Una tragedia sucedió en Pontianak, Indonesia, cuando una mujer de 22 años falleció tras caer desde una ventana del tercer piso de un gimnasio mientras hacía ejercicio en una cinta de correr.
Según los informes, la víctima había estado entrenando durante aproximadamente 30 minutos cuando se bajó de la parte trasera de la máquina para limpiarse la cara con una toalla. En ese momento, perdió el equilibrio y se desplazó hacia atrás, donde se encontraba una ventana abierta con una altura de solo 30 centímetros.
“Es muy fácil que alguien se salga de la cinta y luego se caiga”, explicó el comisionado de Policía de Pontianak, Antonius Trias Kuncurojati, señalando que la proximidad entre la cinta de correr y la ventana era de solo 60 centímetros, configurando una “situación peligrosa”.
Las imágenes del incidente muestran cómo la mujer intentó agarrarse al borde de la ventana, pero ya era demasiado tarde. Fue trasladada de urgencia al hospital con graves heridas en la cabeza, pero los médicos no pudieron salvarle la vida. La autopsia reveló que había sufrido numerosos hematomas y laceraciones en la cabeza.
El gimnasio había colocado pegatinas de advertencia que indicaban a los asistentes que no abrieran las ventanas, pero se informó que el autoadhesivo de la abertura en cuestión estaba dañado. Además, el trabajador encargado de cerrar las ventanas cuando alguien las abría estaba tomando un descanso en el momento del incidente.
Posteriormente, el gimnasio estuvo cerrado durante tres días y ahora se encuentra bajo investigación por presunta negligencia. Su permiso de funcionamiento también será reexaminado, dijeron las autoridades, quienes interrogaron a varios testigos y solicitaron la opinión de expertos.
La joven había ido al gimnasio con su novio, quien en el momento de la tragedia estaba en el segundo piso. Su muerte ha conmocionado a la comunidad y ha puesto en evidencia la importancia de garantizar la seguridad en los centros de entrenamiento.
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