Julian Nagelsmann dirige al Bayern contra el Friburgo.Matthias Hangst (Getty Images)
Por su precocidad y sentido de la invención, alguien definió a Julian Nagelsmann (Landsberg am Lech, 1987) como el Mozart de los entrenadores alemanes. Después de llevar al modesto Leipzig a las semifinales de la Champions en 2020, ahora su reto consiste en elevar el nivel del gigantesco Bayern, el club más regular de Europa en la última década, que este miércoles visita al Villarreal en la ida de los cuartos de final de la Champions.
Pregunta. Usted tiene fama de entrenador futurista. ¿Hacia dónde se dirige el fútbol?
Respuesta. En los últimos años, el fútbol se ha vuelto un poco más complejo. Antes los equipos tenían un orden básico que mantenían durante todo el año. Pero desde mi época en el Hoffenheim ya no tienes tiempo para preparar los partidos porque cada equipo que enfrentas juega con estilos totalmente diferentes incluso en un mismo partido. Antes era mucho más fácil preparar a los equipos. Ahora hay expertos que hacen carrera como analistas de tus equipos y de los rivales.
P. ¿Cuál es el mejor equipo de esta Champions?
R. Creo que el equipo más en forma es el Liverpool. La regularidad es un factor decisivo en este torneo. Actualmente esa regularidad la tienen el City y el Liverpool. Pero cuando nosotros estamos bien somos muy difíciles de defender.
P. La labor fundamental de todo entrenador es proporcionar tiempo y espacio a sus jugadores. ¿Cuál es la clave para conseguir tiempo y espacio en este fútbol de bloques tan apretados?
R. Creo que hay diversos planteamientos posibles, pero el más interesante seguramente sea aprovechar las capacidades mentales de los jugadores. Físicamente están muy formados, son muy atléticos, muy rápidos, pero precisamente en la velocidad cognitiva hay muchas capacidades que se pueden entrenar con el fin de que los jugadores perciban más rápidamente una situación y tomen decisiones más rápidas. El segundo aspecto a tener en cuenta es decidir el posicionamiento de tus jugadores con la intención de que la línea defensiva contraria se estire para así conseguir espacios en la zona de gol.
P. En el Leipzig consiguió elevar el rendimiento general de la plantilla mediante el dinamismo, metiendo muchos jugadores entre líneas, donde parecía que era imposible recibir y darle continuidad a la jugada. ¿Cómo conseguía esta fluidez para acabar tantos ataques en los carriles centrales y no en las bandas?
R. Un aspecto crucial en el fútbol moderno es cómo te desplazas por el campo para poder recibir el balón de tu pasador, cómo haces para ser profundo y desorientar a tus marcadores. Es fundamental recibir perfilado porque si cuando la pelota te llega estás incómodo, ya no puedes dar continuidad. Tienes que moverte contracorriente, contra el desplazamiento del rival. Todos los equipos actuales juegan cubriendo las zonas de influencia del balón. Siguen la pelota. Tú debes moverte en sentido contrario, de manera que siempre estés atrás y, gracias a tu posición —una posición que ni es abierta ni cerrada, sino semiabierta— el rival no sepa si vas a girarte y atacar o vas a jugar al primer toque. Esta incertidumbre obliga a las defensas a retrasarse. Si cada uno de tus jugadores tiene presente estos conceptos cuando ataca, al contrario siempre se le hará difícil frenarte, aunque su defensa esté bien posicionada. Para que esto funcione los jugadores deben tener un sentido del ritmo y de la oportunidad para moverse libremente en el momento y en el lugar justo hacia esa posición semiabierta.
Los espacios se descubren entrenando la capacidad mental de los jugadores mediante el cambio constante de reglas. Cuando el día del partido vuelves al juego de 11 contra 11 todo parece mucho menos complicado que cada una de las unidades de entrenamiento
P. Mencionó que la clave del desarrollo está en la mente. ¿Cómo entrena la mente de los jugadores?
R. Con muchos ejercicios complicados en los entrenamientos. Les impongo reglas provocativas —alterando espacios, colores, porterías, número de jugadores…— de tal forma que sin ser conscientes estén constantemente tomando decisiones. Sirve para que un jugador tenga que decidir rápidamente y, de esa forma, entrene automáticamente aquello que quieres que desarrolle, lo que quieres provocar con esas reglas. Cuando el día del partido quitas todas esas reglas, porque juegas 11 contra 11, el juego parece mucho menos complicado que cada una de las unidades de entrenamiento. Así consigues la velocidad de reacción que buscas.
P. Su Leipzig era un equipo abrumador para los rivales, y este Bayern a veces parece desbocado. Para usted, ¿qué es más importante? ¿El ritmo o el control del balón?
R. El principio de mi filosofía es control del juego a través de la posesión del balón y el cambio de ritmo. Creo que ahí está la clave. Tienes que tener un buen control del balón con el que consigas meter al rival en determinados lugares para desocupar otros, y así crear espacios en el campo. Pero también tienes que reconocer los momentos en los que se producirá un cambio de ritmo para acelerar la acción. No me gusta la posesión del fútbol holandés, en el que el objetivo es mantener durante horas el balón en tus propias filas, sino que me interesa practicarla de manera que crees espacios, que los jugadores reconozcan ese espacio, y entonces hagan el cambio de ritmo corriendo hacia esos espacios.
P. En Liverpool, el City o el Barça, equipos dominantes a partir del 4-3-3, suelen cuidar mucho las distancias de los dos interiores respecto al mediocentro. Pero en el Bayern estas distancias se disparan: Müller, Goretzka o Musiala suelen alejarse mucho de Kimmich, como si buscaran el gol en cada jugada, y a veces todo se descontrola. ¿Este ímpetu es la fuerza y el punto débil del Bayern al mismo tiempo?
R. Es uno de los temas que intentamos mejorar esta temporada, porque a veces ocurre que el hueco entre el mediocentro y los dos interiores es demasiado grande. Si no recuperamos el balón, ya seas defensa central o lateral, interior o un pivote, tenemos que marcar a un oponente. Si recuperamos el balón, tenemos que pasarlo a Müller o a Musiala para que ellos se agrupen, y si no lo conseguimos presionamos hacia delante para marcar al siguiente oponente, de forma que el hueco no sea tan grande. Este Bayern es así: estos jugadores siempre quieren concluir cualquier situación. Por una parte es bueno, porque marcamos muchos goles; por otra, no siempre lo es porque a veces perdemos el balón y perdemos el control.
Este Bayern es así: estos jugadores siempre quieren concluir cualquier situación. Por una parte es bueno, porque marcamos muchos goles; por otra, no siempre lo es porque a veces perdemos el balón y perdemos el control
P. ¿Cómo lo resuelve si sus centrocampistas instintivamente buscan el gol?
R. Poniendo un lateral en el centro del campo que permita a los interiores avanzar a presionar más arriba. Cerrando el medio con ellos intento evitar que el oponente haga un contraataque más directo por lo que yo llamo la zona roja. En caso de pérdida el rival contragolpea por las bandas y eso les lleva mucho tiempo, ya que por afuera los recorridos hasta nuestra portería son más largos. Así tenemos más tiempo para recuperar las posiciones por detrás de la línea del balón. Nuestro pivote, por ejemplo, Kimmich, muchas veces se queda demasiado cerca de nuestra zaga porque los dos laterales presionan hacia adelante. Por eso lo mejor es que el lateral del lado fuerte de la jugada suba y el otro cierre en el mediocampo.
P. El Villarreal ralentiza las jugadas. Igual que el Real Madrid. Si pueden atacar en 30 segundos, prefieren prolongar la acción un minuto, dos o tres, con el fin de no cansarse o de ser más precisos en la circulación. ¿Qué opina de esta estrategia?
R. Este es un enfoque interesante, porque de esta forma siempre tienen un buen control del juego, no asumen tantos riesgos en el pase y reducen los espacios detrás de la línea de balón. Pero también veo que con esta forma de jugar no consiguen una agresividad máxima en el pressing. Tu propio juego de control del balón no debe adormecerte. El planteamiento tiene ventajas, pero el fútbol también es un entretenimiento y debería ser algo que te atrapara. Me gusta más si el juego tiene una buena aceleración, un buen ritmo para conseguir aprovechar la posesión de la forma más agresiva posible, para que, cuando pierdas la pelota, también estés en la posición más agresiva posible. Si juegas muy lento te proteges por un lado, pero tu presión tras pérdida también es muy lenta, muy pesada.
P. Los equipos que ralentizan el ritmo de circulación corren el riesgo de no cansar nunca a sus rivales, mucho menos al Bayern. ¿Cómo consigue ese nivel de presión tan alto durante 90 minutos?
R. Primero, con un entrenamiento físico muy fuerte. Los jugadores del Bayern están extremadamente en forma porque también tienen que practicar otras cosas aparte del fútbol: muchas carreras intensas y cortas, tipo boxeo, y también muchas de intervalos. Entrenan para acostumbrarse al ritmo sostenido. Lo segundo es jugar siempre el balón con rapidez, dejarlo correr y pasar a la parte más profunda posible para ganar espacio. Entonces el juego también se acelera sin que tengas que moverte mucho. Y el tercer punto es encontrar la máxima posición ofensiva en el campo para tener los recorridos más cortos en caso de perder el balón, y así mantener una altísima presión sobre el rival. Es decir, este seguimiento del balón, este retomar la jugada, conseguir enganchar, conseguir conectar en cualquier situación, acorta los recorridos. Cuanto más cortas son las trayectorias de pase más rápido es el juego, y tras la pérdida del balón cuanto mejor es tu posición ofensiva, mejor es también tu posición defensiva. Eso ejerce una gran presión sobre el rival. Por último, si te enfrentas a equipos que juegan lentos y giran la pelota de una banda a otra, entonces, si tu presión es buena, tienes oportunidades de recuperar el balón con facilidad. Es decir, si el balón corre lento, si los rivales son muy pesados o juegan a poca velocidad, tienes mejores condiciones para defender, ya que basta un error técnico muy pequeño para resituarte en el caso de que te contragolpeen.
En Alemania los futbolistas no se detienen en el gesto artístico. Es una cuestión de educación. En el Bayern los jugadores entienden que logran los éxitos más como equipo que como futbolistas individuales. Son conscientes de que se necesitan unos a otros. Esta unión es excepcional.
P. Hubo analistas de casas de apuestas y clubes que pronosticaron en 2018 que con el VAR el equipo que más probabilidades de éxito tendría en la Champions sería el Bayern, por sus condiciones económicas, institucionales y deportivas. ¿Usted qué cree?
R. Si tú eres un equipo que tiene mucho el balón y que está mucho en el último tercio, y que tiene muchos jugadores en los últimos 16 metros y mete muchos balones en el área, naturalmente se producirán muchas situaciones confusas, rápidas y peligrosas, de manos, faltas, que serán determinantes. Quizá antes no se veían y ahora, con el VAR, se controlan. Pero no creo que los equipos de primera fila sean los únicos que se benefician de esto. Con el VAR el fútbol es más justo y más transparente para todos.
P. Fabio Capello dijo la semana pasada que el problema de Italia es que había intentado imitar el modelo español, cuando lo que debió hacer fue imitar el modelo alemán. ¿A qué cree que se refería con modelo alemán?
R. El fútbol alemán está muy orientado al trabajo atlético, es decir, a jugar al fútbol con el componente físico necesario, con la intensidad necesaria, y por supuesto, a concentrarse en la defensa. Aunque en el Bayern nunca se pierda de vista la elaboración, esto siempre coincide con una gran intensidad, Ni nos detenemos en la belleza de la propia posesión del balón, ni nos centramos en no encajar un gol. Yo creo que esto es una virtud alemana. Se dice que el fútbol es un juego, pero que primero tiene que ser trabajo para poder ser juego. Esto en Alemania se compagina con la gran mentalidad de victoria de nuestros jugadores. El que más, Joshua Kimmich, que quiere ganar cada partido a toda costa.
P. En relación al carácter, vemos jugadores franceses, brasileños, españoles o incluso ingleses, que exhiben acciones ornamentales, o artísticas, que jamás se ven en futbolistas alemanes. ¿Esto se produce porque los alemanes no están capacitados para este tipo de gestos técnicos o porque no les interesa realizarlos?
R. Es una cuestión de educación, de cómo te has criado y qué significado tiene el fútbol para la sociedad. También hay jugadores alemanes que tienen un gran ego, que quieren mostrar que tienen ego, pero básicamente es verdad que en el Bayern los jugadores entienden que logran los éxitos más como equipo que como futbolistas individuales. Son conscientes de que se necesitan unos a otros. Esta unión es excepcional. Y esto, por una parte, es producto de la educación, y por otra, porque saben que si quieren estar en la cumbre en Europa solo lo conseguirán si trabajan en equipo. Esto es algo que los niños en Alemania aprenden desde muy temprano debido a la importancia que tienen los clubes: una comunidad siempre puede mover más que las personas individuales.
El Villarreal tiene a Parejo y otros jugadores con un gran control del balón que pueden dormir al rival con sus posesiones. Pero creo que somos favoritos.
P. El Bayern ha logrado un ciclo exitoso de una década. Ha sido el equipo más regular de Europa con un núcleo de plantilla que todavía permanece con Neuer, Lewandowski, Müller o Kimmich. ¿Cómo piensa usted mantener este nivel de rendimiento sin que el juego del equipo sufra una depresión, debido al desgaste natural de estos procesos?
R. Todo es cuestión de los jugadores. No viene tanto de fuera. Es un impulso interno. Esto es lo más importante: que encuentres jugadores que también lo quieran así, o que identifiques muy pronto a los jugadores que no lo comparten y entonces compres jugadores nuevos. Este es uno de los pilares fundamentales. El otro es que plantees cada vez nuevos retos a los jugadores, y que tomes decisiones como club, como, por ejemplo, cuando me eligieron a mí como entrenador. Yo he llegado para generar otro tipo de atmósfera. Soy el primer entrenador del Bayern que juega con un orden básico diferente, que ya no sigue solamente esa línea definida por un sistema, 4-5-1 o 4-3-3. Se puede cambiar, poner a los jugadores ante nuevos retos. Lo quieren los propios jugadores, porque quieren desarrollarse y poner en práctica otras cosas para conocer el juego en toda su amplitud. Creo que, como club, es importante tomar decisiones. Pero lo más importante es el carácter de los jugadores. Si ellos tienen ese carácter, entonces las cosas van solas.
P. ¿Cómo imagina la eliminatoria contra el Villarreal?
R. Creo que somos favoritos. Pero es un equipo con gran experiencia. Junto con el Madrid es la plantilla con más experiencia de la Liga, considerando los minutos jugados y los títulos de Emery. Tienen uno o dos jugadores extremadamente capaces de cambio de ritmo con una buena velocidad. Tienen a Parejo y muy buenos jugadores con un gran control del balón que pueden dormir al rival con sus posesiones. Y cuando se meten atrás tienen una forma muy disciplinada de defender, con seis jugadores en la última línea. No hay tantos espacios. Pero si tenemos un buen día nos impondremos. Nuestra idea será jugar rápido, mostrarles nuestro poderío y lograr que sus futbolistas más veteranos se desplacen mucho. Así les puedes crear situaciones de gol.
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