El temporal entre China y Estados Unidos ante la posibilidad de que Nancy Pelosi visite Taiwán sigue creciendo, incluso aunque la isla no figure en la lista oficial de destinos que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos visitará en la gira que ya ha iniciado por Asia-Pacífico. Este lunes, un reportero de la televisión taiwanesa TVBS informó a través de su cuenta de Twitter que se espera que la legisladora demócrata aterrice el martes por la noche en la isla que China considera parte inalienable de su territorio, después de que el domingo la dirigente demócrata anunciara que su viaje a la región incluiría Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón. La cadena CNN, por su parte, confirmó que esta visita está prevista, citando “a un alto funcionario del Gobierno taiwanés y a un funcionario estadounidense”.
A pesar de que la polémica visita continúa sin confirmación oficial, de acuerdo con la información del digital Nikkei Asia, el Ejército estadounidense está acercando a Taiwán fuerzas militares, incluidos portaaviones, antes de la supuesta llegada de la política demócrata de 82 años. Desde Pekín la respuesta continúa siendo más que clara. China ha reiterado este lunes que si Pelosi pone un pie en la isla, habrá “medidas contundentes”.
JUST IN – Pelosi will arrive in Taipei, the capital of #Taiwan, tomorrow night, the Taiwanese broadcaster TVBS reports citing sources.
— Disclose.tv (@disclosetv) August 1, 2022
Pelosi y su delegación de congresistas estaban este lunes en Singapur, la primera parada de su polémica gira asiática. Tras semanas de cábalas sobre su posible visita a Taiwán, en China la desconfianza está por las nubes. En Estados Unidos muchos, tienen la absoluta convicción de que la política será fiel a lo que inicialmente planteó como su objetivo, que no cuenta ni con el beneplácito del presidente Joe Biden ni con el del Pentágono.
Este lunes, sin embargo, la alarma ha aumentado después de que un reportero taiwanés informase de que posiblemente Pelosi llegaría el martes a la antigua Formosa para reunirse un día después con la presidenta de la región, Tsai Ing-wen. Ni la Oficina Presidencial ni el Ministerio de Exteriores taiwanés han efectuado comentarios al respecto.
Un encuentro de tan alto nivel ―el primero en 25 años— sería considerado una auténtica provocación por parte de China. El gigante asiático lo puede decir más alto, pero no más claro. Pekín se opone firmemente a cualquier muestra de apoyo a la independencia de Taiwán por parte de Estados Unidos y ha prometido que no titubeará en caso de que eso ocurra. El propio líder chino, Xi Jinping, advirtió el pasado jueves a su homólogo estadounidense durante una llamada telefónica de que “si uno juega con fuego, se puede quemar” y que EE UU no debería “cuestionar la firme voluntad de los 1.400 millones de chinos”. La cuestión de Taiwán, uno de los temas que genera más desencuentros y tensiones entre los dos gobiernos, ocupó gran parte de las dos horas y 17 minutos de conversación entre los dos mandatarios.
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Este lunes, desde el Ministerio de Exteriores de China han reiterado que el Ejército Popular de Liberación –―que celebra este lunes su 95º aniversario― no se quedará de brazos cruzados” y “adoptará medidas contundentes” si “la número tres del Gobierno estadounidense” viaja a Taiwán. A la pregunta de qué tipo de réplica se podría esperar por parte del Ejército chino, el portavoz de la Cancillería Zhao Lijian ha respondido: “Si se atreve a ir, entonces esperemos y veamos”.
“Creemos que Estados Unidos ha entendido el mensaje fuerte y claro que China envió [el jueves]. Si Pelosi visita Taiwán será una intromisión atroz en los asuntos internos de China, que socavará gravemente la soberanía e integridad territorial, pisoteará de forma gratuita el principio de Una Sola China, amenazará seriamente la paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán y dañará profundamente las relaciones sino-estadounidenses”, ha avisado Zhao. “La parte estadounidense debería honrar la promesa del presidente Biden de que no apoyará la independencia de Taiwán”, ha añadido.
La fuente gubernamental estadounidense citada por CNN afirma que en el Departamento de Defensa están trabajando a contrarreloj para monitorear cualquier movimiento del Ejército chino en la región. Al tratarse Pelosi de la segunda personalidad en la línea de sucesión presidencial (tras la vicepresidenta, Kamala Harris), su avión vuela bajo los más estrictos protocolos de seguridad.
Para Pekín, que altos funcionarios estadounidenses visiten la isla autogobernada envía un mensaje de apoyo a la campaña de independencia taiwanesa. Desde que restablecieron sus relaciones bilaterales en 1979, los lazos de las dos mayores economías del planeta se basan en el principio de Una Sola China, que implica precisamente eso: China no hay más que una, y esta incluye a Taiwán, donde se refugiaron en 1949 las tropas nacionalistas derrotadas por el ejército comunista en la guerra civil. No obstante, para Washington la expresión significa solo que reconoce el Gobierno de Pekín como representante de China y que el estatus de Taiwán no está determinado. Con Taipéi mantiene una “ambigüedad estratégica”: le vende armamento para su autodefensa y el propio Biden se ha declarado dispuesto en un par de ocasiones a prestarle asistencia militar en caso de ataque.
Desde que Tsai Ing Weng, partidaria de un alejamiento de Pekín, fue elegida presidenta de Taiwán en 2016, la retórica de las autoridades chinas es cada vez más asertiva sobre una futura unificación, que consideran “inevitable”. El posible viaje de Pelosi ha llevado al Gobierno de Xi Jinping a elevar el tono. El líder chino puede permitirse menos flaquezas que nunca, a las puertas de la celebración del 20º Congreso del Partido Comunista, en el que se espera sea reelegido para un tercer mandato sin precedentes desde Mao Zedong.
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