.
También fueron apeadas Paula Badosa y Aliona Bolsova. La primera acusó sobremanera el encierro de 21 días que tuvo que completar, al ser la única tenista que contrajo el covid-19 (cepa británica) en el traslado al país oceánico. “Mi nivel no ha estado ni al 70% que estaba antes de venir aquí”, lamentó la catalana, nacida en Nueva York; derrotada por Liudmila Samsonova tras 2h 38m (6-7(4), 7-6(4) y 7-5).
También cayó Bolsova (6-3 y 6-1, en 59 minutos) ante Jennifer Brady, mientras que en resto del programa llamó la atención el topetazo de Victoria Azarenka, finalista en el último US Open y que también pagó (7-5 y 6-4 con Jessica Pegula) el desgaste de la cuarentena. No falló Daniil Medvedev, sólido contra Vasek Pospisil (6-2, 6-2 y 6-4).
Prolongó su cifra de participaciones Feliciano López, que nada más pisar la pista ascendió a 76 (75 de ellas consecutivas). Lo hizo además con una victoria contra el invitado Li Tu (6-7(1), 6-4, 7-6(4) y 6-4, en 2h 46m). Siguieron su estela tanto el conquense Pablo Andújar ( 6-4, 7-5 y 7-5 a Quentin Halys) como Roberto Carballés (7-5, 3-6, 6-2 y 6-3 a Attila Balazs).
En sentido inverso, tuvo que retirarse Mario Vilella cuando cedía por 6-7, 7-5, 6-0 y 3-0 frente a Tomas Machac.
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