Uno a uno, los componentes del equipo masculino de waterpolo le dan un cachete en el glúteo, el costado o la espalda mientras él, Alberto Munarriz (Pamplona, 27 años), uno de los pesos pesados del vestuario, le saca jugo a la victoria en los cuartos contra Estados Unidos (8-12). “Hemos hecho una fase de grupos muy buena y obviamente teníamos este partido en la cabeza desde hace mucho tiempo, desde hace cinco años exactamente, así que contentos”, dice el navarro, más que feliz porque 21 años después y tras el mal sabor de boca que le dejaron los Juegos de Río, su equipo optará a las medallas.
Más información
Será este viernes (12.50, TVE), frente a Serbia. Rival de sobra conocido, puesto que se cruzó con España en la apertura de la competición y también en los cuartos del Europeo de 2020. Ambas veces salieron trasquilados los balcánicos, pero en ambas ocasiones la diferencia fue mínima. “Creo que los rivales nos respetan, porque han visto lo que hemos hecho en la fase de grupos. Lo hemos hecho muy bien y hoy teníamos esos nervios de querer pasar sí o sí, aunque hemos sabido sufrir”, sigue en la zona mixta mientras todavía le chorrea el agua por su imponente 1,98 de altura.
Munarriz es una pieza fundamental para el seleccionador, David Martín, que tiene en él un todo: ataca, defiende, brega y lidera. Con 10 goles es, junto a Bernat Sanahuja, el segundo máximo artillero del equipo, por detrás de Álvaro Granados (17). “Aquí todos somos importantes, como se ha podido ver hasta ahora. Todos hemos estado enchufados, cada uno en nuestro rol; de una forma u otra, aquí todos tenemos que hacerlo bien para que salgan las cosas”, continúa después de la pechada que ha exigido el duelo contra los norteamericanos, espinoso pero resuelto gracias a una traca final. Con jerarquía.
Cuenta España con buenos argumentos para ser optimista e imaginarse tocando el metal. En su trazado hacia las semifinales ha firmado un pleno –Serbia, Montenegro, Kazajistán, Australia, Croacia y Estados Unidos, seis de seis– y se subraya como una de las candidatas más fuertes en Tokio. “Creo que esta vez hemos venido mejor, estamos más finos. Venimos de unos últimos años en los que en cada gran torneo hemos pasado de cuartos, que al final es el objetivo; hemos llegado a las tres últimas finales, dos Europeos y un Mundial, así que lo vemos de otra forma”, dice Munarriz.
Tensiones fuera
Él, puntal ahora del Atlètic Barceloneta, empezó jugando al fútbol como delantero, pero a los 10 años se decantó por la piscina. Su padre, sus tíos y uno de sus primos destacaron en el club Larraina y al final también se lanzó a la piscina. Con 19 años se mudó a Barcelona y allí fue forjándose un competidor de pura raza. Estos días brilla, aunque incide en la fuerza del colectivo. “¿Nuestro secreto? La solidaridad. Al final somos muy amigos y nos llevamos muy bien; sabemos que en el agua el de al lado va a hacer lo que sea por ayudar al otro. Eso une mucho y te hace ir hacia adelante siempre”.
Desde 2013 figura en la nómina de la selección absoluta y tira del carro. Entonces, el equipo español sufría una sequía que ha acabado durante el último ciclo olímpico y que en Tokio puede zanjarse definitivamente. “Contra Estados Unidos teníamos esa tensión y esos nervios, y por eso hemos recibido algunos goles de más. Luego nos hemos puesto el mono de trabajo y hemos conseguido frenarles. Tenemos que corregir cuatro cosas, pero creo que llegamos bien a las semifinales. Llegamos con mucha confianza y este partido era clave. Ahora ya estamos, así que jugaremos mejor”, anticipa.
Los nostálgicos noventa
Bien engrasada, España recuerda con nostalgia aquellos noventa en los que se encadenó la edad dorada del waterpolo. Primero la plata del 92 y después el segundo laurel, de oro, en los Juegos de Atlanta 96; y, en el intervalo hacia el cambio de siglo, un subcampeonato del mundo en el 94 y el cetro del 98.
“Ahora tenemos que relajarnos y calmarnos, desconectar. Pero hay que soñar. Desde hace tres años, el equipo ha crecido y ha ganado carácter”, se extiende el navarro, que ante los norteamericanos volvió a ser providencial, anotando dos penaltis en la franja más crítica del duelo y que responde, según los entendidos, al perfil del waterpolista moderno.
Cuando aterrizó en Barcelona era un defensor de boya nato, y ahora ofrece distintos perfiles y decide en el ataque, con un liderazgo natural. “Cuando estás ahí, cara a cara con el portero, no piensas en nada. Debes tener la cabeza fría y ejecutar bien”, simplifica antes del duro choque que se prevé contra los serbios, defensores del título olímpico y que apearon a la campeona mundial, Italia (10-6). En el compromiso del pasado día 25, Munarriz firmó 4 goles. Y de nuevo, el grupo le demanda.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter especial sobre los Juegos de Tokio
Source link